AMR Tec es un proyecto de investigación que impulsa el desarrollo de vehículos autónomos creados desde cero dentro del Tec de Monterrey campus Puebla.
El objetivo es crear vehículos que puedan operar en entornos confinados, transportar materiales o incluso personas dentro de universidades o fábricas.
Esta iniciativa reúne a estudiantes, profesorado e investigadores del campus Puebla, quienes trabajan en la creación de plataformas autónomas capaces de transportar materiales y personas en espacios controlados.
Jorge Reyes, director de la Escuela de Ingeniería y Ciencias en campus Puebla y profesor investigador del Departamento de Mecatrónica, lidera el proyecto desde 2018.
El desarrollo de navegación se basa en el uso de sensores de bajo costo que permiten percibir el entorno y tomar decisiones en movimiento.
Las primeras pruebas se realizaron con control remoto, pero hoy los recorridos son autónomos y se ejecutan dentro del campus. La tecnología incluye algoritmos robustos que compensan las limitaciones de sensores comerciales de menor precio.
El interés por entender cómo aplicar esta tecnología en un entorno industrial ha guiado el avance del equipo.
“Todo empieza con la idea de entender cómo podríamos desarrollar autonomía vehicular con plataformas hechas por nosotros y sin depender de tecnología que fuera complicada o costosa”, señaló Jorge Reyes.
El proyecto surgió como una propuesta para explorar el desarrollo de autonomía vehicular desde un enfoque accesible y adaptable a la industria mexicana.
Retos técnicos y económicos en la construcción de los vehículos autónomos
Una de las dificultades del proyecto ha sido la transición del entorno simulado a la práctica.
Aunque los algoritmos suelen funcionar adecuadamente en su fase virtual, las condiciones reales, como tiempos de respuesta en frenos, dirección o aceleración, implican ajustar los modelos matemáticos y refinar iterativamente el software.
Esto requiere pruebas constantes y retroalimentación entre investigadores y estudiantes. “Cuando pasamos del mundo virtual al real, siempre hay diferencias que obligan a ajustar nuestros algoritmos; es un reto constante”, señaló Reyes.
“Todo empieza con la idea de entender cómo podríamos desarrollar autonomía vehicular con plataformas hechas por nosotros y sin depender de tecnología que fuera complicada o costosa”.
Además, el financiamiento influye en la adquisición de sensores, motores, sistemas eléctricos y herramientas necesarias para continuar las pruebas.
Las etapas de avance han combinado apoyos institucionales y recursos obtenidos en distintos periodos.
Sobre estas dificultades, el Dr. Reyes comentó: “Uno de los retos principales es pasar de los algoritmos y la simulación a la realidad, porque ahí entran factores mecánicos, de desgaste y de costo”.
Evolución de los primeros prototipos hacia plataformas desarrolladas en campus
El trabajo comenzó con la automatización de 2 tractores de arrastre donados por Volkswagen, similares a los utilizados en aeropuertos.
El equipo de estudiantes automatizó frenos, aceleradores, palancas y dirección para convertirlos en vehículos completamente autónomos. Sin embargo, el estado físico de los tractores implicó que gran parte del tiempo se dedicara a reparaciones.
Esta etapa ayudó a identificar necesidades técnicas y a comprender los ajustes requeridos para lograr navegación autónoma.

A partir de esa experiencia, el equipo decidió fabricar sus propias plataformas eléctricas, construidas desde cero.
En la actualidad, cuentan con 2 unidades creadas en el campus y preparadas para pruebas de funcionamiento. capaces de mover hasta media tonelada de carga. Éstas no están diseñadas para transportar personas, sino mercancías dentro de entornos confinados como fábricas o instituciones educativas.
Sobre esta evolución, el Dr. Reyes indicó: “Lo que hicimos fue tomar vehículos donados e irlos automatizando, y cuando eso llegó a un límite, empezamos a desarrollar nuestras propias plataformas desde cero”.
Participación de estudiantes y formación académica
La iniciativa se mantiene activa gracias a la incorporación continua de estudiantes de preparatoria, profesional y posgrado.
Dependiendo del nivel, los estudiantes desarrollan componentes específicos del sistema, como frenos, dirección, comunicación o se encargan de la integración completa y los algoritmos de navegación.
La colaboración entre grupos genera intercambio de conocimientos y permite que los avances sean continuos. Las reuniones periódicas facilitan presentar resultados, detectar fallas y definir los siguientes pasos del proceso.
Con el tiempo, el proyecto ha formado una comunidad de trabajo que se articula alrededor de intereses compartidos en robótica y automatización.
“Todo lo que ves en las plataformas ha sido hecho por estudiantes; nosotros solo damos dirección y acompañamiento”, indicó Reyes.

Proyección futura y colaboración industrial
El equipo planea realizar una demostración pública con la plataforma actualizada de navegación.
Buscan mostrar a empresas automotrices los avances del proyecto y buscar colaboración para desarrollar una versión con mayor acabado industrial.
El objetivo es crear vehículos que puedan operar en entornos confinados, transportar materiales o incluso personas dentro de universidades o fábricas.
El enfoque de bajo costo facilita la adopción de esta tecnología por la industria nacional, evitando costos de importación que hoy representan una barrera para su implementación. Con ello se pretende impulsar procesos más eficientes dentro del país.
“Queremos que la tecnología se desarrolle en México y que pueda entrar a la industria sin los costos de importación que hoy frenan su adopción”, finalizó Reyes.
“Todo lo que ves en las plataformas ha sido hecho por estudiantes; nosotros solo damos dirección y acompañamiento”.
TAMBIÉN QUERRÁS LEER: