Ana Elena Mallet, primera profesora distinguida en la Escuela de Arquitectura, Arte y Diseño (EAAD) del Tec de Monterrey, cuenta con experiencia como curadora independiente en museos y espacios culturales de México y el mundo.
Forma parte del comité de adquisiciones del Museo de Arte Moderno (MoMA) en Nueva York, siendo la primera mujer latinoamericana en estar sentada en ese consejo.
También ha colaborado con los museos Franz Mayer, Soumaya, el Art Institute of Chicago y y en Los Angeles County Museum of Art, entre otros.
“Las 2 disciplinas más importantes para mí son el arte y el diseño. El arte es esa disciplina que trae a la mesa los problemas de la vida contemporánea y el diseño es quien les da solución”, explica.
Mallet recuerda que la insistencia de 2 profesores para que fuera docente en el Tec hizo que pidiera como condición solo dar una clase, ya que pensaba que recibiría una negativa.
El no esperado que se convirtió en un sí
La condición de Ana para dar clases en el campus Ciudad de México era solo impartir la asignatura de Historia del diseño en México, ya que pensaba que rechazarían su propuesta.
“Dije: ‘Me van a decir que no’, porque no hay ninguna universidad en México que dé Historia del Diseño en México, eso no existe... y me dijeron: ‘Va, lo organizamos'", recuerda la profesora.
Su llegada al Tec fue por la insistencia de los profesores Moisés Hernández, director de carrera, y de Ramiro Estrada, señala Mallet.
“Ya había dado clases y las dejé para hacer la maestría. No quería volver a eso, pero Ramiro y Moisés estuvieron insistentes”, menciona Mallet.
Después de 3 años de aquella insistencia de ambos profesores, hoy Mallet participa dando la clase de Historia y Teoría de la Moda en México y el Mundo, de la concentración de Arte, objeto y moda.
“El tipo de alumnos que hay en el Tec es muy diverso, gente que viene de distintos contextos socioculturales, con mucha curiosidad, muy conscientes de su privilegio y de aprovechar este privilegio al máximo”, menciona.
“El tipo de alumnos que hay en el Tec es muy diverso, gente que viene de distintos contextos socioculturales, con mucha curiosidad, muy conscientes de su privilegio y de aprovechar este privilegio al máximo”.
La primera latinoamericana en consejo del MoMA
Mallet describe lo que significa trabajar para un museo como el MoMA, de Nueva York.
“Es el museo (MoMA) que ha marcado la pauta en muchas cosas como en historia del diseño, la manera en que hacen colecciones y arman exposiciones. Ha sido un aprendizaje verlo desde adentro”.
Del 2010 al 2012 dirigió el proyecto Destination: México en el que reunió el trabajo de 60 diseñadores mexicanos, el cual fue distribuido en las tiendas del MoMA en Nueva York y en Tokio.
"La mayor parte de las invitaciones del extranjero son de gente que conoce mi trabajo. Es satisfactorio que alguien de fuera conozca tu trabajo en el ámbito local”, comenta.
“Es el museo (MoMA) que ha marcado la pauta en muchas cosas como en historia del diseño, la manera en que hacen colecciones y arman exposiciones. Ha sido un aprendizaje verlo desde adentro".
Se convierte en "profesora holograma"
Mallet fue la primera profesora holograma de la EAAD, al dar clases a varios campus simultáneamente mediante una proyección holográfica suya en tamaño real que puede interactuar con los alumnos en tiempo real.
“Yo soy de esa generación que vio las películas de Star Wars y luego ves que esa utopía puede ser realidad y que puedes ser como la princesa Leia y que te vean en tiempo real desde Ciudad de México hasta León o en Torreón.
“Eso es una cosa como decir ‘el futuro ya está aquí’ y es muy emocionante estar en una institución que apuesta por este tipo de tecnologías”.
A la par, Mallet ha propiciado el trabajo de sus alumnos usando la tecnología como un proyecto en donde los invitó a trabajar en la creación mini documentales de moda con el uso de iPhones
El museo que le cambió la vida
Desde niña Mallet soñaba con escribir historias de ficción, por lo que estudió Literatura Latinoamericana en la Universidad Iberoamericana, pero en un programa de servicio social en el Museo Tamayo encontraría sin querer con su vocación.
“Me encantó el trabajo que hacían en el museo. Me pareció fascinante entender las 'tripas' del museo y contar estas historias. Decidí que quería dedicarme a eso”, menciona Mallet.
“No quería corregir textos o editar una revista. Luego de hacer el servicio social en museo (Tamayo) empecé a trabajar en una galería de arte contemporáneo y luego en el Museo Soumaya y de ahí me quedé en los espacios museísticos”, recuerda Mallet.
A partir de entonces comenzó a colaborar con distintos museos, algunos ya conocidos por ella como el Soumaya, pero también en otros como el Museo de Arte Contemporáneo (MARCO) en Monterrey.
