El psicólogo del Tec de Monterrey Campus Puebla Martín Espinoza explica la importancia del contacto social y nuestras relaciones personales en tiempos de distanciamiento social a través del abrazo.
El 21 de enero se celebra el Día Internacional del Abrazo; esta efeméride se celebra desde 1986 gracias a Kevin Zaborney, quien buscó resaltar la importancia de las muestras de afecto tanto en público como entre personas cercanas.
Aunque muchas veces no se habla de los beneficios que representa un abrazo, estos pueden tener un impacto muy grande en nuestro bienestar emocional e incluso físico.
Martín Espinoza, catedrático y especialista en psicología del Tec Campus Puebla nos explica la importancia del abrazo como elemento emocional en las personas.
“Los seres humanos estamos compuestos de tres áreas principales: la bios, la psico y lo social. Estas áreas están relacionadas principalmente en la parte social, ya que podemos contextualizar el abrazo como una interacción no verbal que genera sinceridad y confianza”.
El abrazo genera un cambio neuroquímico en nuestro cerebro, a través de un neurotransmisor llamado oxitocina, que ayuda a construir vínculos emocionales y relaciones. Cuando nos sentimos cansados o tristes, probablemente sea causada por la falta de estas hormonas, explica el experto.
Martín Espinoza añadió que al ser sumamente social, el humano percibe el distanciamiento de una forma significativa, ya que al ser separado de todos los demás, se presentan efectos secundarios como ansiedad, depresión, e incluso violencia.
“Genera frustración ya que estamos llevando la contraria a nuestra estructura biológica y naturaleza social” comenta Martín.
Ante ello, Espinoza explica que al genera mayor temor, las personas se vuelven desconfiadas y temerosas de lo que les rodea y por otra parte, tener sentimientos de enfado e irritabilidad, que impiden regular las emociones.
“Albert Ellis dice: no son las cosas las que nos causan conflicto, sino la interpretación que tenemos de ellas. Por lo que al abrazar a alguien podemos interpretar de forma diferente el mundo” cita Espinoza.
El catedrático afirma que las personas pasan de estar acostumbradas a la interacción y de un momento a otro, a solo convivir con las personas que viven con nosotros, lo que se podría percibir como una invasión del espacio personal, lo que dificulta nutrir nuestras relaciones.
“Es parecido a sufrir un síndrome de abstinencia o una ruptura amorosa, porque el contacto físico nos ayuda a generar oxitocina y dopamina, hormonas que están directamente relacionadas con el amor y el apego” explica el profesor.
Espinoza opina que para lograr sentirnos más conectados con las personas que queremos, a pesar de la distancia, es importante la comunicación como base de la interacción humana.
Hacer lo anterior permite reconocer el mundo y dar forma y sentido a las propias ideas. Por ello es importante seguir las pláticas y transmitir las ideas a otras personas, incluso a través de medios digitales.
“La comunicación nos permite saber quiénes somos para el otro y quiénes queremos ser, por lo que nos permite hacernos un lugar en la vida de otras personas” concluye el experto.
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