Shiza Shahid, la activista que impulsa a niñas a cumplir sus sueños

Brindar espacios y oportunidades para que niñas del todo el mundo tengan acceso a la educación es la meta de Shiza Shahid, quien en 2013 creó, con Malala Yousafzai, la Fundación Malala

Shiza es originaria de Pakistán, país donde en 2009 el régimen talibán emitiría una orden oficial que impedía a las niñas ir a la escuela, compartió durante la conferencia Educate, Elevate, Empower: Investing in girls and women este 7 de octubre en el Auditorio Luis Elizondo del Tec.

Pero, para Shiza, quien comenzó su carrera en el activismo desde que era una adolescente, esta noticia solo la motivo a seguir trabajando en pro de la comunidad infantil de su región, fue allí cuando conoció a Malala.

“Malala era una niña de 11 años que blogueaba su lucha diaria para obtener educación, yo en ese entonces tenía 18 años y estudiaba en la Universidad de Stanford gracias a una beca.

"Pero, yo quería seguir en contacto con lo que pasaba en mi país, por eso se me ocurrió crear un campamento de verano en Islamabad (capital pakistaní) para Malala y otras niñas”, compartió.

Poco después, mientras se encontraba en Egipto participando en un proyecto, en el 2012, recibiría la llamada donde le avisaban que Malala había sufrido un atentado, señaló Shiza.

“Fue un momento donde se me paralizó el corazón, pero Malala sobrevivió al ataque talibán y no perdí tiempo, viajé a Londres que era donde ella se recuperaba, para apoyarla a ella y a su familia”, mencionó.

Fue a partir de ese entonces que Shiza se volvería una pieza fundamental en la vida de Malala, quien debido a su historia, el interés mediático sobre ella iría creciendo a gran escala, lo que les permitió darse cuenta del gran impacto que podría generar su experiencia.

“Supe que Malala no era una víctima, y así como las demás niñas del campamento y el mundo, era líder y su historia merecía ser contada en sus propias palabras”, agregó Shahid.

De esta manera, en 2013 nacería la Fundación Malala, que tiene como objetivo amplificar las voces de las niñas, defender e impulsar su educación a través de políticas locales, nacionales e internacionales.

Así como invertir en organizaciones que proporcionen educación de calidad para niñas en comunidades vulnerables.

“Mientras veía Malala subiendo al podio a recibir el Premio Nobel de la Paz, con 17 años y orgullosamente usando el pañuelo en la cabeza, sabía que habíamos derribado los estereotipos sobre la forma en la que se percibía la valentía, y lo que las niñas pueden lograr”, dijo.

SER UNA GENERACIÓN DE LÍDERES

Además de compartir su historia con los asistentes, en su mayoría estudiantes, también los a animó a ser una mejor versión de sí mismos que trabaje por un cambio positivo en el mundo.

“Sé que es un cliché decir que ustedes son la siguiente generación de líderes, pero lo son y creo que uno de los principales elementos para lograr que un mundo mejor es mantenerse abierto al cambio”, mencionó.

Agregó que la ventaja que tienen las generaciones actuales frente a las problemáticas actuales, es que los jóvenes mantienen una mayor conciencia con las necesidades mundiales.

“La valentía no es la ausencia de miedo, cada vez que hacemos cosas que importan habrá miedos, un sentimiento de no ser suficientemente bueno, de ser un impostor”, afirmó.

Finalmente, reconoció que aún falta mucho camino por recorrer en temas de educación, derechos y equidad, sin embargo, el éxito dependerá del aventurarnos a crear experiencias nuevas.

“Si empezamos a reconocer la disparidad de género, si empezamos a cambiar las cosas podemos transformar la economía y cuando acogemos nuestras ideas es cuando más aprendemos”, concluyó.