“Me dijo mi papá: ‘Tú vas a ser maestro’ y le dije: ‘No, yo voy a ser fotógrafo’”, narra así Udell Jiménez el momento que reveló a su familia su decisión de dedicarse a esta profesión.
El destacado y reconocido fotógrafo documental mexicano ha llevado sus exposiciones a México, Cuba y Estados Unidos.
Incluso National Geographic y la revista Visions Libre Magazine en París han publicado su trabajo.
Dos años tras aquella discusión con su papá y tras forjar su propio camino, Udell, ahora fotógrafo de Tec Media, área especializada de medios del Tec de Monterrey, lo invitó a una de sus exposiciones.
“La vio y me dijo: ‘Ya te entiendo, hijo’, y a partir de ahí ha sido el papá más orgulloso y me presume cada vez que puede”, narra sonriendo Udell.
El momento que conectó la fotografía con su niñez
Meses antes de esa plática con su padre, quien es maestro, Udell descubrió que la fotografía era su pasión cuando estaba a punto de terminar la licenciatura en Informática a sus 24 años.
Luego de graduarse dejó de lado lo que había estudiado para perseguir la fotografía sin importar los retos que vendrían.
El momento que hizo que cuestionara a lo que se quería dedicar fue cuando era gerente en una imprenta. Era su último periodo de estudios y sus manos tocaron por primera vez la tela de los lienzos en los que imprimía fotografías de sus clientes.
Ver las imágenes en alta calidad llevaron a Udell a un viaje de vuelta a su niñez, en la que su mente lo transportó hasta un café, en donde de la mano de su abuelo, tuvo su primer acercamiento al arte.
Los dibujos en servilletas que cambiaron su vida
Udell, nombrado así en honor al padre de su padre, estaba en un café en su natal Cd. Victoria, Tamaulipas, con su abuelo materno Jorge Veytia Marín, un arquitecto que siempre cargaba consigo una pluma.
Como caricaturista en un periódico local, su abuelo convertía las servilletas en verdaderos lienzos al dibujar paisajes, objetos o el personaje de caricatura, lienzos como los que vio en su trabajo en la imprenta años más tarde.
Udell descubrió así el deseo de plasmar imágenes a través del dibujo como su abuelo, y los personajes de la serie Dragon Ball se convertirían en sus "musas" durante la primaria.
“De hecho, una vez gané un concurso con un dibujo de Gokú. El dibujo lo hice como mi abuelo, solo con una pluma”, recuerda Udell entre risas.
El arte tomaría distintas formas en su vida y tocó su puerta en el último semestre de su carrera en forma de fotografía. Desde el momento en que abrió la puerta, su vida cambiaría para siempre.
De fotografiar a recién casados hasta un gobernador
Udell seguiría a la fotografía y lo llevaría a enfrentar retos en otros países y regiones, a subir a un barco para conseguir una foto y hasta colarse en una reunión presidencial.
Empezó como fotógrafo de bodas, experiencia que le gustó, pero que decidió abandonar pronto para no encasillarse.
Udell creó después junto con otros fotógrafos una asociación llamada Imago, en la que tuvo la oportunidad de ser fotógrafo del gobernador de Tamaulipas.
Levantarse de madrugada, analizar locaciones para fotos y trabajar editando hasta llegada la noche era el día a día de Udell entre el 2012 y el 2013.
Su determinación de no detenerse ante nada lo llevaría a desarrollar habilidades para conseguir la fotografía ideal, fuera como fuera.
Estas habilidades lo llevaron a infiltrarse a una reunión exclusiva entre gobernadores y el presidente de México.
“No nos dejaban pasar, así que yo estaba afuera. En eso va llegando la jefa de la oficina de presidencia. Yo siempre iba de traje, así que me metí a su convoy.
“Íbamos ella, su secretario privado, los guardias y yo. Dieron por hecho que iba con ellos y me pude meter”, recuerda riendo.
Udell menciona que durante ese tiempo tuvo que aprender a preparar la imagen: primero en su mente para luego tomarla, así como a trabajar a un ritmo acelerado.
