El reloj de arena para la transformación digital se giró y el tiempo corre para todos los actores en la industria, la diferencia es quizá que algunas empresas tienen el tiempo del Sahara para adaptarse, otras el desierto de Sonora y algunas el arenero de su patio ante los inminentes retos, pues los formatos informativos y las plataformas se desdoblan mientras las audiencias se atomizan.
La industria del periodismo en México está en transformación. El reporte “El Despertar de un gigante adormecido” que elaboró Wan Ifra, Facebook Journalism Project y el Tecnológico de Monterrey da cuenta de ello. La investigación, es el resultado de la consulta a 51 medios de influencia regional y local en el país respecto a su adaptación a la era digital.
La participación de 32 medios regionales que cuentan con una versión impresa y 19 medios nativos digitales, locales o especializados, fue determinante para abarcar 27 de los 32 estados de la República Mexicana.
Cuatro pilares sostuvieron la investigación: modelos de negocio, composición de la redacción, organización de las empresas y herramientas digitales.
La transformación en el modelo de negocio es inminente. En el 2011 el New York Times anunció que iniciaría el cobro por su contenido y en el 2020, con la aceleración que trajo la pandemia, logró que sus ingresos por suscripciones digitales superaran a los impresos.
En México, 91% de los medios regionales y 79% de los digitales no tienen desarrollados modelos de ingresos por lector ya sea vía muro de pago, membresía, suscripción o algún otro, estrategias que casas editoriales en latinoamérica como El Clarín o La Nación en Argentina y O Globo y Folha, ya lo están haciendo.
La industria lo sabe, por ello ante la pregunta sobre si consideran realizar un cambio en el modelo de negocio, 85% respondieron que están en vías de hacerlo definitivamente. Además, el 68% de los medios regionales y el 47% de los medios digitales saben que su modelo de ingresos actual es poco o algo sustentable en los próximos tres años.
La publicidad juega un papel determinante en el reacomodo del modelo. Por un lado, los espacios publicitarios que tenían un campo determinado en los impresos, crecieron exponencialmente en el ámbito digital.
Por otro lado, el avance y la sofisticación algorítmica de la misma, plantea múltiples alternativas para los anunciantes a través de la compra automatizada de audiencias en Internet. Sin embargo, alrededor del 30% de los medios regionales y digitales aún no logran desarrollar ingresos a través de altos niveles de audiencia y tráfico que son la base de la denominada publicidad programática.
Las redacciones revelaron un rostro joven: más de la mitad de los periodistas que laboran en ellas tienen menos de 40 años; 73% para el caso de los medios digitales y 58% para los medios regionales.
Un corte adicional, reveló que 1 de cada 4 participantes en las redacciones regionales es un joven de entre 18 y 29 años. Mientras que para las redacciones de medios digitales, las y los jóvenes de entre 18 y 29 años son el 50% de las mismas.
Es necesario mencionar que la investigación arrojó una composición paritaria por género en las redacciones regionales y digitales. Empero, también se observó que entre más se avanza en la cadena de mando de la organización, la participación de las mujeres disminuye, particularmente en los medios regionales.
El fenómeno no es exclusivo de nuestro país pues al hacer un comparativo internacional se observa que las mujeres todavía no ocupan las posiciones de Editor General. México solamente cuenta con el 6% de ellas, mientras que países como España (8%), Brasil (22%), también están lejos de los porcentajes que presentan los Estados Unidos (47%) o Finlandia (33%) acorde a los resultados que presentó el Instituto Reuters hace apenas unos meses.
El estudio también mostró dos paradigmas interesantes a tomar en cuenta. Cada vez con mayor frecuencia, escuchamos la capacidad para obtener y procesar información que apoye la toma de decisiones.
El ecosistema de medios no es ajeno a ello, pues entre toda la cantidad de información que se produce, lo que se necesita son datos que den pistas sobre las necesidades del lector, los requerimientos e intereses de las audiencias.
Sin embargo, los equipos que transforman los datos en información para el negocio o bien no existen o son muy pequeños, más aún alrededor del 40% no cuenta con personal que se enfoque en el monitoreo, análisis de métricas o inteligencia de datos.
El segundo se exhibe en la disonancia que tienen los medios respecto a la representación de su cobertura editorial con respecto a la diversidad de edad y género de sus audiencias.
Alrededor del 60% manifestaron que representan mucho o totalmente la diversidad y pluralidad de voces de sus audiencias, pero la pregunta que queda resonando es: ¿cómo lo hacen? pues al preguntarles sobre el uso de las herramientas digitales para tales propósitos se muestran resultados limitados, tal y como se observó en el apartado que midió el uso de: Google News Consumer, Crowdtangle, Google Ad Manager, entre otras.
Un nuevo perfil del periodista se confecciona ante los retos que develó el estudio. Además del trabajo de campo y la convergencia que ampliamente describió la Dra. Maria Elena Meneses, se adiciona el uso y análisis de datos para que el profesional de la información sirva de manera más efectiva a la comunidad, a sus audiencias y también para que sus piezas tengan un mejor alcance en el ecosistema digital.
El reloj de arena para la transformación digital se giró y corre el tiempo para todos.
El rezago entre los modelos de negocio en México abre múltiples hipótesis para futuras investigaciones, al tiempo que también plantea reflexionar sobre el mito de la gratuidad informativa disponible en Internet.
Sobre todo, no obstante, revela la necesidad de incorporar una alfabetización mediática e informacional en la población. Y ese será un desafío adicional; educar a las audiencias a valorar la información que es útil, relevante, verificada, que sirve para la toma de decisiones y fortalece la democracia.
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