Leidy Murillo Rivera | Campus Veracruz
La industria alimentaria, agrícola, papelera y hasta textil podrían verse beneficiados por las propiedades y biocompuestos de los residuos del café.
Alumnos de los campus Puebla y Monterrey diseñaron metodologías experimentales para la obtención de enzimas de residuos de café que puedan representar una nueva fuente de ingresos para los cafetaleros.
Esto se desarrolló durante el verano i “Café con leche”, realizado en el Tec de Monterrey en Veracruz, junto con Nestlé de México y el laboratorio biotecnológico Producción Genética Agropecuaria de México (PROGAMEX).
Durante las cuatro semanas que duró el proyecto, alumnas dirigidas por la profesora Claudia María García Zacarías trabajaron con materia prima del beneficio “La Barranca” ubicada en el municipio de Tomatlán, Veracruz.
Giovanna Luna Flores, Karla Yael Ortíz Cabrera y Keila Zurisadai Contreras Santos detectaron en la pulpa del café altos valores de “pectinasa”, enzima que se utiliza en el sector alimenticio para reducir la viscosidad de jugos.
“También mejora la clarificación de las sustancias y evita la aparición de sabores desagradables” citaron en sus resultados.
“Lo que marca un precedente es (...) tener una ganancia indirecta de ese desperdicio y eliminar ese foco de contaminación”, resaltó Luis Alberto Solano, gerente de laboratorio de PROGAMEX en entrevista para CONECTA.
Las estudiantes también sustrajeron la enzima amilasa de la cual se producen dextrinas, maltosa y glucosa.
La aplicación de estos tres elementos acelera el proceso de fermentación en la industria panadera y cervecera. Además, en el área textil se usa para eliminar una goma protectora generando la mezclilla elástica.
Por otra parte, las iacasas son de interés para la industria textil, en la industria alimentaria, en la industria papelera y para la creación de biosensores.
El profesor Aarón Ramírez Robles considera que este proyecto de investigación se avocó en cubrir una doble función: la necesidad de qué hacer con el desecho que tiene la empresa y ver que propiedades bioquímicas tiene para poder encontrar derivados.
“El punto neural de esta actividad es terminar con un foco de contaminación, aprovechar eso que para ellos era un desperdicio, darle un valor agregado y hasta un valor económico” puntualizó.
Es importante mencionar que solo el 5 por ciento del grano es aprovechado para su procesamiento, convirtiéndose el 95 por ciento en residuos orgánicos.
Esto ocasiona toneladas de desperdicios para los cuales, hasta el día de hoy, no hay sustentabilidad en la producción, por lo que aprovechar este recurso resulta vital.
Las alumnas determinaron con qué tipo de separación obtienen estas enzimas, con qué método pueden obtener mayor concentración y con ello obtener una sustancia mucho más estable para obtener derivados.
TRABAJAN TAMBIÉN CON ANTURIOS
Durante su estancia las alumnas, también, realizaron un análisis microbiológico a los anturios, plantas en las que detectaron dos microorganismos principalmente.
El primero una colonia de bacterias que aisalaron para evitar afectaciones a la planta, y el segundo, microorganismos benéficos para la fijación de nitrógeno en las raíces, del cual además puede producirse biofertilizante.
“Nosotros nos dedicamos a la producción de plantas en serie y detectamos que algunas plantas presentaban daños por patógenos y no nos habíamos dado el tiempo para analizarlo.
"Las alumnas y profesora detectaron la enfermedad que tenía el anturio y además encontraron organismos benéficos, lo que es muy bueno para nosotros como empresa”, concluyó Solano Rodríguez.
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