Gabriela de la Paz | Opinión | Escuela de Ciencias Sociales y Gobierno
En el XX Congreso del Partido Comunista de China, realizado del 16 al 22 de octubre, se hizo oficial el tercer mandato de Xi Jinping al frente de ese país.
Con ello romperá la regla de los dos mandatos consecutivos y se pondrá en la misma liga de líderes que llevan más de una década en el poder, como Recep Tayyip Erdogan (Turquía) y Vladimir Putin, por citar dos ejemplos, estos dos últimos combinando el cargo de Presidente y Primer Ministro.
En este siglo, China ha incrementado su poder económico y sus ambiciones militares y políticas.
Sigilosamente se ha colado en América Latina para ser un poderoso socio comercial de la mayoría de los países, pero especialmente de Chile y Argentina, a través de préstamos e inversión extranjera directa sin que Estados Unidos pueda impedirlo o contrarrestarlo de alguna manera.
Es como si la Doctrina Monroe hubiera perdido vigencia.
La Ruta de la Seda y el Cinturón de la Seda son dos megaproyectos que tienen la inversión en la infraestructura de los países como la punta de lanza de la presencia china: a través de la inyección de dinero y la creación de empleos en los países receptores, China gana en influencia ante los Gobiernos locales.
La derrama de dinero se da sin esas molestas condiciones que gustan a Washington y las instituciones internacionales: nada de pedir respeto a los derechos humanos, ni democracia.
Sólo un intercambio de favores entre cuates y con ello China ha creado un plan estratégico para consolidarse, mientras Estados Unidos se ha entretenido con guerras en Afganistán e Irak que han minado su capital y su prestigio internacional.
“En los últimos 10 años, los que Jinping ha gobernado, China se ha vuelto un país más próspero, pero cerrado y dictatorial”
Los chinos han sido cuidadosos de meterse en problemas, excepto con India en la frontera del Himalaya, pero están poniendo las semillas para ello en su expansión a través de islas artificiales en el Mar del Sur de China, al que reclaman como propio, así como los escarceos con Taiwán.
Por supuesto que nunca reconocerán que la visita de Nancy Pelosi en agosto les cayó de maravilla, pues pudieron azuzar el nacionalismo e intimidar a los taiwaneses con ensayos de una posible invasión.
Sin embargo, el despliegue de apoyo hacia Xi Jinping esconde el malestar que han provocado las medidas de Covid Cero que tuvieron cerradas varias ciudades importantes durante meses, como si fueran los peores días de la pandemia.
Tampoco se han dado cifras del crecimiento económico de este año, que estará impactado por las pérdidas en el mercado inmobiliario provocadas por los problemas de la empresa Evergrande, y las restricciones a la iniciativa privada, concretamente en los sectores como internet y bienes raíces.
China bajo el liderazgo de Xi Jinping
En los últimos 10 años, los que Jinping ha gobernado, China se ha vuelto un país más próspero, pero cerrado y dictatorial.
Para consolidar su poder y eliminar a la competencia, lanzó una campaña anticorrupción que le generó apoyo popular al tiempo que se deshizo de gente que competía con él o le estorbaba.
También ha usado la tecnología para tener un control férreo de los miles de millones de ciudadanos y conocer sus movimientos, lo que en el caso de Hong Kong pone en riesgo el pacto "Dos sistemas, un país" de 1997.
China ha extendido sus contactos por el mundo y ha afianzado su posición económica, pero no es una potencia militar que pueda competir con Estados Unidos.
"China ha extendido sus contactos por el mundo y ha afianzado su posición económica, pero no es una potencia militar".
Si nos atenemos a lo que vemos en la invasión a Ucrania, donde parte del equipamiento ruso hecho en China ha sido un fiasco, puede que estemos ante un gigante con pies de barro.
Eso no quiere decir que la calidad de los productos chinos sea cuestionable, sino que no hay una garantía de calidad de sus productos.
Lograr que la marca china sea sinónimo de confiabilidad y calidad, como hizo Japón en su momento, le dará un mayor poder a Beijing, que ya de por sí es el centro manufacturero mundial.
¿Podrá mantenerse Xi Jinping en el poder por 5 o 10 años más y a qué costo?
Ha sido muy inteligente como para evitar los errores que han desgastado a otros, pero también el ejercicio prolongado del poder conduce a un desgaste y eventualmente el poder absoluto corrompe absolutamente, como dice la máxima de Lord Acton.
Será interesante ver cómo y cuándo se baje de la silla presidencial.
* La autora es profesora del Departamento de Ciencia Política y Relaciones Internacionales del Tec campus Monterrey.
** Este texto fue publicado el 19 de octubre del 2022 en los diarios Reforma, El Norte y Mural, y se reproduce con permiso
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