“Desde los dos años ya estaba dentro de un campo de americano. Al principio me gustaba, pero conforme crecí, me di cuenta que no era mi ambiente”, relata Ricardo Salinas.
Aunque su familia pensó que seguiría los mismos pasos que sus hermanos en ese deporte, en su adolescencia surgió un dilema: ¿cómo decirle a sus papás que su pasión en realidad era el baile?
Ricardo, actual alumno del Tec de la carrera de Ingeniero en Transformación Digital de Negocios (ITD) inició su camino como bailarín de manera autodidacta, viendo tutoriales y practicando solo.
“Era estresante porque en mi casa no hay mucho espacio, bailaba en mi cochera; mis pies estaban todos lastimados porque el piso no era para baile”, comparte.
Más adelante logró entrar a una academia de baile donde fue perfeccionando su técnica; ha participado en eventos internacionales; y gracias a una beca forma parte del equipo representativo de danza moderna en el campus Monterrey.
Entre la tradición familiar y su propio sueño
Ricardo jugaba de niño como liniero defensivo en un equipo de Monterrey, el Club Águilas A.C, uno de los clubes deportivos con mayor tradición en esa ciudad.
“Mi familia estaba súper comprometida con el equipo, así que me tocó que me dijeran: ‘tus hermanos jugaron, te toca a ti’”, cuenta.
Su actividad extra después de la escuela era exclusivamente al fútbol americano. Cuando cursaba quinto de primaria le surgió una nueva inquietud.
“Mis amigas presentaron un baile en un show de talentos de mi primaria, las vi y en ese momento dije: ‘¡Wow! Quiero subirme a un escenario y hacer lo que ellas hacen’”.
Lo primero que pensó es que a sus papás no les gustaría que cambiara el americano por la danza; entonces buscó poder practicar ambas actividades al mismo tiempo.
“Tenía un break antes de irme al americano y en ese momento practicaba en mi cuarto, trataba de imitar videos de baile y de mejorar mi flexibilidad”, describe.
Ya en la secundaria una amiga le presentó a la dueña de Dance Academy Monterrey, un estudio de baile, y fue ella quien le ayudó a convencer a sus padres de dejarlo entrenar en el estudio.
“Accedieron, pero con la condición de que no abandonara los entrenamientos de fútbol americano”, resalta.
(...) practicaba en mi cuarto, trataba de imitar videos de baile y de mejorar mi flexibilidad"
“Me di cuenta que tenía mucho que crecer”
El día que llegó a su primera clase de prueba en Dance Academy con sus amigas más experimentadas se percató que el camino en el baile apenas empezaba.
“Me di cuenta que tenía mucho que crecer a pesar de haber entrenado tanto tiempo en mi cuarto”, confiesa.
Ricardo estudiaba por las mañanas, entrenaba fútbol americano en las tardes y por las noches aprendía las bases del ballet en la academia.
Un día, saliendo de una práctica de americano, se enteró cómo sería su primera competencia de danza.
“Yo pensaba que no me iban a elegir para ningún baile y de la nada, una amiga me llama: ‘oye, ¿ya te viste en las listas? Tienes un solo’. Y yo con hombreras y casco; quedé en shock”, recuerda.
A pesar de que Ricardo no obtuvo los resultados que esperaba en esa competencia, el participar le sirvió para convencer a sus sus papás que la danza era a lo que se quería enfocar.
“Lo dejé en segundo de secundaria; aunque no odiaba el americano, yo deseaba perfeccionarme en el baile”, admite.
Para el alumno del Tec esa decisión ha significado un crecimiento en su vida. “Requiere mucha disciplina; pude aprenderla y aplicarla en la escuela, gracias a esa eso mejoré mucho académicamente”, reconoce.
“En mi forma de ser era muy tímido, y cuando llegué a Dance Academy encontré una nueva familia. El baile me cambió la vida y estoy muy feliz de ser quien soy hoy”, resalta.
Becado gracias a la danza
La práctica del baile llevó a Ricardo a ganar una Beca al Talento Artístico de PrepaTec y a formar parte de su equipo representativo de danza.
Tanto con ese equipo como por su cuenta, Ricardo empezó a participar en eventos internacionales de danza como TDR Dance Convention, Jump Dance Convention, Revolt Intensive
La que considera una de las experiencias más importante es la que ha tenido con Intrigue Dance Intensive, una destacada organización de danza que gestiona convenciones y competencias alrededor del mundo desde el 2007.
En su participación con Intrigue en 2019, en la sede Monterrey, ganó la beca True Performer en la categoría senior, el premio más alto que se otorga a los participantes en improvisación.
Eso le dio el pase para competir en las nacionales para ser Intrigue Assistant, lo cual permite participar en otras sedes de Intrigue, tomar clases exclusivas con los profesores y ser parte del staff, pero en esa ocasión no lo logró.
Ricardo esperó un año para audicionar nuevamente para ser Intrigue Assistant en el 2020, y por estar en medio de pandemia tuvo que entrenar desde casa, pero esta vez lo logró.
“Una amiga y yo tuvimos que elegir las competencias a las que pudiéramos encontrar vuelos baratos –porque eso sí teníamos que pagar- y fui a siete ciudades, entre ellas Houston, Cleveland, y Provo en Utah.
“Al final me dieron la oportunidad de dar una clase en una de las sedes de Estados Unidos, eran como 250 o 300 personas y fue algo indescriptible”, destaca con orgullo.
Triunfa en VibrArt, el festival cultural del Tec
Al ser parte del equipo representativo de danza moderna del campus Monterrey, donde continúa con la Beca al Talento Artístico, fue parte de VibrArt 2022, el festival de cultura y arte del Tec.
Él y su equipo ganaron el primer lugar en la categoría de Danza Moderna de Tec Dance con la coreografía “Somewhere Only We Know”.
Es apenas la segunda vez que Ricardo participa en un festival nacional de arte y cultura del Tec; la última vez fue antes de la pandemia, cuando todavía estudiaba la preparatoria.
Con tan solo 20 años, Ricardo ya piensa en el futuro. Pretende llevar al siguiente nivel sus participaciones en competencias de danza.
“Quiero seguir mejorando, conocer más competencias, seguir en el repre de mi campus y una nueva meta que tengo es participar con una coreografía hecha por mí en el siguiente VibrArt”, puntualiza.
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