“La festividad del Día de Muertos para los pueblos indígenas en Sonora tuvo origen en el siglo XVI, específicamente para las comunidades Yaqui y Mayo” explicó Fany Muchembled, profesora de Humanidades y Ciencias Sociales del Tec de Monterrey campus Sonora Norte.
Su celebración es muy similar a la que conocemos tradicionalmente, esto debido al sincretismo entre el catolicismo y las prácticas precolombinas que llegaron con la Conquista.
“Se observa fácilmente quienes adoptaron las fechas de festejo católico. Los Yaquis y Mayos celebran con altares, danzas y rituales” comentó Fany.
La profesora explicó que debido a que estas comunidades son las que tuvieron mayor impacto en el modelo religioso de las misiones, son los únicos nativos indígenas que celebran el Día de Muertos del Noroeste de México.
En ambas etnias, si uno de sus integrantes fallece, su cuerpo es llevado ante La Cruz del Perdón, que está hecha de madera y clavada en sus cementerios.
Este ritual se hace con el fin de que el difunto pida perdón por los pecados cometidos, para después ser enterrado e iniciar el proceso de un año.
Este proceso se cree que es el camino que recorren antes de llegar al sewa ania o “mundo flor”, un lugar de armonía en el que el hombre regresará a la tierra de los vivos cada mes de octubre y noviembre.
El grupo indígena Mayo coloca las ofrendas en el tapanco, altar de palo de 1.60 mts construido cada año de mezquite, palmas y carrizo.
Para este altar se utilizan elementos cristianos como las flores, fotografía del difunto que se cubre con una tela, sal, cruz, agua y finalmente la imagen de la Virgen del Carmen.
Sin embargo, las familias que lo celebran procede a realizarlo fuera de sus casas cada 24 de octubre apuntando una cruz hacia la salida del sol.
La razón por la cual el altar es elevado se debe a que para ellos los muertos no tocan el suelo.
Con el paso del tiempo y la llegada de los españoles, decían que ese proceso no estaba apegado a las creencias católicas por lo que trataron de evocarlo y se mantuvieron sólo ciertas características indígenas.
“Tenemos que recordar que la mayoría de los pueblos indígenas de México fueron convertidos al catolicismo durante o después de la Conquista. Esta conversión se hizo de manera distinta para cada pueblo” explicó la profesora.
Según la cultura Yaqui, el cosmos está dividido entre Pueplum (comunidades humanas) y Huya Ania (mundo del monte) que es un territorio sagrado para esas almas y fuerzas.
Estas tradiciones y creencias son mantenidas en los ocho pueblos Yaquis y en varios pueblos Mayos.
Por la noche del 1 de noviembre se encienden las veladoras y se asiste al panteón a llevar flores y más veladoras.
Los mayos pueden mantener este altar casi un mes, en cambio los yaquis lo retiran el 2 de noviembre.
Para finalizar, le dicen adiós a los difuntos con una variedad de alimentos con la solicitud de que regresen el siguiente año.
Según sus creencias, los muertos pueden tener comunicación con el mundo de los vivos mediante las ofrendas del día festivo y las familias agradecen su visita y lo que hicieron por ellos.
Fany subrayó la importancia de que los jóvenes conozcan acerca de las culturas de México y se les reconozca en la sociedad sus mitos, leyendas y creencias.
“También es importante que las mismas comunidades se mantengan vivas, en el sentido de que tengan la fuerza y la vitalidad necesaria para seguir evolucionando” finalizó Fany Muchembled.