Hace 208 años un grito despertó en el pueblo mexicano una necesidad por levantar la voz, los puños y la patria en una lucha por su independencia
Por Entrevista a Eva Luisa Rivas Sada - 14/09/2018

Editorial | Campus Monterrey

Profesores que dejan huellaa

La fiesta del 16 de septiembre es una fiesta ciudadana para celebrar las victorias que como sociedad hemos logrado a lo largo de nuestra historia: la conquista de nuestros derechos políticos, el derecho a auto gobernarnos, el derecho a regirnos por nuestras propias leyes, leyes que deben de emanar de los valores, de las visiones y los anhelos que tenemos como sociedad.

Lo más importante que debemos de aprender de las generaciones pasadas es que buena parte de los derechos y el bienestar que disfrutamos ahora no es algo dado. Debemos comprender que es una conquista ciudadana y entender que lo que gozamos ha sido porque otras generaciones lo han construido y lo han ganado con sacrificios.

La ciudadanía ha luchado de diferentes formas, pero de todas las formas posibles, la única constante ha sido la confrontación intelectual. Debates que se escriben, se declaran, se ponderan y se comparten. La búsqueda de la felicidad, de la realización personal y el bienestar social ha tenido que ver con lo que pasa en la vida cotidiana, con los problemas ordinarios que sucedían en la ciudad, en los pueblos y entre las gentes.

Los anhelos de la ciudadanía tenían que ver con el bienestar inmediato, como contar con tierras dónde trabajar, por condiciones de vida más seguras e igualitarias, pagar impuestos justos. Luchar por la Nación representaba luchar por estas causas concretas, es por ello que la lucha por la autonomía local siempre fue una constante.

El día de hoy, más de 200 años después, la vida colectiva y los derechos de los ciudadanos a nivel local se han ido diluyendo a favor de una centralización muy fuerte de los recursos, de la toma de decisiones y de las prerrogativas.

Por ello, tenemos que conquistar primero nuestra propia ciudad, si queremos vivir mejor tenemos que transformar nuestro espacio inmediato, el mundo donde transcurrimos, donde vamos al trabajo, donde vive nuestra familia.

A 208 años de la independencia necesitamos seguir luchando por tener un mejor gobierno y tener la responsabilidad como ciudadanos de contribuir para que nuestras instituciones sean un medio al servicio de la ciudadanía.

No debemos olvidar que somos una cultura que tiene la grandeza de un pasado, una de las sociedades que cuenta con un patrimonio cultural de los más ricos del mundo, con una memoria histórica crítica al igual que fascinante; debemos sentirnos orgullosos de nuestras tradiciones, de nuestro territorio, de nuestros pueblos, y reconocer el valor de nuestra propia diversidad.

 

Campus:
Categoría: