A Sebastian Veyro Rico siempre le han interesado los negocios. Recuerda que desde chico dejaba fluir sus ideas y trabajaba en ellas.
Con 18 años y estudiante de la Escuela de Negocios en el Tec de Monterrey campus San Luis Potosí, combina sus pasiones y su deseo de crear en Maché, un proyecto que busca impactar positivamente al medio ambiente.
Sebastián explicó que Maché consiste en un plástico ecológico compuesto de celulosa, la materia prima del papel, que aún está en la fase de prototipado. Aún en sus inicios, Sebastian aspira a que su emprendimiento crezca en el futuro.
“Mi primer emprendimiento fue crear una empresa de fundas para celular pintadas a mano y ahí fue cuando me di cuenta del impacto ambiental que tienen las fundas de plástico”, recordó Sebastian.
El origen de Maché
Sebastian contó que tiene un gran conflicto con el greenwashing, aquella manera de marketing engañoso que algunas empresas hacen debido a que en la actualidad se encuentra en tendencia la sostenibilidad en el mundo de los negocios.
“El hecho de que muchas empresas se aprovechen de eso y quieran vender sus productos como ecológicos o biodegradables cuando realmente no lo son me conflictúa mucho, especialmente con la cuestión de los plásticos”.
Maché es el nombre del proyecto y consiste en un plástico ecológico que si bien aún se encuentra en pruebas de biodegradabilidad, está hecho por completo de componentes no tóxicos y biodegradables.
“Tiene que haber un cambio, tiene que llegar alguien que realmente haga algo que sí sea ecológico, que sí sea biodegradable”.
“Tiene que haber un cambio, tiene que llegar alguien que realmente haga algo que sí sea ecológico, que sí sea biodegradable”, compartió.
¡Eureka!
Sebastian sabía que quería participar en la convocatoria a la beca del talento emprendedor en el Tec campus San Luis y una noche, mientras buscaba algo para trabajar, tuvo la idea de crear plástico con plantas, por lo que decide ponerse a la obra y explorar esta idea.
Con la guía de una maestra de su antigua preparatoria comenzó a investigar acerca de las plantas y sus propiedades, qué de ellas le podría ayudar.
Su idea evoluciona y decide hacer su plástico a partir de papel, pues este está hecho de celulosa, que según cuenta, es el biopolímero más abundante en la tierra y la cantidad que necesitaba sería imposible de extraer de plantas.
“Mi cocina se convirtió en mi laboratorio”
Debido a que la pandemia comenzó ya no pudo hacer sus pruebas en el laboratorio de la escuela, por lo que tras conseguir los ingredientes necesarios inicio a experimentar desde casa.
El conseguir el producto correcto fue un proceso difícil, realizó varios experimentos e incluso había veces en las que él sentía que no podría lograrlo.
La pandemia también afectó su proceso, llegó incluso a sentirse resignado ante la incertidumbre de la situación.
“Había días en los que no me sentía con los ánimos de levantarme y trabajar”.
“Había días en los que no me sentía con los ánimos de levantarme y trabajar”, relató acerca de su experiencia.
Pero las palabras de otros emprendedores sirvieron de inspiración y desarrolló su resiliencia en el proceso, siguió moviéndose.
“Me ponía a escuchar podcasts de emprendimiento”, explicó, “escuchaba a las personas que participaban y yo decía, levántate, levántate, porque en algún momento tú tienes que estar ahí”.
Qué va a ser del futuro
“Como emprendedor uno siempre se va a ver con muchos problemas”, comentó.
Sebastian explica que los emprendedores tienden a querer ser todólogos, a hacerlo todo, pero que está bien pedir ayuda y lo demuestra con sus logros, de los cuales sus profesores y otros colaboradores han formado parte.
Ha llegado muy lejos y continúa desarrollando su proyecto con ayuda de sus mentores en el Tec campus San Luis para llevarlo muy lejos.
La identidad de un emprendedor
Hoy busca un cambio y dedica parte de su tiempo a compartir aquellas cosas que le importan con su generación y las generaciones menores.
“Soy una persona que se ha dado cuenta de que tiene una voz y tiene la capacidad de hacer algo en este mundo, no únicamente por la cuestión de los plásticos”.
“Soy una persona que se ha dado cuenta de que tiene una voz y tiene la capacidad de hacer algo en este mundo, no únicamente por la cuestión de los plásticos”.
Sebastian es emprendedor, activista político, artista y aunque aún es joven, trabaja continuamente en formarse y educarse para aportar un cambio positivo.
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