Incluso menciona que tuvo que subir a un barco que preparó un día antes para tomar una fotografía desde el mar hacia la costa, donde estaba el gobernador en un evento.
La fotografía social y política ya habían pasado por el lente de su cámara y había convencido a su papá, familia, amigos y hasta a políticos de que tenía talento.
La siguiente jugada de Udell era convencer al mundo de que había tomado la decisión correcta y estaba dispuesto a hacerlo una foto a la vez.
De fotógrafo privado a National Geographic
La fotografía documental que retrata la realidad de una sociedad se convertiría en la siguiente montaña a escalar para Udell.
Su idea era convertir el arte en una manera de dar voz a historias que carecen de ella.
“Siempre decimos que hay que dejar el mundo mejor de como lo encontramos. Yo digo que hay que dejar la historia mejor que cuando la retrataste”, indica Udell.
La situación precaria que viven algunos migrantes en su camino a Estados Unidos, personas en situación de pobreza y enfermedad, e incluso países con problemas sociales como Cuba fueron algunos de sus escenarios.
Fue entonces cuando organizaciones como National Geographic comenzaron a voltear hacia él.
“Esa es una de las cosas que más orgullo me da, ser publicado por National Geographic.
“El concurso que yo gané fue uno de 10 fotografías llamado National Geographic Your Shot, una página donde hay millones de fotógrafos”, menciona.
“Siempre decimos que hay que dejar el mundo mejor de como lo encontramos. Yo digo que hay que dejar la historia mejor que cuando la retrataste”.
Cinco veces Udell fue publicado por NatGeo en diferentes categorías con fotografías con las que retrató la realidad.
En 2018 también fue premiado en un concurso nacional llamado “Échale un vistazo al cielo”, también patrocinado por National Geographic.
La revista Visions Libre Magazine ubicada en París, Francia, publicó su trabajo en 2 ocasiones, en 2015 y 2016.
En 2019 la revista Cuarto Oscuro también compartió uno de sus trabajos favoritos llamado “El mismo camino, diferentes miradas”.
Una de las series fotográficas que más ha impactado su vida
Udell fue uno de los siete finalistas en 2017 en el Festival Internacional de la Imagen FINI tras exponer un trabajo sobre los migrantes centroamericanos que llegan a Monterrey, donde Udell vive actualmente.
“Por excelencia es el festival de foto más importante a nivel documental”, menciona Udell.
Para crear ese trabajo salía a la calle y a albergues de iglesias católicas que dan asilo a migrantes, con la intención de retratar las historias que encontraba.
Esa necesidad de contar algo fue la que lo llevó a retratar a una familia en pobreza extrema en la que además la madre, llamada Lupita, tenía fibrosis pulmonar, que le dificultaba respirar.
En una de las fotografías Lupita yace acostada sobre un colchón pegado a una pared, y tras de sí, una ventana que tiene una cortina caída por donde se cuela la luz.
La mujer mira hacia al lente de la cámara de Udell mientras su nariz tiene una cánula de oxígeno que ayuda a funcionar al 25% el único pulmón que la mantiene con vida.
“Te afecta. Es inevitable que no te afecte. Me he deprimido por cosas que he visto y fotografiado. Otras veces me pega tanto que ni siquiera fotografío las cosas que estoy viendo.
“Ver a alguien sufriendo, alguien que no puede levantarse de su cama y tener que tomar la fotografía y explicar el momento es algo muy difícil de hacer”, cuenta tomando pausas entre sus palabras.
Udell recuerda que gracias al trabajo que realizó sobre Lupita, National Geographic publicó parte de esa serie y se creó un fondo con donativos para brindarle ayuda.
También, tras una sesión en una comunidad indígena Otomí, Udell contactó y gestionó un apoyo junto con una asociación para llevar regalos a los niños de dicha comunidad y celebrar el Día de Reyes (el 6 de enero).
“Fueron y regalaron juguetes a niños de toda la comunidad. Siempre hay que tratar de dejar algo sobre todo en estas situaciones”, añade.
“Ver a alguien sufriendo, alguien que no puede levantarse de su cama y tener que tomar la fotografía y explicar el momento es algo muy difícil de hacer”.
