El hambre por la victoria y la disciplina para poder ser campeón son aspectos que, en opinión de muchos de quienes lo recuerdan, caracterizaron a Barry Copenhaver, entrenador de Borregos Salvajes en la década de los 70 y 80.
El coach Copen, como le decían algunos de sus alumnos, falleció ayer en Texas y dejó, en opinión de varios, marcada a una generación de jugadores con su liderazgo, responsabilidad y deseo de ser el mejor.
David Garza, rector y presidente ejecutivodel Tec de Monterrey, reconoció a Copenhaver como símbolo de disciplina y trabajo.
“Mi más sentido pésame para su familia, para todos los entrenadores y toda la comunidad Tec que en algún momento lo conocimos. Gracias a su manera de ser, a lo que él inyectó en nuestra institución, particularmente con los Borregos Salvajes, deja un gran legado.
“Yo lo asocio con disciplina, exigencia, con trabajo duro, pero también con compromiso, con la responsabilidad", externó.
Como estudiante, el rector fue a partidos de Borregos y señaló que era notoria la disciplina del entrenador en el equipo.
“Hay personas que a lo largo de su paso en ciertas instituciones dejan una huella, dejan una cultura o una manera de ser y que se asocia con eso a un grupo.
“Sin duda el coach Barry Copenhaver fue alguien que dejó precisamente esa marca en esos Borregos Salvajes que perdura hasta el día de hoy: exigencia, disciplina, alto compromiso con las responsabilidades académicas, y alto compromiso con los más alto estándares”, dijo.
Por su parte, Victor Gutiérrez, rector de Operaciones de la institución, apuntó que el coach marcó una época trascendente con los Borregos, reflejada en los testimonios de sus exjugadores.
“Hacen ver a una persona extraordinaria, líder ejemplar que daba más del 100 por ciento.
“Un coach que sembró carácter, inteligencia y entrega, y cosechó e reconocimiento, gratitud y amistad de sus jugadores y del Tec de Monterrey como institución”, mencionó.
Mario Adrián Flores, vicepresidente de la Región Monterrey, señaló que siempre será recordado en la institución, gracias a su trabajo y por ser integrante del Salon de la Fama del Tec.
"Es una gran pérdida para su familia y para el Tec de Monterrey, Es una persona que dejó huella en el campus Monterrey, como head coach en Borregos. Reconozco el gran trabajo del coach y queda en la memoria de nosotros", señaló.
Copenhaver dirigió a Borregos en la temporada 1975-76 y de 1978 a 1985.
Fue campeón invicto de la Liga Nacional Colegial con Borregos en 1976, y también fue clave en el proceso de Borregos para convertirse en uno de los mejores equipos del futbol americano universitario.
Gran Coach
La principal huella que dejó el coach Barry Copenhaver fue el deseo de ganar siempre, lo que quedó plasmado hasta la fecha.
“Dejó el legado del hambre de la victoria”, expresó Frank González, entrenador que lo sustituyó en 1985 y quien también fue su jugador.
“De tener hambre para buscar la victoria y siempre, una de las características más importante de él, era la disciplina”, señaló.
El coach Frank dirigió a Borregos Monterrey por 27 años, tiempo en el que ganó 17 campeonatos de Liga Mayor, con lo que forjó una dinastía, y una parte de su preparación se la debe a Copenhaver.
“Algo que de él aprendí es cómo organizar mi día para que lo que hicieras te diera frutos para cuando llegaras al día del juego”, recordó González.
El poder detectar el talento es algo que Frank también aprendió de él, lo que lo llevó a encontrar algunos de los mejores jugadores de la historia de Borregos en las décadas siguientes y así forjar su dinastía.
“Lo más importante fue la disciplina y la ética de trabajo. Son dos cualidades muy importantes. No hay otra mezcla, si tú trabajas, si eres organizado, con disciplina, las cosas van a venir”, señaló.
Para el entrenador Humberto “Erizo” Rodríguez, Copenhaver fue un entrenador muy apasionado, lo que contagiaba a sus jugadores y staff.
“Era muy dedicado, gran líder, mentor, entusiasta, íntegro, con una actitud de ‘siempre dar tu máximo esfuerzo’”, manifestó.
El entrenador en Borregos también recordó su faceta como persona, y lo calificó la razón por la que se convirtió en coach.
“Gran amigo, bromista, y excelente persona. Me enseñó a ser coach. Su ejemplo y enseñanzas fueron un tesoro en mi vida”, expresó.
Entre sus jugadores, además de Frank y "Erizo", estuvieron Leopoldo Treviño, Roberto Rodríguez y Marcos Díaz, entre otros.
Todos ellos fueron entrenadores en Borregos y pudieron continuar con la cultura de trabajo de Copenhaver.
