El entrenamiento termina a las 8 de la mañana. Paulo Arroyo, un joven de 25 años de edad y casi 2 metros de altura, ensaya tiros de 3 puntos y vuela al tablero cuando habla el idioma del basquetbol.
Paulo, nombrado como Novato del Año de la Liga Nacional de Baloncesto Profesional con la quinteta de Fuerza Regia, entrena con su exequipo Borregos Monterrey para no perder ritmo.
Mientras el sonido de rebotes de pelota y el rechinido de sus tenis inundan la duela, Paulo recuerda las promesas hechas atrás a su segundo padre y mentor: el coach Ignacio “Nacho” Moreno, fallecido durante la pandemia en 2021.
El egresado de Negocios Internacionales le prometió a su coach terminar la maestría de Finanzas en el Tec de Monterrey y que se coronarían juntos en el torneo de la Liga de la Asociación de Basquetbol Estudiantil (ABE).
El camino no fue fácil: derrotas en finales, la suspensión de torneos por COVID-19, una fuerte lesión de rodilla y la partida del coach Nacho pusieron a prueba estas promesas.
Las promesas a su "segundo padre"
Paulo, de complexión delgada y atlética, recuerda cómo el coach Nacho influyó en su vida como estudiante universitario en el Tec de Monterrey, al nombrarlo con cariño como su "segundo padre".
Un ejemplo de cómo influyó en su vida fue cuando le dijo a su entrenador que sus estudios profesionales podían quedar en un segundo plano tras el basquetbol.
“El coach Nacho fue el que me hizo cambiar esa perspectiva. Me sentó y me dijo casi regañándome que la escuela era primero, y que si no cumplía con la escuela no iba a poder seguir en el Tec. Eso se lo agradezco mucho”.
También recuerda que el coach Nacho le aconsejó estudiar una maestría antes de pensar en saltar al basquetbol profesional.
“Cuando me ofrecieron la oportunidad de estudiar una maestría (en el Tec), el coach Nacho me dio un golpe de realidad y me dijo que nunca iba a poder ganar lo que valía una maestría si me iba directo a un equipo profesional”.
Fue así que Paulo le prometió al coach dos cosas después de eso: terminar la maestría y que ganarían juntos el torneo de la Liga ABE.
Llegan duras pruebas de vida
Durante su camino, Arroyo sufrió una lesión en la rodilla que lo pondría en pausa.
“En el torneo del 75 aniversario (del Tec) hice una jugada con un giro y en ese momento solo vi como se me fue la rodilla para adelante y sentí que algo tronó.
“Tuve una ruptura de ligamento cruzado anterior; cuando el doctor me revisó, lo primero que me dijo fue: 'Paulo, no te asustes, pero te tengo buenas y malas noticias', y casi dejo de respirar”, ríe Paulo ante el ahora lejano recuerdo.
De acuerdo con el médico, Paulo iba a sanar exitosamente por su corta edad, pero su recuperación tardaría de 8 a 10 meses, lapso en que se perdió la Universiada Nacional de Mérida en 2019.
“Fue otro golpe de realidad muy duro, porque no solo era que necesitaba cirugía, sino que tenía que esperar casi un año antes de saber si podría regresar”, cuenta Paulo sobre el proceso que eventualmente sería exitoso.
Tras meses de horas intensas de fisioterapia y apoyo de su familia, Paulo eventualmente regresó tras la pandemia a su rendimiento habitual
“Nunca habíamos ganado la Liga ABE con el coach Nacho, los veteranos ya nos íbamos, y fue cuando me lastimé la rodilla. Y justo cuando iba a regresar a la cancha, pegó la pandemia.
“Cuando llegó el encierro iba a ser mi regreso oficial, pero se empezaron a aplazar los encuentros y en 2021 el COVID se llevó al coach Nacho”, dice con tristeza.
Partida del coach Nacho lo inspira a cumplir promesas
Años antes, Paulo y su hermano Diego obtuvieron el título nacional de CONADEIP en preparatoria, que llevó al coach Nacho Moreno a invitarlos a su equipo de Borregos Monterrey y estudiar sus carreras en el Tec.
“Recuerdo que ganamos y mis papás llegaron, nos abrazaron y nos dijeron: Les queremos presentar a un tal Nacho Moreno: es el coach del Tec campus Monterrey”.
“En ese momento tan importante le dije: 'Mucho gusto, coach, es un placer, pero me voy a celebrar con mi equipo', y me fui con mis amigos dejando al coach con mis papás”, recuerda entre risas.
Esa noche, después de celebrar, Arroyo expresó cómo tardaron unas horas en darse cuenta quién era el coach Nacho y lo que significaría para su carrera mientras estuvo bajo su mando.
