Desde muy niño comenzó a aprender a través de sus sentidos. Veía o escuchaba a la gente tocar y de inmediato corría a su guitarra.
“A mí nadie me quería enseñar guitarra porque tenía manos muy chiquitas”, cuenta Martín Martínez, profesor de música en el Tec de Monterrey campus San Luis Potosí desde hace 28 años.
A pesar de la negativa a enseñarle, Martin tenía sed de aprender el instrumento, por lo que al inicio se dedicó a aprender de forma autodidacta.
Hoy, cuenta con una carrera musical de más de 40 años durante los cuales ha trabajado en distintos proyectos, llegando a ser guitarrista acompañante de músicos como José José, Lila Downs, cantantes de ópera, entre otros.
También ha dedicado su vida a formar jóvenes a través de la música, participando en la creación de eventos que han ido desde pequeñas presentaciones hasta composición, arreglos y dirección en musicales como Mamma Mia!.
Estudiar lo que te apasiona
Comenzó sus estudios al aprender las bases musicales de un maestro particular en San Luis Potosí. En aquel entonces no habían escuelas de música en el estado, por lo que siguió a su maestro cuando este se fue a Guanajuato.
Con 17 años, comenzó formalmente la carrera de composición. "Si te dedicas a algo que te apasiona y estás enamorado y convencido de lo que tú traes adentro y de lo que quieres hacer, se te hace corto el tiempo”, explica el profesor.
Relata que el ambiente de Guanajuato le permitía estudiar y ensamblar junto con sus compañeros. Ahí, se enamoró aún más de su instrumento y así cambió su rumbo a la Ciudad de México, con el propósito de ser un concertista de guitarra clásica.
Tiempo después, tuvo que regresar a San Luis por cuestiones personales y familiares, por lo que decidió enfocar su carrera en la parte creativa de arreglos, producción, grabación y dirección.
“Esta es una carrera donde verdaderamente tienes que entregarte, tienes que estar apasionado y tiene que sacrificar mucho” - Martín Martínez
El profesor Martínez cuenta que hoy, como cuando era joven, hay muchos padres que no creen, ni están convencidos de que una carrera artística te puede llevar a tener un futuro estable.
“...pero esto es una carrera, igual que cualquiera”, dice sobre de la música. “Esta es una carrera donde verdaderamente tienes que entregarte, tienes que estar apasionado y tiene que sacrificar mucho”.
Cuenta que sus padres vieron sus capacidades y creyeron en él. Se dio a la tarea de cumplirles la promesa de hacer una buena carrera, por lo que nunca paró de aprender, siempre consciente de que para llegar lejos no bastaba el talento.
“Sigo trabajando en esto felizmente, haciendo música todos los días de mi vida”, relata Martín.
Su camino como profesor de música
El camino de Martín en la enseñanza comenzó a los 18 años, pues desde aquel entonces se dedicaba a transmitir todo lo que aprendía.
En 1994 comenzó a dar clases de guitarra en el Tec de Monterrey, cuando el campus aún se encontraba en la colonia Jacarandas. Lo disfrutaba mucho, pues en grupo armaban noches bohemias y grupos para cantar y tocar.
Al trabajar con jóvenes, busca ampliar sus horizontes, por lo que en varios proyectos se ha colaborado con orquestas juveniles de San Luis, fomentando así el crecimiento y la parte colaborativa.
Antes que un trabajo, enseñar música es para el profesor Martínez es una misión de vida. Está convencido del bien que hace a una comunidad; cree que la música transforma a las personas y que las artes sanan y cambian el rumbo de una sociedad.
Explica que sus alumnos no necesitan ser virtuosos, grandes intérpretes, o dedicarse profesionalmente a ello, mientras que la música los cambie y sean capaces de apreciar su belleza, el trabajo de un artista y cómo este se transforma.
“En el Tec me gusta, me fascina mi trabajo” - Martín Martínez
“En el Tec me gusta, me fascina mi trabajo”, comparte el profesor. “Es un ambiente muy padre”.
Una de sus partes favoritas al enseñar en el Tec es la creación de sonidos nuevos que se dan cuando hace adaptación orquestal para sus alumnos. Para él, estos timbres aparecen para enriquecer y enaltecer las obras ya escritas.
A la hora de enseñar, los valores que son más relevantes para Martin son el respeto, compromiso y la lealtad para hacer un buen trabajo. Que se comparta, reconozca, respete, conozca y aprecie el material.
Contribución a la industria musical
“Yo destacaría a la gente maravillosa con la que he trabajado, con la que me he encontrado aquí a través de la música y con la que hasta la fecha, desde mis 28 años trabajando, me mantengo en contacto”, relata.
Sigue fomentando la amistad con muchos de los que han sido sus alumnos, entre ellos algunos son artistas, como Pablo Hurtado, guitarrista del grupo Camila, o Polo Rojas, participante en La Voz México.
Además colaboró con reconocidos artistas como Café Tacvba y José José; co-fundó el quinteto vocal Aletheia y es director artístico del grupo Danserye, que se presenta en distintos foros de México.
Además de Mamma Mia! en el Tec, ha trabajado en la producción de varios musicales, siendo algunos de ellos Peter Pan, El Jorobado de Notre Dame, Hércules, Ulises y el Libro de la Vida.
“Si yo logro que la gente vibre, se nutra y sane lo que trae a través de la música y lo convierte en una mejor persona, con eso me doy por bien servido”, contó.
Varios de sus alumnos lo describen como un profesor dedicado, apasionado al cual se le nota que le gusta su trabajo. Muchos cuentan que antes de él no sabían acerca de música, pero que todas sus enseñanzas han impactado en ellos.
“Describiría al profesor Martín como una persona bastante capaz, experimentada y que sobre todo sabe cómo entregar calidad en sus trabajos y se ve reflejado en sus clases, porque él siempre encuentra la manera de guiar a sus estudiantes.
"Logra transmitir su pasión para que todos dentro de los ensambles entreguemos un gran trabajo”, cuenta el alumno Josué Rivera.
El profesor cuenta aún sentirse con mucha fuerza para hacer música por muchos años más y no se puede ver retirado de la música, pues cree que sería ir en contra de la misión que se le ha encomendado en la vida.
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