Tras el anuncio de las farmacéuticas Pfizer y Moderna sobre la efectividad de sus vacunas contra el COVID-19, del 90% y el 94.5% respectivamente, han surgido preguntas alrededor del tema y sobre si en verdad son una salida real a la pandemia.
En entrevista para CONECTA, Miguel Ángel Ontiveros, profesor investigador del departamento de Bioingeniería del Tec de Monterrey campus Toluca, responde a estas dudas.
Estas vacunas son las más adelantadas hasta el momento; incluso, autoridades de Gran Bretaña fueron las primeras en el mundo occidental en aprobar la de Pfizer y BioNTech, iniciando su proceso de vacunación desde el 8 de diciembre.
Vacunas ¿una salida a la pandemia?
El experto señala que la llegada de la vacuna es tan solo el principio y por sí misma no resuelve el problema de la pandemia.
Ontiveros comenta que para garantizar el fin de la pandemia depende de la efectividad de la vacuna. A menor efectividad más gente tiene que vacunarse, señala.
“Lo ideal sería alrededor de 70% de efectividad, pero tendría que vacunarse al menos el 75% de la población. Y si solo se suministrara al 60% de la población, la efectividad tendría que ser del 80%”, puntualizó.
Soumya Swaminathan, científica en jefe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), declaró previamente que aproximadamente un 70% de la población mundial deberá vacunarse para poder garantizar el fin de la pandemia.
A su vez, el especialista del Tec subrayó que en los primeros meses después de ser aprobadas su suministro sería escaso.
“Lo más probable es que la prioridad sea proteger al personal de los sistemas de salud”, afirmó el profesor.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha determinado que a medida que se produzcan más vacunas, la distribución incrementará para cubrir a los mayores de 65 años y otros grupos vulnerables, hasta llegar a su distribución masiva.
Además, existen retos logísticos para la distribución de la vacuna, particularmente la de Pfizer, pues necesita ser conservada a temperaturas inferiores a -70° C, mientras que la de Moderna se mantiene estable entre 2° C y 8° C.
Farmacéuticas buscan autorización de emergencia
Dada la situación provocada por la pandemia, las farmacéuticas han solicitado autorización de emergencia para el uso de su vacuna contra el COVID-19.
Pfizer hizo su petición el 20 de noviembre ante la Administración de Medicinas y Alimentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés), mientras que el laboratorio Moderna lo hizo el 30 del mismo mes. Se prevé que la FDA dé una respuesta para el 10 de diciembre.
En tanto, el Reino Unido aprobó el 3 de diciembre la vacuna de Pfizer y BioNTech para su distribución masiva, aval que generó cuestionamientos sobre si se apresuró esta decisión.
Por su parte, el gobierno mexicano anunció la primera etapa de vacunación, que iniciará en diciembre del 2020, con la aplicación de 125 mil vacunas de Pfizer al personal de salud en la Ciudad de México y Coahuila.
Respecto a las dudas sobre la logística para su distribución en México, dados los equipos de ultracongelación requeridos, Hugo López-Gatell, subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud federal, aseguró que la farmacéutica proveerá al país de las herramientas necesarias para esto.
Además de Pfizer, México ha firmado acuerdos de precompra de vacunas anti-COVID con AstraZeneca con 77 millones de dosis, y de 35 millones de dosis con la farmacéutica china CansinoBio.
Las vacunas de Pfizer-BioNTech y de AstraZeneca requieren de dos dosis para adquirir la inmunidad con una diferencia de 28 días entre aplicaciones; la vacuna de CansinoBio solo requiere una dosis.
Se prevé que para inicios del 2022 se encuentre vacunado al menos el 75% de la población del país, según la meta establecida por las autoridades.
Hasta ahora, son vacunas prometedoras
Los análisis intermedios dados a conocer por ambas compañías no son definitivos y se basaron en un pequeño número de voluntarios, por lo que los resultados arrojados seguramente cambien en los análisis finales.
Ontiveros señaló que “aunque aún hacen falta datos, pruebas y análisis para concretar una vacuna contra el nuevo coronavirus, los resultados que arrojaron son prometedores”.
Las vacunas desarrolladas por Pfizer y Moderna son particulares, pues hacen uso de una tecnología poco común. Mientras las vacunas tradicionales utilizan formas atenuadas de la enfermedad, estas fueron obtenidas a partir del ARN (ácido ribonucleico) del virus.
Estos fragmentos de material genético, que para las dos vacunas mencionadas se tratan de la espícula del SARS-CoV-2, son introducidos artificialmente al cuerpo para propiciar la producción de anticuerpos.
No obstante, Ontiveros puntualiza que “la inyección de ARN no presenta riesgo alguno de alterar la secuencia de ADN propia, por lo que esta tecnología de vacunación es segura”.
Propiciarían la inmunidad de rebaño
La inmunidad de rebaño (o colectiva) hace posible proteger a una población de una enfermedad al inmunizar, ya sea por vacuna o previa infección, a una buena parte de la población. Esto previene que los no inmunizados se contagien.
Según Ontiveros, la inmunidad de rebaño que podrían conseguir estas vacunas protegería a la población, incluyendo a los que no pueden vacunarse como recién nacidos o personas con sistemas inmunológicos comprometidos.
Sin embargo, lograr esta inmunidad con vacunas trae también inconvenientes, pues la protección puede reducirse con el tiempo, lo que requiere aplicar refuerzos.
Ontiveros además expuso que algunos grupos, ya sea por desinformación, creencias, religión o desconfianza, están renuentes a vacunarse, lo que reduciría la probabilidad de lograr una inmunidad colectiva.
Hoy por hoy, lo efectivo son las medidas preventivas
En tanto la vacuna no se distribuya a todos, el experto indica que es necesario continuar con las medidas de prevención recomendadas por las autoridades, como el lavado de manos, la sana distancia y sobre todo el uso del cubrebocas.
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