“Compartir y paciencia, eso es la enseñanza. Ser paciente para que los jóvenes descubran su creatividad, vean sus horizontes y no sientan límites; la primera regla es que no hay reglas”.
Así es como Allan Tucker, ingeniero de grabación y masterización, multigalardonado y con más de 50 años como profesional en la música, asimila su rol como profesor destacado del Tec de Monterrey.
También es presidente del programa en Tecnología y Producción Musical de la Escuela de Humanidades y Educación; lideró además el diseño de bloques y unidades de este programa para el Modelo Tec21.
Ha masterizado más de 3 mil 500 álbumes. Su trabajo ha sido nominado 26 veces al Grammy y en 6 lo ganó; además, dirige su propio estudio TuckerSound at Foothill Digital en Nueva York, y en Monterrey, México.
El también profesor adjunto de la Universidad de Nueva York, ha puesto su talento en discos de Metallica, KISS, Earth Wind & Fire, Gonzalo Rubalcaba, John Coltrane, Joe Henderson, entre otros artistas.
Del estudio de masterización a las aulas
Antes de 2010, Tucker se había dedicado por completo a su estudio de grabación y masterización, el cual había comenzado 20 años atrás, en Nueva York; en ese año le llegó la oportunidad para ser profesor.
“Recibí una llamada de la Universidad de Nueva York y me preguntaron si quería ir a trabajar con ellos y crear un nuevo curso. Dije: ‘¡Seguro! Suena extraño, pero creo que puedo”, recordó el profesor.
Cuando preguntó por el plan de estudios la respuesta que recibió fue: “¿Por qué no intentas enseñar lo que has hecho en tu carrera?”.
Allan echó manos a la obra inspirado por sus experiencias a lo largo de su carrera para crear un curso de masterización que pudiera ser impartido durante 15 semanas.
“En ese momento era mi especialidad. Es el paso final, después de grabar y mezclar esas grabaciones, pasan por una masterización profesional que las prepara para el mercado”, dijo.
Así, Tucker, por primera vez, encontró el gusto por ser profesor y compartir sus conocimientos a las nuevas generaciones de ingenieros.
Trabajar a su lado era como estar en una clase magistral
Allan se ha distinguido por su estilo particular de trabajo y su forma de explicar a sus clientes sus avances en los proyectos como si estuviera dando clases.
“A lo largo de los años, todos mis clientes han dicho que les gusta trabajar conmigo porque les doy un contexto sobre los cambios que hago y les ayudo a entender el propósito y la emoción detrás de un proyecto.
“No solo tienes que entender el proyecto, sino cómo encaja para el mundo y lo que quiere el mercado. Es asegurarse que esos sonidos no solo suenen bien, sino que sea lo que la audiencia quiere escuchar”, explicó.
Tucker aprovechaba las sesiones de grabación, mezcla y masterización para compartir lo que sabía y lo que sentía en torno a la música.
“Me decían que tener una sesión contigo era como estar en una clase magistral. Entonces, siempre sentí que la enseñanza tenía que ser el siguiente paso lógico en mi carrera”, añadió.
“No solo tienes que entender el proyecto, sino cómo encaja para el mundo y lo que quiere el mercado”.
De la pasión por la música de niño a firmar con representante de The Beatles
Cuando era niño, Allan se divertía jugando con un tocadiscos, hasta que un día su padre llegó a casa con un gran reproductor musical, era un estéreo con botones y ecualizadores.
“Nunca había escuchado un estéreo, así que me sentaba frente a este nuevo equipo y presionaba los botones; me fascinaba cómo el sonido cambiaba y se movía. Encontré el amor a la música sin ningún problema”, recordó.
Ese gusto despertó en Tucker el deseo de dedicarse a la música. Primero, aprendió a tocar la flauta, luego el clarinete y la guitarra; Incluso, hubo un momento en el que buscó convertirse en cantante.
“Quería ser cantautor profesional; tenía un compañero con el que cantaba en la universidad y tuvimos bastante éxito.
"Hasta firmamos un contrato de grabación con un gran manager, que resultó ser el representante de The Beatles en Estados Unidos".
El ingeniero que lo enamoró de la masterización musical
Allan comenta que en esa época fue a un estudio en Manhattan para grabar 3 canciones.
"Nunca había ido a un estudio, pero cuando estaba concentrado haciendo las voces, vi al ingeniero a través del vidrio y percibí que no estaba siendo creativo. Pensé: ‘Yo puedo hacer esto'”, platicó.
Allan aún recuerda la sensación de ver a ese ingeniero de audio en el estudio de Manhattan, a quien le hizo pensar que más bien parecía un “robot” que solo apretaba botones y seguía órdenes.
