Jorge Zanella Alvear | Campus Puebla
Más de 12 años sin visitar la lona; 51 de 52 peleas ganadas, con sólo un empate sin derrota y más de 18 años como campeón mundial invicto son cifras que significan más de lo que un peleador común hubiese soñado tener en su palmarés profesional.
Ricardo López Nava mejor conocido en el ambiente del box como “El Finito” López, es un ejemplo de tenacidad y superación.
A los 7 años y a través del televisor en los ya famosos “Sábados de box” descubrió su amor por el boxeo. A partir de ahí tuvo claro a que se dedicaría el resto de su vida y la manera en que dejaría huella en el planeta.
Como sucede en las mejores historias de éxito, este no llega sin su respectiva dosis de sufrimiento, aunque este llegó con base en el trabajo y lucha constante por no sucumbir ante la presión de su entorno, que constantemente le recordaba su desconfianza.
“México es un país cangrejista” afirma “El Finito”, quien es partidario de dejar soñar y trabajar a la gente por lo que quiere.
“Dar lo mejor, tenemos una obligación todos que es vivir, ayudar a vivir y dejar vivir y cada quien desde su trinchera va haciendo lo mejor con ética, con lealtad, para seguir creciendo como mexicanos y en este nuevo cambio que viene”.
El 1-2-3 del éxito del Finito
Tres factores fueron determinantes en la vida y en la carrera profesional del boxeador, mismos que le fueron inculcados por su entrenador Don Arturo “El Cuyo” Hernández, formador de 18 grandes campeones mexicanos e integrante del Salón de la Fama de boxeo mundial.
En el gimnasio de “El Cuyo” el púgil en ciernes conoció la palabra disciplina, misma que sería determinante para el resto de su carrera, junto con sus 3 vertientes:
- Dedicación, para a estar concentrado en todas las actividades sin tener un distractor.
- Constancia, para hacer las cosas de manera constante y de corazón diariamente.
- Responsabilidad, para responder ante las situaciones que se presenten.
Otras de las estrategias utilizadas por Ricardo Nava fueron la actitud que incluye a la capacidad de ser estratégico y lograr con ello una ejecución efectiva.
Doña María Nava, madre de Ricardo, también fue un factor determinante en su vida al otorgarle algo que nadie más podía darle: respeto a su opinión y a su libertad, para decidir permanecer en una profesión difícil como la del boxeo.
En su charla con la comunidad del Tec de Monterrey López Nava compartió lo que representó para él tocar la lona en una ocasión, al no permanecer concentrado al cien por ciento en su trabajo dentro del ring; a la postre el resultado significó ser el único empate de toda su carrera, lo que le impidió lograr un record perfecto.
“Es permisible caer y es obligado levantarse, yo no tengo calidad moral para darle un consejo a nadie, únicamente plasmo como lo logré, como lo hago yo y con respeto transmitirlo; lo demás es de cada persona”.
Ricardo López en entrevista especial para CONECTA mostró su beneplácito al ver en su plática a familias completas, en las que sus integrantes se desempeñan favorablemente gracias a los valores inculcados.
“Veo con mucho agrado que las generaciones cambian, que la familia prospera en torno a la educación, a ser más valorados, a ser escuchados y esa es la vida, venimos a ser felices y crecer”.
En la actualidad el mejor boxeador mexicano se dedica a compartir su experiencia profesional y de vida a través de pláticas en diferentes instituciones. En ellas quiere mostrar a las personas y especialmente a los jóvenes, que es posible alcanzar sus sueños y que el trabajo duro es la fórmula para lograr el éxito.