Clemente Vega, director de la Compañía de Teatro en Ciudad de México, comparte cómo la nostalgia y el corazón guían la manera de hacer teatro
Por Natalia Croda | campus Ciudad de México - 16/10/2025 Fotos Cortesía Clemente Vega
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Desde hace casi una década, Clemente Vega, decidió dedicar su vida al teatro.

El fundador y director de la Compañía de Teatro del Tec en Ciudad de México, ha sido reconocido con nominaciones a los Premios Metropolitanos de Teatro, los Premios de la Asociación de Críticos y Periodistas Teatrales y fue director residente de Mentiras, el Musical.

Hoy, además de liderar la Compañía, se desempeña como líder de Logística y Operación Artística en el departamento de Arte y Cultura del campus.

Sin embargo, más allá de los reconocimientos, Vega comparte lo que lo motiva a seguir contando historias y cómo su labor ha contribuido al fortalecer el teatro universitario inspirado en lo cotidiano y a descentralizar de la escena teatral en México.

 

Retrato de Clemente Vega.
Clemente Vega, actor, director y dramaturgo. Foto: cortesía.

 

Una familia sobre el escenario

Formado en el Conservatorio de Actuación y egresado de la licenciatura de Comunicación y Medios Digitales del Tec, Clemente acumula 7 años de experiencia como actor, coreógrafo, docente y director.

El teatro para mí significa vocación: es lo que me despierta emocionado cada día y me impulsa a levantarme para ir a mi trabajo”, expresa el director.

Clemente comenta que su mayor contribución al teatro universitario ha sido la Compañía de Teatro del campus Ciudad de México, la cual surgió y abrió cuando él era estudiante.

Su colaboración con el equipo depende del proceso, donde todo se convierte en un montaje teatral. 

“Es una familia muy bella, donde formamos no nada más artistas, sino personas íntegras”, afirma.

 

“El teatro siempre es colaborativo. La raíz del teatro es la comunidad”.

 

De mirar el escenario a construirlo con sus propias manos

El dramaturgo descubrió la magia del teatro cuando de pequeño asistió a ver La Novicia Rebelde en el Teatro de los Insurgentes. Su padre solía contar que Clemente no podía evitar levantarse a bailar entre las butacas. 

Más tarde, cuando vivió por primera vez el momento de recibir los aplausos del público, sintió un asombro profundo. Aquella emoción temprana marcaría el inicio de su relación entrañable con el arte escénico.

Yo era un niño, pero era muy sorprendente ver un despliegue de gente en el escenario contando una historia de otra época. Me impactó mucho y lo sigo llevando muy cerca en el corazón”, comparte

 

Clemente Vega en su infancia.
Desde su infancia, Vega mostró una pasión por el teatro. Foto: cortesía.

 

Clemente describe su estilo artístico con tres palabras: nostalgia, corazón y diversión

Explica que gran parte de su trabajo se mueve por la nostalgia, ya sea para evocarla, atravesarla y poner de su corazón en cada proyecto que realiza y conectar con el público.

“El teatro siempre es colaborativo. La raíz del teatro es la comunidad”.

 

Obras que sanan y son lecciones del camino

El director comenzó su camino en la escritura a temprana edad, siendo su mayor reto asumir su juventud como un tesoro y no como una limitación.

“Qué más valioso que decir: ‘pues sí, soy joven, pero escribo desde lo que soy en este momento’”, expresa.

 

 

Sus tiempos de escritura varían, a veces 2 meses, otras 5 años, porque “los personajes definen su propio ritmo” y necesitan su tiempo para hablar. Él aconseja crear teatro a través de la curiosidad, empatizando y sobre todo, hacerlo sin juicio para no quitarle la oportunidad de reflejarse en ello. 

Entre sus obras destacan: 

  • Mamá se fue a la luna, inspirada en su madre, la obra explora la maternidad desde la experiencia familiar.
  • La última y nos fuímonos, ganadora del Festival Internacional de Teatro Universitario de la UNAM. Su historia cuenta como en los últimos días del mundo, se busca hacer la última obra de teatro.
  • Su obra más reciente, aún en proceso, aborda los sueños y las pesadillas.

 

Clemente Vega dirige un ensayo de la Compañía de Teatro del Tec campus Ciudad de México, fomentando el arte escénico colaborativo.
En un ensayo, el profesor guía a los estudiantes en la creación de arte escénico colaborativo. Foto: cortesía.

 

Descentralizar la escena, multiplicar las voces

Para que el teatro llegue a más públicos, Clemente comenta que los estudiantes que forman parte de una compañía artística tienen, antes que nada, la tarea de acercar a sus amigos y familiares al arte que crean

Y cuando esas personas se enamoran del teatro, se genera un efecto dominó que multiplica el alcance del mensaje escénico. 

También enfatiza la importancia de contar nuevas historias, cercanas al público y con impacto social, que puedan tocar los corazones del espectador. 

 

“Siempre tenemos la labor de sanar o de cambiar algo, y es por eso que el teatro nunca puede dejar de existir”.

 

“El teatro no es solo entretenimiento, es una herramienta para poder cambiar en pequeña o grande escala una problemática”.

A partir de esto, Clemente considera esencial escuchar y representar narrativas que reflejen la realidad del público. El teatro no puede desligarse de su función social, pues su verdadera fuerza es la de conmover, sanar y transformar.

“Siempre tenemos la labor de sanar o de cambiar algo, y es por eso que el teatro nunca puede dejar de existir”, concluye.

 

 

 

 

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