“Cualquiera puede ser un robot, no es suficiente con saber cómo funciona la consola o el software. Tiene que ser personalizado porque cualquiera puede rodar la cinta. Así no vas a tener una carrera".
Dos años después, Allan terminó su carrera en Artes, en la Universidad de la Ciudad de Nueva York, y encontró una oportunidad de trabajar como asistente de ingeniero en Bell Sound Studios.
“Para no ser un robot se necesita convertirse en oyente crítico. Mi mantra es nunca solo escuchar, sino escuchar con actitud.
"Es fundamental escuchar porque eso viene con la confianza en ti mismo”, añadió.
"Mi clase de masterización se trata de escuchar críticamente para ayudar al sonido a encontrar su destino y sus objetivos para el mercado".
Los alumnos que lo invitaron a ser el 'líder espiritual' musical en el Tec
En 2014, 3 profesores del Tec de Monterrey se convirtieron en alumnos de Tucker; estaban haciendo su maestría y tomaron su curso en la Universidad de Nueva York: uno de ellos, un director de carrera, lo invitó a colaborar con el Tec.
“Empezó todo como una broma y luego la invitación se hizo real. Para octubre de ese año, yo estaba en el Tec dando un seminario de dos semanas y una clase magistral. Eso se hizo habitual en los siguientes 3 años.
"En 2017 me dijeron: ‘¿Te gustaría venir de tiempo completo, por un año, y dirigir el programa para ser nuestro líder espiritual?’ Fue una invitación genial y la acepté”.
A casi 5 años de aquella invitación, Allan colaboró en el diseño del programa en Tecnología y Producción Musical para el Modelo Tec21, del cual hoy es presidente.
El Modelo Tec21 está basado en un aprendizaje basado en retos, con flexibilidad, profesores inspiradores y una vivencia estudiantil memorable.
Eventualmente, el profesor se mudó a Monterrey, México, donde construyó una réplica del estudio que tenía en Manhattan. Allí, sigue haciendo trabajos de masterización para clientes y trabajando como profesor.
“Ese ha sido mi gran arco, empecé como músico, luego pasé a ser ingeniero, un ingeniero exitoso que enseñaba en la Universidad de Nueva York, y después a ser profesor del Tec para compartir mis conocimientos sobre técnicas de grabación”, añadió.
El reto, desarrollar en estudiantes su oído crítico y creatividad
Para Tucker, el que un ingeniero imprima su personalidad a una pieza musical es una carga, porque productores, artistas y músicos han puesto sus energías en ella y tiene la responsabilidad de no arruinarla.
“Los estudiantes me preguntan, ‘¿cómo hago para que esto sea un éxito?’. Debes responder honestamente, usar las herramientas disponibles para impulsar la música en la dirección que crees que debería ir.
“Tienes que respetar y apoyar la música. Cuando los estudiantes vayan a trabajar para alguien, y si es la persona adecuada, los va a contratar porque le gusta lo que están haciendo con la música y ese es el factor de confianza”, añadió.
Ser un "guía espiritual" musical que inspire a sus estudiantes
Al igual que cuando era joven y tuvo el soporte de mentores que le ayudaron a descubrir su potencial como ingeniero, hoy, Allan busca convertirse en un "guía espiritual" que inspire a sus estudiantes.
“Lo que deseo para mis estudiantes es que puedan adquirir un conjunto de habilidades lo suficientemente amplias para que puedan abrirse camino cuando se les abra una puerta.
“Trato de enseñarles que tienen que entregarse al trabajo y darle al cliente una razón para volver a llamarlos”, añadió.
En las clases que imparte y proyectos finales en los que participa como mentor, Tucker se apoya mucho en el storytelling, con historias reales acerca de su propia curva de aprendizaje
“Me encanta enseñar todo eso en mi clase de masterización porque se trata de escuchar críticamente para ayudar al sonido a encontrar su destino y objetivos para el mercado.
“Desarmamos y examinamos canciones que están en el mercado o canciones con las que trabajé en mi carrera, siempre con el propósito de desarrollar habilidades en ellos”, comentó Tucker.
Allan se dijo satisfecho por poder trabajar con ingenieros jóvenes o aspirantes a ingenieros en instituciones como el Tec y la Universidad de Nueva York.
“Al principio me pareció muy difícil, pero una vez que finalmente lo logré, la experiencia ha sido fantástica en ambas instituciones.
"Es gratificante ver cómo los estudiantes están ahí para escucharlo y aprenderlo todo, buscando que sean capaces de hacer cosas mágicas”, finalizó.
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