Pero fue en 2021 cuando le llegó una terrible noticia: el COVID le quitó la vida al coach Nacho.
"Fue como perder a un padre, quien me había abierto las puertas de su casa, pero que también me había hecho prometerle que siempre pondría mis estudios por sobre todo”, recordó el botador.
Finalmente, un año después fue cuando Paulo pudo cumplir sus 2 promesas al ser líder de asistencias por partido en la Liga ABE, para que Borregos Monterrey, quedará campeón nacional de los 8 Grandes.
El equipo regio, bajo el mando de Mario Moreno, venció 74-63 a los Gallos del CEU para lograr su primer campeonato en esta liga universitaria, en el que Paulo quedó en el equipo ideal del torneo.
"Pude respirar al fin, porque le había regalado al coach, a mi segundo papá, esa victoria (en la Liga ABE 2022), además de mi título de maestría”, dice Paulo entre lágrimas.
“No cambiaría esto por nada. Por más difícil que sea, lo que me pierda o lo que no descanse, todo eso lo vale. Es el regalo que le dejo al coach Nacho".
Del futbol a Fuerza Regia, un camino arduo
Según Paulo, si bien la presión y la necesidad de balancear su vida personal, académica y deportiva siempre ha sido un reto desde más joven, sus padres y familia extendida han sido una constante para superar todo obstáculo.
“Mi familia fue fundamental para mí. Mis padres nos regalaban pelotas para jugar y nos incentivaban a movernos”, dijo Paulo.
El primer peldaño para la carrera de Arroyo inició en el futbol, dado que inició jugando en su primaria y llegó a entrenar las fuerzas básicas de Chivas de Guadalajara.
No obstante, conforme fue creciendo, la altura de Paulo ya destacaba y llamaba la atención para formar parte del equipo de basquetbol, para finalmente cambiarse al deporte ráfaga.
En un punto, Paulo se sintió tan abrumado que estuvo a punto de renunciar, ya que sentía envidia de sus amigos que tenían tiempo para ir a fiestas, descansar y divertirse, mientras él entrenaba.
“Recuerdo que mi mamá inicialmente lloró cuando le dije que quería dejar el basquetbol, pero su apoyo incondicional y comprensión me ayudaron a tomar la decisión correcta de continuar.
“El momento decisivo fue cuando acompañé a mi papá a un partido profesional, y pude pararme en una cancha con otros niños de mi edad que amaban el básquet. Me llenó de tanta emoción que decidí que todo el esfuerzo valía la pena”.
Esta constante lucha ha definido la vida de Paulo, quien incluso en su vida adulta se ha visto en la necesidad de entrenar en la madrugada, compaginar clases de maestría y tener un empleo de tiempo completo, así como dar tiempo a su novia, familia y amigos.
Durante sus estudios de posgrado, el entrenador Pablo García, de Fuerza Regia, habló con él para llevarlo al equipo, pero decidió continuar con su maestría para saldar su cuenta con el coach Nacho.
“Recuerdo que la primera vez le dije a Pablo: 'Gracias, pero yo no quiero detener mis estudios; si quieres que juegue para ti, tengo toda la disposición, pero primero déjame terminar mi maestría'”, contó Arroyo sobre su camino al equipo profesional.
Ya una vez graduado, Paulo firmó para Fuerza Regia, equipo con el que debutó en el profesionalismo, y que con su esfuerzo, fuera nombrado Novato del Año en la temporada 2023, además de quedar campeón con la quintenta regia.
También, este 2024 firmó para jugar con el equipo profesional de Toros Laguna.
Presente y futuro
Sobre el futuro, Paulo busca jugar al mejor nivel de basquetbol y representar a México con la selección nacional.
Con un sueño latente de jugar en el extranjero, sobre todo en la NBA, Paulo dice que todo este camino ha valido la pena.
A pregunta expresa sobre qué le diría al coach Nacho si lo volviera a ver, responde:
"¿Qué no le diría? Primero lo abrazaría. Le diría: 'Muchísimas gracias por creer en mí. Me cambió la vida totalmente'. Estoy eternamente agradecido con él, por todo lo que me ayudó".
Ahora, cuando en su mente viene la imagen de encestar la canasta de la victoria en el último segundo, al mismo tiempo Paulo le dice al coach Nacho: "Gracias" en el idioma del básquet.
“No cambiaría esto por nada. Por más difícil que sea, lo que me pierda o lo que no descanse, todo eso lo vale. Es el regalo que le dejo al coach Nacho”, concluyó el joven.
Ve la videonota de Paulo Arroyo:
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