¿Invencible cuando toma su cámara?
A lo largo de sus 34 años Udell también se ha enfrentado a situaciones personales como a la claustrofobia, la cual recuerda inició en algún momento en su adolescencia y ha sido intermitente.
Subir a un elevador que no tiene vista hacia afuera e incluso viajar en un avión han sido situaciones que lo han limitado y las cuales trabaja por superar.
Algunas de estas situaciones cambian cuando Udell lleva en sus manos una cámara y en su mente está el objetivo de conseguir la fotografía que él quiere.
“Estar en el trabajo, en una cobertura intensa, con mucha presión o que sea muy importante te hace pensar fuera de la caja.
“Salir de tus miedos, de las leyes incluso, todo para conseguir el resultado y la fotografía que tú te imaginas”, añade.
Udell sonríe y también recuerda que muchas veces ha tenido que ser cauteloso a la hora de intentar fotografiar algo o a alguien.
En algunas ocasiones ha sido perseguido en la calle, e incluso, le han intentado quitarle la cámara.
“Una vez en Tonalá me preguntaron que cuánto costaba la cámara. Me dijo un chavo que me estaban siguiendo y me sugirió que me fuera si no quería que me la robaran".
“Te da miedo. Salí corriendo de la tienda donde estaba y me subí al carro y me fui”, recuerda.
El equipo de Udell es una Fujifilm X100F, una cámara compacta con un sensor de casi 25 millones de píxeles y un lente que no se mueve.
A pesar de caber casi por completo en la palma de su mano, su tamaño contrasta para las grandes montañas, paisajes e historias que Udell plasma en sus fotografías.
Ser recordado como un buen artista
Durante su carrera, Udell tiene más de 20 publicaciones en revistas y más de 10 exposiciones individuales, así como reconocimientos nacionales e internacionales.
También publicó un libro sobre migración en la Universidad Metropolitana de la Ciudad de México (CDMX).
Participó además en el documental "Alberto" y en el cortometraje "Por lo que queda" como director de fotografía, el cual fue expuesto en el Festival Internacional de Cortometrajes en CDMX.
También ha dado conferencias, como en el Festival Internacional de la Imagen FINI en 2016.
Actualmente Udell trabaja como productor multimedia en el Tecnológico de Monterrey, donde ha participado en coberturas, sesiones y proyectos audiovisuales.
Su trabajo ha sido publicado en CONECTA y Tec Review. Obtuvo el reconocimiento por la mejor cobertura fotográfica en Latinoamérica por parte del CASE LATAM Platinum Awards 2020, que premia la mejor fotografía en el ámbito educativo del mundo.
Cuando se le pregunta cómo quiere ser recordado Udell menciona que como un buen artista.
“Como alguien que tenía un don para el arte. No solo fotógrafo, sino ser reconocido por usar el arte para ayudar a la comunidad”, dice.
Una de sus pasiones es transmitir lo aprendido, así que tras 7 años de que eligiera ser fotógrafo en lugar de profesor, Udell terminó dando clases, aunque en temas distintos a los que su padre Joel Luis Jiménez pensaba.
Cambió la informática por el arte y la fotografía y ahora enseña bocetos de figura humana, técnicas de pintura, iluminación y fotografía a quien busque algún consejo, un aprendizaje o una guía.
"Terminé haciendo lo que mi papá quería (ser maestro). Siempre está muy orgulloso de que doy cursos y enseño fotografía", finaliza.
Principales reconocimientos
- CASE Awards Latinoamérica 2020 - Mejor Fotografía (Borregos campeones)
- Premio Fray Andrés de Olmos - Joven Destacado Tamaulipas (septiembre 2017)
- Premio Joven Destacado Tamaulipas (agosto 2017)
- Segundo lugar concurso de fotografía de artesanías mexiquenses FONART-CONACULTA (agosto 2016)
- Primer lugar Disparos al Mundo (enero 2015), fotografía publicada en esa revista argentina (2015)
- Tres publicaciones en National Geographic (octubre 2014)
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