La profesora del Departamento Regional de Lenguas del campus Monterrey, Gabriela Ulloa, eplica como nuestro hablar delata nuestro origen y educación
Por Gabriela Ulloa - 20/05/2019

Columna 'Torre de Babel' | campus Monterrey

Tuve la fortuna de que me regalaran el best-seller Becoming de Michelle Obama.

Es un libro autobiográfico de rápida lectura en el que la ex primera dama de Estados Unidos relata de una manera muy digna las vicisitudes de crecer en un tiempo de mucha discriminación racial y de la lucha contra esta en la década de los 70.

También hace sentir a cada momento cómo siempre tuvo la frente en alto ante ese rechazo racial, sin rastro de amargura ni odio por la vida.

De hecho, presenta el recuento de su vida de una manera alentadora e inspiradora, la aventura de crecer y ser consciente de ser una persona con espíritu competitivo, aprovechando las ventajas que la vida le concedía y las que ella se forjaba.  

Su libro se caracteriza por contar anécdotas que cierra con alguna reflexión. La anécdota que quiero retomar es la siguiente:

Cuenta Michelle que cuando tenía unos 10 o 12 años de edad, por costumbre su familia se reunía los domingos.  Después de comer, los adultos se quedaban platicando en la sala de la casa mientras que los niños salían a jugar.

Su hermano siempre encontraba a alguien con quien jugar al baloncesto, mientras que ella se reunía con las primas de segundo y tercer grado a platicar.

Un día, una prima, con un tono de desdén, le preguntó, “Y tú, ¿por qué hablas como blanca?”, Michelle sabía que era una afrenta y más que nada se sintió avergonzada por cómo la miraban las otras niñas; sabía que no hablaba como blanca, simplemente –y no es tan simple-  hablaba con propiedad.

Aquí su reflexión sobre el uso del lenguaje, y cito textualmente:

“Nuestros padres habían insistido mucho en la importancia de una dicción correcta, en que dijéramos “going” en lugar de “goin’” e “isn’t” en lugar de “ain’t”; nos enseñaron a terminar las palabras. […] Siempre que teníamos una duda acerca de una palabra, un concepto o un episodio histórico, nos indicaban que consultáramos aquellos libros [Enciclopedia Británica].

Dandy [el abuelo] también nos corregía meticulosamente la gramática o nos exhortaba a pronunciar bien […] la idea era que trascendiéramos, que fuéramos más lejos. Lo tenían planeado. Lo fomentaban. No solo querían que fuéramos inteligentes, sino también dueños de nuestra inteligencia, que la habitáramos con orgullo, y eso se dejaba entrever en nuestra forma de hablar".

De manera reduccionista se piensa que el lenguaje es solamente un vehículo para comunicarnos cuando, en realidad, tiene muchas otras dimensiones sobre las cuales reflexionar.

¿Qué tal habitar nuestra inteligencia con orgullo y transmitirla en palabras que demuestren nuestra educación?

Gabriela

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La profesora Gabriela Ulloa es coordinadora del Programa de Italiano e imparte las materias de Inglés Remedial V y Business Communication en el Departamento Regional de Lenguas.

 

 

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