Dotar a familias de escasos recursos que cuentan con integrantes que padecen autismo, por medio de la donación de 75 libros de cuentos, es el objetivo de alumnos de la materia Investigación Cualitativa del Tecnológico de Monterrey campus Puebla.
“Los cuentos apoyan a los niños a crear historias para que logren un aprendizaje. Es una iniciativa social como parte de los programas que establece el Tec” señala Helga Lizeth Ochoa, catedrática del Departamento de Mercadotecnia y Análisis.
La donación se realizó a través de la Unidad de Apoyo a la Educación Regular (USAER), que colabora en el proceso de integración educativa de alumnas y alumnos que presentan necesidades educativas especiales.
“Tenemos alumnos con déficit de atención, discapacidad intelectual, sordera, ceguera, conducta o problemas de aprendizaje, desde preescolar a bachiller” explica Ibelia Pérez, maestra de educación especial de la USAER 36 de la Zona 12 Puebla.
Por su parte Lola Hernández Gallardo, divulgadora del tema de autismo y asesora familiar y educativa mencionó que se requieren estructuras y libros muy concretos, razón por la que no cualquier material funciona a niños y niñas con autismo.
“Cuando me comentó la profesora Ochoa sobre este hermoso proyecto de sus estudiantes me emocioné mucho; hay poco énfasis en el fomento de la lectura en chicos con discapacidad en general, pero en el tema del autismo es un desafío muy grande”.
Lola, quien fungió como contacto entre los estudiantes del Tec de Monterrey y la USAER añade que, debido a lo anterior, los infantes con autismo inician con conceptos visuales y de pocas palabras.
“Trabajamos con la USAER, que agremia escuelas de educación especial del Estado de Puebla; se encarga de distribuir los libros entre pequeños que ya trabajan en el desarrollo de la lectoescritura”.
Los rasgos de una niña o niño con autismo son distintos de los de otras personas y requieren de atención, inclusión, aceptación y apoyo hasta convertirse en adultos.
"No tuvimos facilidad de entregar los libros directamente en oficinas; algunos me los enviaron por correo a casa, otros llegaron al Tec; los recolectamos de casas cercanas al campus; así obtuvimos los libros", Helga Ochoa.
A la par, sus madres y padres viven situaciones complejas, al tratar de adaptar momentos laborales y necesidades propias, para brindar atención a sus pequeñas y pequeños, que van desde aspectos médicos y educativos hasta sociales.
Ardua tarea
Fueron 2 semestres los que los estudiantes de la maestra Helga dedicaron a esta iniciativa durante la pandemia.
“Complejo porque no tuvimos facilidad de entregar los libros directamente en oficinas; algunos me los enviaron por correo a casa, otros llegaron al Tec; los recolectamos de casas cercanas al campus; así obtuvimos los libros” explica Ochoa.
Por su parte Lola apoya a más de 25 mil familias de México y América Latina a través de herramientas en línea como webinars, talleres, clases, charlas y asesorías a través de redes sociales, con entrevistas a cerca de 300 especialistas que apoyan esta causa.
“Mi deseo es que esto sea un inicio del fomento de una cultura, sobre todo en sus casas, de leerles en casa; no importa que tengan autismo, leerles es fundamental porque desarrollan sus habilidades comunicativas” expresa Lola.
Entre otras de las habilidades de las que habla Lola Hernández se encuentran la interacción entre el adulto y el niño, el lenguaje verbal y el no verbal.
“Hace falta mucho trabajo en el desarrollo de la lectoescritura. Como asesora observo que en América Latina nos enfocamos en desarrollar habilidades cotidianas para lograr cierto grado de autonomía, pero olvidamos la parte de lectoescritura y academia”.
La especialista señaló que existe un pensamiento generalizado en la sociedad de que quienes padecen autismo no pueden aprender, de que no se cuenta con herramientas y de que las personas a su alrededor no saben cómo ayudarles.
“Y se les va relegando sin tomar en consideración que el desarrollo de la lectoescritura en cualquier ser humano es una de las herramientas que te da valor, ese sentimiento de valor como miembro de una comunidad”.
“Hace falta mucho trabajo en el desarrollo de la lectoescritura. Como asesora observo que en América Latina nos enfocamos en desarrollar habilidades cotidianas para lograr cierto grado de autonomía, pero olvidamos la parte de lectoescritura y academia”.
El trabajo desde la USAER
De acuerdo con Ibelia Pérez, la Zona 12 de Puebla es la única que da atención a los 4 niveles de preescolar, primaria, secundaria y bachiller a nivel estatal, al velar en este momento por la integridad de 300 alumnas y alumnos.
“A través de nuestros docentes ofrecemos asesorías para que, dependiendo del diagnóstico, los alumnos derrumben las barreras que vamos identificando; realizamos talleres y los acompañamos en su proceso”.
De igual manera y a pesar de la pandemia, la USAER da orientación a padres de familia via Zoom o WhatsApp, sobre dudas que tengan con los cuadernillos.
La maestra Ibelia lamentó la falta de sensibilidad por parte de la sociedad, para darse cuenta de la cantidad de personas que padecen autismo, lo que da como resultado poco apoyo hacia estas personas y organismos que las acompañan.
“También trabajamos con el Centro de Atención Múltiple (CAM), donde hay alumnos con discapacidad; en la USAER están los alumnos que estudian en una escuela regular y definitivamente sí es muy alto el porcentaje”.
En contraparte, Ibelia celebró contar con compañeros y padres de familia que “desde su trinchera” y a nivel estado aportan esfuerzo y trabajo a favor de esta causa.
“Me gustaría que la gente sepa que ya está sucediendo, que ya se realiza la inclusión de los alumnos y que tiene un buen apoyo de las escuelas (…) me encanta porque los alumnos ya viven ese ambiente de inclusión que es necesario proyectarlo”.
No es la primera vez que “Miss Helga” y sus alumnos se organizan para brindar ayuda. Hace un par de años también donaron cuentos a la Asociación Mexicana de Labio y Paladar Hendido A. C.
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