Mientras el T-MEC, el nuevo acuerdo comercial entre México, Estados Unidos y Canadá, arrancó el 1 de julio pasado con serios problemas logísticos en el comercio transfronterizo, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, visitará a partir del 8 de julio, en Washington, a su homólogo norteamericano, Donald Trump.
Así, el líder mexicano que rechazó asistir a la apertura de la Asamblea General de las Naciones Unidas o a la reunión del G-20, se sentará en la mesa con el político más hostil e inclusive insultante para con los mexicanos.
La decisión de López Obrador tomó por sorpresa a la opinión pública mexicana, sobre todo porque era uno de los principales críticos del vecino del norte.
Oficialmente, esta visita tiene como objetivo celebrar la puesta en marcha del acuerdo comercial T-MEC, así como “agradecer” el apoyo del presidente Trump a México durante la pandemia actual.
Sin embargo, el tercer socio del acuerdo, el Primer Ministro de Canadá, Justin Trudeau, “lamentó”, en una llamada hecha al presidente mexicano el lunes 6 de junio, no poder viajar a Washington para reunirse con sus homólogos del T-MEC.
Pero hizo resaltar su preocupación por la decisión de López Obrador de cambiar las reglas del juego en la cuestión energética, cuando su país invirtió más de 9 mil millones de dólares en el sector.
UNA EXTRAÑA DECISIÓN
La decisión del presidente mexicano rompe con la línea seguida durante su campaña electoral e inclusive durante su primer año de gobierno, aunque durante la pandemia, parece que un acercamiento se dio entre Washington y México.
Primero con el respaldo de Trump a la política mexicana de recortar solamente 100 mil barriles de crudo, cuando la OPEP exigía 350 mil y también por el envío de insumos para el combate al coronavirus.
Hace 3 años por ejemplo, el 14 de junio de 2017, tras su gira por Estados Unidos, el entonces candidato a la presidencia mexicana, presentó el libro titulado "Oye, Trump", en el que expuso sus propuestas para defender a los migrantes mexicanos.
“Es un relato de nuestra visita a las ciudades (norteamericanas) para defender a los paisanos ante la actitud autoritaria del presidente de los Estados Unidos”, señalaba López Obrador.
También durante la campaña electoral el líder de Morena acusaba al inquilino de la Casa Blanca de ser racista y antimexicano.
En un mitín en los Estados Unidos, López Obrador se refirió a Trump como “una vulgar amenaza a los derechos humanos” por su intención de construir un muro fronterizo.
Además “exigió” al entonces presidente mexicano, Enrique Peña Nieto que se reuniera con Trump para “hacer valer los derechos humanos” de los connacionales.
UNA VISITA CONTROVERTIDA
Asi, la visita a Washington este 8 y 9 de julio, ha generado un mar de opiniones en el país, desde quienes lo apoyan hasta los que ven como una humillación nacional este encuentro.
Para el sector más alineado con AMLO, su visita permitirá defender los intereses mexicanos en el T-MEC (lo que ya no es posible hacer ningún cambio) o “exigir” el respeto a los derechos de los migrantes, lo que nunca ha sido una preocupación del presidente Trump.
Sin embargo, en muchos sectores, tanto del empresariado como intelectuales e inclusive dentro de la propia esfera del poder, este viaje es preocupante.
Para los empresarios mexicanos, López Obrador debería viajar con una fuerte delegación empresarial mexicana para salvaguardar los intereses nacionales dentro del T-MEC.
En el ámbito de los intelectuales, inclusive de la propia izquierda, esta reunión es una “humillación” nacional porque fue practicamente una exigencia norteamericana a la cual se sometió el presidente mexicano.
Estamos lejos del candidato de la izquierda que pedía a Peña Nieto “exigir derechos”, cuando él mismo no lo puede hacer.
Para otros, inclusive dentro de la esfera del poder, es “una marcha de la locura” porque nada relevante puede salir de este encuentro y “ciegamente nos encaminos a un error histórico”.
Así, el defensor de los derechos de los pobres y de la soberanía nacional de México se presta a respaldar a Trump en un contexto de una campaña electoral que se ve complicada para el inquilino de la Casa Blanca en un momento en donde el próximo presidente de los Estados Unidos podría ser un demócrata.
Una humillación para México.
* El Dr. Zidane Zeraoui es profesor-investigador de la Escuela de Ciencias Sociales y Gobierno del Tec de Monterrey. E-mail: zeraoui@tec.mx
Fotos: Casa Blanca y lopezobrador.org.mx
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