Martín Rodríguez | CONECTA Nacional
La evolución de las criptomonedas en el último año ha sido objeto de atención para muchos espectadores. Sin embargo, una duda latente que aún se mantiene en incógnita es el uso que esta nueva tecnología tendrá.
Francisco Javier Orozco, profesor del departamento de Contabilidad y Finanzas del Tec de Monterrey explica porque 2017 fue el año del estrellato del Bitcoin y sus compañeras, su reciente caída y cómo la comunidad está tan interesada en los activos virtuales.
—El Bitcoin subió un 1800% en 2017 y desde su punto más alto al día de hoy ya ha perdido 50% de ese valor. ¿A qué se debe esta fluctuación descontrolada?
—El problema comenzó cuando la gente definió a la criptomoneda como un activo virtual y lo comenzaron a comprar con el fin de guardarlo, esperando que el precio subiera. Satoshi Nakamoto, quien se dice, inventó el Bitcoin, tenía una muy buena idea de que funcionara para el intercambio de bienes y servicios, pero se perdió en el momento que la gente lo usó para quererse volver rica de la noche a la mañana.
—¿Cuál sería entonces, el valor real del Bitcoin?
—En primer lugar, hay que entender que no es un activo, y que no se puede valuar. He estado leyendo métodos de valuación que son muy subjetivos, ya que consideran aspectos como la velocidad de minado, el total de monedas en circulación que existirán, etc., pero ninguno de estos métodos permite ver si están sobrevaluadas o no. Así que se está considerando al Bitcoin como a una manzana a la que le doy un valor por oferta y demanda, un valor en una temporada donde hay escasez, y otro donde a nadie le gustan las manzanas. Ahora bien, tampoco es una moneda, eso queda claro con su volatilidad, y tampoco es una acción, porque las acciones se respaldan en una empresa, y las empresas tienen una base. El Bitcoin no es una empresa.
—¿Entonces, podría ser un commodity, tal vez el nuevo oro?
—Hay que remontarnos a la historia del mismo, ¿por qué le dimos tanto valor al oro? Es una piedra preciosa a la que nosotros le asignamos ese valor. Entonces, ¿las criptodivisas o el Blockchain no serán tecnología preciosa también? Pues bien, el oro en un principio fue usado con el fin de ser transaccional, cosa que no sucede con Bitcoin y sus compañeras. Sin contar que la funcionalidad hoy en día de una moneda real es la asignación de un valor a un bien, una forma y medio de pago, algo que aún es difícil vislumbrar en Bitcoin.
—¿Por qué piensa que las empresas no aceptaran estas monedas digitales como medio de pago?
— La misma gente ha hecho que no se consideren a las criptomonedas como verdaderas monedas. Dime, ¿qué empresa va a querer aceptar Bitcoin como método de pago siendo tan volátil? Imagínate este ejemplo: la empresa vende una computadora a ¼ de Bitcoin, que supongamos equivale a 75 mil pesos y, el día de mañana, ya valga 50 mil. La desviación estándar que tiene se tiene ha perdido el sentido de cómo fue creada esta tecnología.
—¿Cómo visualiza las criptodivisas en el futuro próximo?
—Para responder esto primero tenemos que definirlas y clasificarlas según su uso. En cuanto a las que se usan como divisas, yo creo que el valor se debería asignar al blockchain y no a la moneda en sí, lo que nos lleva a pensar que el valor del Bitcoin está echando a perder el valor del Blockchain. El hecho de que el reconocimiento y la aprobación de la transacción no dependan únicamente de un servidor, sino de varias computadoras descentralizadas que confirman la transacción, es algo de aplaudir. Claro, hay que mejorar la sustentabilidad, ya que esto implica un alto consumo de energía que no se ve en otras tecnologías, como Visa o MasterCard. Sin embargo, yo me imagino en un futuro, cuando los millennials dominen el mundo, y toda la población, o en su mayoría, tenga acceso a internet, que el billete físico va a desaparecer. Entonces imagínate transacciones de, por ejemplo, peso mexicano a dólar, a través del Blockchain, pero sin marcas, sino la tecnología pura, eso sí es algo perdurable en el tiempo.
Además, nos menciona que existen otras maneras de utilizarlas, tales como fuentes de financiamiento a través de ICO's (Initial Coin Offering), los cuales son lanzamientos de "tokens", donde varios grupos de personas buscan el obtener recursos y los respaldan con activos reales. Es decir, buscan la sustitución de una emisión de bonos o una salida a la bolsa y reducir considerablemente los gastos de financiamiento. Estos se venden a través del blockchain y permiten ser instrumentos de inversión "accionaria" para proyectos.
—Aún no está definido el mejor uso o usos que se les pueda dar a las criptomonedas, para esto es necesario una regulación que especifique sus funciones e impida usarlas con fines ilegales. Primero se deben regular los "exchanges" o los lugares donde estarán ofertándose, así como a las empresas que emitan esta nueva forma de financiarse, se debe pedir información auditada y que sea comprobada con diferentes mecanismos. Sobre esto ya hay un borrador de la ley Fintech en México que justamente separa en dos grupos este tipo de empresas de servicios financieros. Sin embargo, queda un gran vació respecto cómo evitar el lavado de dinero, tanto de los que crean proyectos, como los que invierten en los mismos.
Orozco concluye explicándonos que las criptodivisas han marcado un hito en la historia de las finanzas y, por lo tanto, es importante seguir su evolución de cerca, pues esto permitirá darle sentido y rumbo a las mismas, así como sustentabilidad en el futuro.