Nunca quiso ser un doctor ni tampoco un abogado. El pequeño Howard Anderson quería seguir los pasos de su padre quien dirigía un pequeño negocio, así que su principal sueño profesional era convertirse en emprendedor y ser su propio jefe.
Desafiar el status quo, generar cambios en el mundo y ayudar a otros a crear algo propio han sido motivaciones de Anderson quien fundó The Yankee Group, empresa de análisis tecnológico enlistada dentro del Inc.500, ranking de las empresas estadounidenses más exitosas.
“Siempre me fascinaron los negocios. Continuamente eres retado y enfrentarte a eso es la mejor parte del emprendimiento. Nunca, en otra situación, un individuo usa sus talentos de manera tan intensa”, señala Anderson.
Los retos no solo lo llevaron a la lista de los negocios más exitosos de Estados Unidos (EU) sino que tras vender su compañía en 1996 se dedicó a enseñar y compartir sus ideas en universidades como Harvard, Brown, y MIT, entre otras.
Hoy es parte de la iniciativa Faculty of Excellence del Tec de Monterrey que busca reunir a 100 profesores internacionales para ampliar la experiencia de aprendizaje de los estudiantes. Es profesor visitante distinguido en emprendimiento en la EGADE Business School.
Un estudio de una noche y el New York Times
El año era 1971. Howard Anderson viajaba en una carretera estadounidense con un Volkswagen que había comprado por 890 dólares cuando en la radio escuchó que la compañía AT&T estaba enfrentando una demanda del Departamento de Justicia de EU.
Esa era la oportunidad que había estado esperando.
Anderson había fundado apenas un año antes, en 1970, The Yankee Group, una compañía especializada en el análisis de la industria tecnológica.
Howard creyó que lo que acababa de escuchar en la radio debía, sin duda, ser analizado.
“A la mañana siguiente llamé al New York Times y les dije que acababa de terminar un estudio sobre el impacto de la demanda del Departamento de Justicia sobre AT&T.
“No era del todo cierto, aunque la noche anterior sí lo había pensado”, comenta riendo Anderson quien añade que días después el New York Times publicó un artículo de 4 páginas citando a un joven Howard Anderson de Cambridge, Massachusetts.
“No importa que tan joven eres cuando empiezas, siempre y cuando tenga sentido lo que estás haciendo”, añade.
“Los emprendedores son atacantes y quieren más, quieren retos y quieren mejores soluciones”.
Luego de escribir el reporte, venderlo por mil 500 dólares y ser invitado a diversas conferencias llegó un momento en que estaba en el podio hablando sobre la industria de la telefonía, teniendo entre el público al presidente de AT&T.
“De pronto observo y estaba el presidente de AT&T escribiendo lo que yo decía. Le pregunté qué hacía y me dijo ‘esto es al menos igual de bueno que lo que está haciendo mi gente’.
“El mundo estaba cambiando y ese fue el comienzo de nuestro crecimiento”, señala Anderson.
En 1996 The Yankee Group fue vendido por Anderson luego de una carrera exitosa en la que llegó a estar enlistada dentro del Inc.500, el ranking de las empresas más exitosas de Estados Unidos.
“En retrospectiva mis retos fueron pequeños. Tuve una increíble compañía, inicié sin usar capital externo y la mejor inversión que he hecho fueron los 2 dólares para una licencia de matrimonio.
“He estado casado 52 años, así que son 4 centavos por año”, comenta con una sonrisa en su rostro. “Mi esposa y mis hijos me hacen sentir orgulloso”.
El camino del emprendimiento
Howard Anderson señala que eligió emprender en el ámbito de la tecnología por la posibilidad que tiene de cambiar el poder y de modificar el status quo.
“La mejor manera de cambiar el status quo es generar mejores productos o mejores servicios y eso cambia la ecuación”, apunta.
Anderson señala que el mundo de los negocios se divide entre atacantes y defensores, siendo estos últimos quienes dominan el mercado, como por ejemplo Coca Cola.
“Los defensores tienen marcas, clientes, relaciones bancarias pero los atacantes a veces tienen mejores ideas y si logran ejecutarlas eventualmente se convierten ellos mismos en defensores.
“Los emprendedores son atacantes y quieren más, quieren retos y quieren mejores soluciones”, asevera.
La creación de nuevos modelos, de mejoras para el mundo y de soluciones a problemas locales y globales es algo que Anderson atesora de los negocios y una de sus motivaciones para compartir sus enseñanzas.
Su legado son sus alumnos
Una década después de vender su compañía Anderson comenzó una nueva etapa, ahora en la enseñanza.
Estados Unidos, Rusia, Israel, Escocia y México son lugares donde ha compartido algunas de sus anécdotas, retos, historias y consejos.
“También he aprendido mientras enseño de manera internacional. Los estudiantes escuchan mis historias divertidas y yo tengo la oportunidad de conocerlos. Es una sociedad mutua y simbiótica”, señala.
La Universidad de Harvard, el Massachusetts Institute of Technology (MIT), la Universidad de Brown y la escuela de negocios en Dartmouth son algunas de las instituciones donde ha sido invitado a compartir sus conocimientos.
“Mis estudiantes al igual que mis hijos son mi legado. Algunos de mis estudiantes han iniciado compañías con valor por encima de mil millones (billión) lo que significa que tienen miles de empleados.
“Ese es mi legado. Haberlos ayudado a iniciar, darles a veces un buen consejo, a veces un mal consejo. Hacer eso es probablemente el mejor uso de mis talentos. haber ayudado a iniciar esas compañías”
Se integra como parte de Faculty Of Excellence
Anderson forma parte de la iniciativa Faculty of Excellence que busca reunir a 100 profesores destacados internacionalmente para unirse al Tec de Monterrey.
Howard Anderson es profesor visitante distinguido en emprendimiento para la Escuela de Negocios EGADE Business School que ofrece programas de posgrado.
Actualmente se han unido a esta iniciativa 15 profesores internacionales en una de las 6 escuelas del Tec de Monterrey: Negocios; Arte, Arquitectura y Diseño; Ingeniería y Ciencias; Educación y Humanidades; Ciencias Sociales y Gobierno y Medicina y Ciencias de la Salud.
“Una de las razones por las que estoy en el Tec es porque me ofrece estudiantes brillantes. Eso es algo que los profesores realmente queremos.
“No importa el tamaño de la oficina, si el lobby es bonito, si hay o no estacionamiento. Denme estudiantes brillantes y yo soy una persona feliz”, finaliza Howard.
“No importa que tan joven eres cuando empiezas, siempre y cuando tenga sentido lo que estás haciendo”.
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