Como padre de familia puede que te hayas preguntado ¿La relación con mis hijos e hijas pueden ser mejores? ¿Cómo se puede educar sin gritos ? ¿Te gustaría mejorar tu rol paterno pero no sabes cómo comenzar?
Noemí Quiñones, coordinadora del Centro de Reconocimiento para la Dignidad Humana en el Tec campus Toluca, platica con CONECTA sobre la paternidad afectiva y por qué es importante para el acercamiento de los padres con sus hijos o hijas.
“La paternidad afectiva no se refiere al contacto físico, a los abrazos, las caricias, sino a hacer un buen manejo de mis emociones en la crianza de mis hijas y de mis hijos” señaló la especialista.
El termómetro de una paternidad sana es la calidad de relaciones con los hijos e hijas
La paternidad afectiva se refiere a cómo los hombres ejercen sus roles de paternidad, cómo se relacionan e interactúan con sus hijos y sus hijas, pero sobre todo, cómo perciben la paternidad y su autopercepción en su rol de padres.
El indicador de nuestra paternidad es la relación con los hijos. "Sí esta relación es positiva, notaré que mis hijos e hijas son personas que tienen independencia, autonomía, que son felices, capaces de resolver sus conflictos y por ende son cercanas a mi", comento Noemí Quiñones.
¿Cómo saber si la relación entre padres e hijos es sana? Existen algunas señales que podemos percibir de que la relación entre padres e hijos necesita un cambio, para esto, nuestra experta comenta poner atención en algunos aspectos.
La paternidad afectiva no se refiere al contacto físico, a los abrazos, las caricias, sino a hacer un buen manejo de mis emociones.
"Si noto que no hay un crecimiento en mis hijos, que no se acercan a mi, que en las charlas que tenemos no hay cercanía, o sí siento que prefieren acercarse a su mamá, es momento de cuestionarme qué es lo que está pasando al momento de ejercer mi paternidad", refiere.
La Paternidad Afectiva como alternativa para mejorar las relaciones entre padres e hijos
Cuando se detecta que hay necesidad de hacer un alto y existe la inquietud por tener una relación familiar distinta, pedir ayuda, es lo primero.
Esto puede ser algo difícil, explica la psicóloga, dado que para algunas personas es complicado hablar de temas que producen dolor, aquellos que no se resolvieron en otras etapas o momentos de la vida.
"Es muy difícil hablar de temas que nos duelen, sobre todo cuando recaen en el ámbito familiar, sin embargo, es importante como hombres construir círculos de confianza", comenta Noemí.
A decir de la especialista, este es un paso necesario para reconstruir a la persona, sanar las heridas personales y con ello, mejorar las relaciones familiares.
“Necesitamos que alguien nos escuche y que también nos ayude a escucharnos, necesitamos que alguien nos mire pero también que nos ayude a mirarnos”, asegura.
La ayuda puede venir desde un proceso terapéutico, pero también de círculos de escucha, acercarnos por ejemplo, con la pareja o con amigos o amigas y es muy importante nombrar lo que está ocurriendo.
De la deconstrucción masculina a la transformación
Para transformar la relación con sus hijos, el padre debe comenzar un proceso de deconstrucción, explica Noemí, e implica analizarse a sí mismo antes que nada. "Cómo se auto percibe como hombre, que inseguridades tiene, que estereotipos está intentando cumplir o seguir".
“Antes de ser padres, e incluso antes de ser hombres, somos personas, y como personas tenemos necesidades, tenemos una historia, un origen” señaló la especialista.
Necesitamos que alguien nos escuche y que también nos ayude a escucharnos.
Dice la psicóloga, es importante romper con los estereotipos de género, para que la paternidad logre ser más afectiva, más sensible y más honesta.
"Los hombres también sienten, también tienen la necesidad de hablar con alguien, y sobre todo, deben evitar caer en la violencia, que se crea a partir de la frustración y de no poder comunicarse efectivamente".
“Debemos ser conscientes de trabajar nuestra historia, de qué familia vengo, como me construyeron, cuál es la idea que tengo de paternidad, quien me introdujo a esta idea, como fui criado, educado”, comentó Quiñones.
Construyendo la paternidad afectiva
Según la psicóloga, un hombre que genera paternidad afectiva primero trabajó su línea directa generacional, es decir, él ya tuvo que haber sanado ciertas cuestiones emocionales dentro de su linaje.
Considera que acedías además ello, también debemos considerar el crecimiento generacional, ya que la mayoría de padres en este momento tienen hijos del nuevo milenio, por lo que las creencias, visión y valores son diferentes a los del siglo pasado.
“No es que generación no tenga valores, es que sus valores son diferentes y a veces nos cuesta entender estos valores y creo que debemos aprender de esta generación sin aferrarnos a lo que fue en el pasado”, detalló Noemi.
Antes de ser padres, e incluso antes de ser hombres, somos personas, y como personas tenemos necesidades.
Caracteriza la experta que cuando se ha trabajado en la paternidad afectiva, las relaciones que se tienen con los hijos son relaciones más desde lo emotivo, desde la confianza, desde la autonomía.
En los hijos se puede notar que son niños o niñas con más autogestión, manejan mejor los conflictos, tienen muy buen trabajo en su autoestima, en su auto concepto.
Si tú ves que tus hijos e hijas son autónomos, son independientes, afectivos, si tienen un buen manejo de sus emociones y saben canalizarlas, quiere decir que estás teniendo una paternidad afectiva.
La paternidad afectiva replantea los roles y estereotipos de la masculinidad
“Sin ánimo de caer en estereotipos, pero por nuestra cultura, en ocasiones a los hombres les cuesta más trabajar heridas de infancia, cuando las personas nos permitimos trabajar nuestras heridas de infancia eso se va a ver en que somos adultos saludables” comentó Noemí.
De acuerdo con la especialista, por muchos años los estereotipos de género estipulaban que el hombre debía ser racional, fuerte y analítico frente a la emotividad y sensibilidad de las mujeres.
En los hijos se puede notar que son niños o niñas con más autogestión, manejan mejor los conflictos, tienen muy buen trabajo en su autoestima, en su auto concepto.
"Este canon definitivamente influyó en la concepción de la paternidad, una donde el padre era el proveedor, y la madre la cuidadora", explica.
Debido a que la sociedad machista enseña al hombre a no expresar sus sentimientos y emociones, resalta Noemí, que es normal y muy común que los padres no externen sus sentimientos tanto negativos como positivos y afectivos con sus hijos o hijas.
“Es importante que el padre tenga tiempo de convivir con sus hijos para generar una crianza lúdica, que tenga tiempo para acompañarlos en las etapas del crecimiento, pero sobre todo que tenga tiempo para él” comentó Noemí.
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