Durante 1996 y hasta 1999 Ana trabajó como curadora en el Museo Soumaya; de 1999 a 2001 en el Museo de Arte Carrillo Gil; y el año siguiente en el Museo Rufino Tamayo, donde decidiría convertirse en independiente.
Demuestra a su padre su talento con exposición
Luego de esa experiencia en el Museo Tamayo, Ana decidió que su pasión era por el diseño.
Sin embargo, encontró resistencia en su papá, un médico de ascendencia francesa, quien le pedía que no eligiera el diseño por sobre, lo que él llamaba, “una carrera productiva”.
“Decía que me iba a morir de hambre. Pensó que asumiría el rol de mujer casada".
Mallet se enfocó para crear la primera exposición en México dedicada a la moda contemporánea, en el Museo de Arte Carrillo Gil, exposición en la que el padre de Ana se acercó a felicitarla por su labor.
"Cuando hice la primera exposición de moda en México, (mi papá) se dio cuenta de los alcances que había tenido y me dijo que cambió su propio paradigma. Ya no sentía que tenía nada que demostrarle”, indica Ana a la par que sonríe durante la entrevista.
Fue en esa misma exposición, realizada de diciembre de 2000 a marzo de 20o1, la que acercó a audiencias que no eran tan cercanas, señala.
“La moda y el diseño son potenciadores de audiencias modernas. Son cercanas a la gente. En distintos países nos vestimos y nos sentamos en una silla y bebemos en una taza todos los días.
“Nos identificamos porque no todos colgamos un cuadro o una escultura, pero si tenemos una silla o una blusa. Esa cotidianidad que da el diseño y la moda es parte de la historia cultural en México”, señala Mallet.
"Esa cotidianidad que da el diseño y la moda es parte de la historia cultural en México".
Los retos como curadora independiente
Al elegir ser curadora independiente Ana tenía otros retos y responsabilidades distintas a cuando trabajaba solamente para un museo en específico.
“No hay una carrera de curaduría en México. Aprendía de estos personajes increíbles que estaban arriba de mí. Me encantaba trabajar dentro de un museo y cuando decidí independizarme era de lo que más extrañaba”, menciona.
Mallet señala que hoy, la mayor parte de los museos con los que trabaja son quienes la buscan para colaborar, sin embargo, señala que no siempre fue así.
“Como agente independiente es acercarme como vendedor de enciclopedias o de sueños, con tu portafolio ir y decir ‘tengo esta idea y quiero hacerla en este espacio’”, menciona Mallet.
"La mayor parte de las invitaciones del extranjero son de gente que conoce mi trabajo. Es satisfactorio que alguien de fuera conozca tu trabajo en el ámbito local".
El reto de impulsar algo inexistente en México
Ana levanta su mirada cuando se le pregunta el reto más grande de impulsar el diseño y el arte en México y tarda algunos segundos antes de responder.
“(Lo más retador) es vivir en un país que no tiene memoria, en donde archivos y materiales del pasado se almacenan y conservan muy poco.
"Es un reto enorme contar una historia cuando hay poco material. Tienes que dedicarle tu tiempo, dinero y esfuerzo porque no hay muchas instituciones que quieran colaborar, pagar y fomentar la investigación”, asevera Ana.
Mallet añade que el reto desde el punto de vista de ser una historiadora del diseño es que las instituciones difícilmente creían que era importante exhibir el diseño en los espacios de arte y dar lugar a los diseñadores para que comunicaran su visión.
La creencia de que el arte y el diseño era solo para personas de la clase alta o de quienes no tenían la necesidad de trabajar y paseaban por las galerías de arte, son algunos de los prejuicios que Ana menciona que existían hace varios años.
Mallet creía en algo distinto, en que el arte y el diseño estaban presentes en lo cotidiano y trabajaría para convencer a los líderes de espacios culturales y a las personas que ambas disciplinas estaban más cerca de lo que creían.
"El arte es esa disciplina que trae a la mesa los problemas de la vida contemporánea y el diseño es quien les da solución"
No deja del todo los libros
Mallet no abandonó del todo la literatura, pero en lugar de escribir ficción como soñaba cuando niña, decidió compartir mediante sus libros el diseño y las historias reales de personas que sentían una pasión similar a la de ella.
Por ejemplo, en 2017 publicó Silla mexicana en el que realiza una investigación de la silla como objeto, que se convirtió en una exposición y posteriormente en un libro.
De igual manera, en 2014 publicó La Bauhaus y el México moderno. El diseño de Van Beuren, que aborda la vida de este artista y su fábrica de muebles.
Junto con Óscar Salinas y Alejandro Hernández, publicó en 2006 El diseño de Clara Porset, que narra la vida y obra de Porset, una pensadora y teórica del diseño en México.
Recientemente también publicó Felix Tissot. Lo eterno y lo moderno, que aborda la vida del ceramista francés que llegó a Tacto en 1056 e impulsó la industria de la cerámica en colaboración con comunidades indígenas.
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