Dany Arteaga | Crónica | Campus León
Uno como espectador no sabe lo que implican 3 minutos con 59 segundos bailando en un escenario, no es sólo ese tiempo. Implican horas de ensayos, días de proyección, meses de preparación y muchos sacrificios que no son perceptibles para el público, sin embargo un bailarín, maestro o director de cultural, los entenderá a la perfección.
Contemos la historia que hay detrás de una coreografía, esta en particular llena de orgullo a la compañía de danza del campus León ya que engloba muchas emociones las cuales descubrirán a su tiempo.
Agosto 2017 se presentan 40 estudiantes para audicionar con el fin de ser parte del equipo representativo de jazz, sólo pasan 23 a una segunda fase, de los cuales sólo terminarán siendo 19 bailarines en escena. Día con día se va exigiendo lo mejor de cada bailarín fuera y dentro del salón de baile.
Septiembre 2017 la presión sube, hay muchos integrantes nuevos en la compañía por lo cual se debe de apretar el paso e igualar las habilidades del grupo.
De ser un grupo de desconocidos una vez que entran a la compañía se vuelven parte de una familia, pasan demasiado tiempo juntos y los lazos entre los bailarines se fortalecen más que nunca.
Octubre 2017 una gran prueba se ve reflejada para la compañía, hay dolor, sufrimiento y están a un mes de presentarse en el Festival de la cultura y las artes a nivel Regional, no hay tiempo para tumbarse; por el contrario, deben de tomar fuerzas y saber qué es lo que están bailando.
La coreografía que se montó en octubre del 2017 se tituló “Amazonas”, sin embargo tiene un sentimiento más profundo que una batalla. En este caso simboliza la guerra de un cuerpo sano combatiendo ciertos sujetos malignos que vienen a quitar la paz de aquel cuerpo.
En ese mes, uno de los integrantes de la compañía falleció por causa del cáncer, su nombre era Arturo Salgado Ortuño quien para muchas personas era una inspiración. Se acababa de graduar cuando le dieron el diagnóstico, luchó casi un año cuando aquellos agentes malignos terminaron por vencer a un gran guerrero.
La compañía en tributo a su héroe decidió despedirse de su compañero de la manera en que ellos conocían, bailando. La compañía portaba un listón negro en el brazo en conmemoración de la presencia de nuestro compañero.
Es por ello que cada ensayo, caída, lesión, corrección, valía más. Si antes no tienes pretexto para faltar ahora menos porque no sólo es por el bailarín ni el respeto al grupo, lo que estás haciendo día con día es para honrar a alguien que sin duda dejó muy grande el espacio a llenar.
Noviembre 2017 llegó el día de presentar la coreografía, los bailarines ansiosos por salir a bailar, sacar aquellos sentimientos que en muchas ocasiones no pueden expresar con palabras. Pues ese era el momento de poder expresarse.
Desde el momento en que los pies tocan el escenario todo cambia, el tiempo pasa rápido, los nervios se quedan abajo, sentir al grupo al bailar para convertirse en uno solo es algo difícil de lograr, pero esa noche se logró.
Cada paso en la coreografía tiene una intención y con cada uno se llenaba de fuerza el ambiente, las Amazonas hacían notar su presencia con cada paso, el público estaba petrificado con el caminar de aquellas guerreras.
Al bajar del escenario la mejor satisfacción que puede tener un bailarín es la de saber que hizo bien su trabajo, vale más un baile en el cual te entregas al 100%.
Aquel 11 de noviembre las Amazonas además de dejar todo en el escenario y honrar la memoria de un grande, ganaron el primer lugar de su categoría. La felicidad no cabía en aquel momento.
Eran muchos sentimientos los cuales desfilaban ese día felicidad y emoción por un triunfo, llanto y dolor de aquella pérdida, pero sobre todo orgullo ya que se logró el objetivo.