Columna 'Torre de Babel' | campus Monterrey
Viajar por México siempre ha sido una experiencia extraordinaria.
El país posee una lista interminable de lugares históricos, artísticos y culturales de gran valor que hechizan por su misterio e increíble origen, por su belleza artística y misticismo.
En la región centro-norte del país se encuentra Zacatecas, ciudad colonial reconocida por la UNESCO en 1994 como Patrimonio de la Humanidad; ciudad museo donde cada rincón está lleno de historia y arte, de riqueza cultural, expresiones artísticas diversas y colecciones extraordinarias.
En esta ciudad nace Rafael Coronel, artista plástico y apasionado coleccionista de arte; sus obras han sido reconocidas internacionalmente por describir universos poéticos y crudos a través de sus pinturas.
No solo su expresión pictórica es valorada en todo el mundo, sino también sus colecciones de arte que en 1990 donó a la ciudad que lo vio nacer.
Estas colecciones están expuestas en un museo que lleva su nombre y en un lugar que también es una pieza de arquitectura colonial, histórica y cultural: el ex Convento de San Francisco.
Esta antigua edificación del siglo XVI fue la primera que se fundó en la provincia de Zacatecas y de donde partieron los primeros misioneros para evangelizar el norte de la Nueva España.
El Museo Rafael Coronel alberga piezas únicas reunidas por este artista zacatecano. Ahí se halla su colección de máscaras considerada la más grande del mundo.
Como el resultado de múltiples viajes para conocer otras culturas y sus formas de ver el mundo, Coronel muestra su fascinación por las expresiones del arte popular mexicano.
Aunque el museo tiene otras salas donde se exponen objetos prehispánicos, colecciones de títeres de la compañía del Rosete Aranda creada en 1850, bosquejos elaborados por Diego Rivera para el mural pintado en el Rockefeller Center y los planos de edificación del Museo Anahuacalli, el museo atrae por su colección de más de diez mil máscaras.
Durante el recorrido por la sala de máscaras se puede apreciar la museografía de la exposición permanente con dos mil trescientas máscaras.
El viaje por esta sala inicia con los orígenes de la máscara, su significado mágico, ceremonial y su manifestación plástica en las tradiciones de los pueblos mexicanos.
Conforme se avanza, las piezas se transforman en moros y cristianos, diablos, animales, centuriones; también están las usadas en las pastorelas y carnavales, así como las de los bailes ceremoniales y fiestas populares.
En la exhibición se descubre que cada máscara tiene una personalidad, una sensibilidad artística que expresa lo doméstico, ornamental, religioso y recreativo.
Las expresiones culturales y artísticas se conocen por sus manifestaciones en lo popular y lo cotidiano, las máscaras reflejan ese universo en este extraordinario acervo.
Twitter: @lsierra_3
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