"Dejó el legado del hambre de la victoria. De tener hambre para buscar la victoria siempre".
El coach es recordado por ser ejemplo para las nuevas generaciones de entrenadores, comentó Sigifredo Treviño, director Atlético y Deportivo de la Región Monterrey.
“Lamentamos el adiós de Barry Copenhaver, un coach que inspiró a varias generaciones sobre la importancia de la disciplina y el forjar el carácter que lo llevó a obtener varios títulos nacionales con los Borregos Salvajes.
“Un coach que nos podemos dar cuenta fue un formador extraordinario, que fue muy querido por sus jugadores”, manifestó.
Carlos Mijares López, ex directivo de la institución en el ámbito académico y de asuntos estudiantiles, señaló que el legado de Copenhaver en el futbol americano del Tec fue fundamental.
“Él es uno de los grandes pilares en los que está cimentado el Futbol Americano de nuestra institución. En su época los Borregos volvieron a la cima y mostraron su jerarquía.
“No fue fácil, pero todo se debió al profesionalismo excepcional de él y su visión de mediano y largo plazo. Los resultados lo muestran”, mencionó.
Barry Copenhaver: el formador
Siempre abierto a convivir con sus jugadores y con mucha chispa es como recuerdan ex Borregos a su entrenador, muy diferente a como se comportaba en los entrenamientos.
“A la hora de ser entrenador y había que trabajar levantaba su barrera. Al momento de salir del trabajo y llegaba a su casa era bien raza, abría la puerta a todo mundo”, mencionó Frank González.
“Muchos de sus jugadores, y ya como entrenador, me tocó mucho convivir en su casa. Siempre se caracterizaba por ser muy amigable y muy chispa para las cosas”, añadió.
A sus jugadores les impregnó ese espíritu ganador, señaló Leonardo Huerta, ex Borrego de esos años.
“Lo distinguían su dedicación, disciplina, integridad y exigencia deportiva, creando en sus jugadores una mentalidad ganadora, desarrollando tenacidad y perseverancia, resiliencia, trabajo en equipo, y teniendo un balance de cordura y humildad”, manifestó.
Huerta recordó que se preocupaba por sus jugadores por lo que les ocurría fuera de la cancha también.
“Siempre tenía un momento para escucharte, aconsejarte y percatarse cuando había situaciones que te afectaban como persona.
“Su exigencia deportiva la extendía en la parte académica por igual, y se enteraba de nuestras calificaciones antes que nuestros mismos padres”, manifestó.
Gracias a su exigencia y disciplina en los entrenamientos, los jugadores se sentían seguros de poder vencer a su rival, señaló Eduardo Lozano, otro de sus pupilos.
“Era un gran preparador físico y mental de sus jugadores. Sin importar quién era el rival, nosotros como sus jugadores sabíamos que estábamos mejor preparados que los rivales”, dijo.
Una persona íntegra, con congruencia entre el decir y el hacer y que pedía a sus allegados lo mismo, es lo que Lozano también recuerda más de él.
“Era un firme creyente en el trabajo duro y constante en la búsqueda de las metas trazadas. Tenía un dicho: ‘el único lugar en donde el éxito está antes que el trabajo, es en el diccionario’”, indicó.
Lozano señaló que como persona, el entrenador tenía un gran sentido del humor y era un líder carismático.
“Entre su español con fuerte acento norteamericano, combinando humor mexicano y norteamericano, era una delicia escuchar sus chistes y ‘rebanes’.
“Era también una persona, un líder, sumamente carismático... Creo esto se debe a que siempre predicaba con el ejemplo”, explicó.
A ser parte de un equipo y aceptar con humildad su rol en el mismo, fue lo que más aprendió Hugo Martínez de él, quien también le tiene un especial cariño por la forma en que lo aceptó en Borregos.
“Yo tenía 15 años cuando fui invitado a pertenecer al equipo de fútbol americano, me envió una carta cuando todavía jugaba en la AFAIM, que me hizo sentir muy especial”, recordó.
También, el EXATEC resaltó su exigencia y disciplina.
“Otra lección que aprendí de él fue el ‘dar el máximo esfuerzo’, junto con la disciplina de nunca faltar o llegar tarde a algún entrenamiento, siempre con la mentalidad de ganar, nos inculcó y formó una ‘mentalidad de campeón’”, comentó.
Sus exjugadores también recordaron su energía al entrenar durante los partidos, y la mirada que les lanzaba cuando las cosas no les salían bien.
Barry Copenhaver siempre será recordado por su gran aportación y trascendencia no solo al fútbol americano, si no también al deporte del Tec.
Ante su fallecimiento, él sigue viviendo en los corazones de los Borregos Salvajes y en uno de sus grandes hogares el Salón de la Fama del Tec de Monterrey.
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