¿Te imaginas disfrutar de un filete de res cocinado con la más alta tecnología de un laboratorio científico? Estudiantes del campus Monterrey lo hicieron posible en el reto de Semana i, Culinología: La fusión del arte y la ciencia de alimentos.
Conocer cómo actúan los ingredientes, aditivos alimentarios, los procesos y la creación artística en la generación de alimentos son algunos de los objetivos que buscaron los estudiantes durante la actividad, explicó la profesora Perla Ramos.
“Lo que queríamos es combinar estos conocimientos de ciencia y tecnología de alimentos, fusionándolos con conocimientos de gastronomía molecular”, indicó.
Ravioli con relleno gelificado, filete de atún cocido al vacío, postres espumosos y con mouse, así como salsas encapsuladas son algunos de los alimentos que realizan durante toda la semana, del 28 de octubre al 1 de noviembre.
“No es una clase de cocina, los muchachos tienen que entender que detrás de estos procesos de cocción de alimentos hay ciencia y tecnología.
Al final del día ellos se tienen que ir entendiendo el por qué se tenían que cocinar así los alimentos, a qué temperatura, con qué técnica o cómo combinar los aditivos de comida para que me den ciertos aromas y sabores”, explicó la profesora.
Ramos mencionó que la actividad fue abierta a todas las carreras del campus, para tener un espacio multidisciplinario de intercambio de ideas, innovación y creatividad.
“Se inscribieron alumnos de diferentes semestres y de carreras como Ingeniería de Industrias de Alimentos, Derecho, Administración, Nutrición, Computación, Arquitectura, etc.”, agregó.
Añadió que para guiar a los jóvenes por este camino culinario durante algunas actividades cuentan con el apoyo de un chef local quien comparte su experiencia culinaria con los participantes.
Entre los profesores encargados de la actividad se encuentran Carmen Hernández, Perla Ramos, Samanta Escobedo, Adriana Pacheco y Raúl Villarreal.
Este es el segundo año que se realiza esta actividad en el campus Monterrey, compartió la profesora, atrayendo la atención de los alumnos por su alto contenido de aprendizajes en dos áreas, la cocina y la química.
“Queremos transmitirles a los alumnos es que de nada sirve diseñar un proceso de alimentos muy buenos que sea nutricionalmente muy estable si al final no hacemos esa conexión con la parte visual.
Porque si no se ve bonito no lo comes, pero aquí combinados los dos aspectos”, dijo.
Al finalizar la semana, los estudiantes deberán aplicar todos los conocimientos generados en diferentes platillos, los cuales serán evaluados por un comité especial, explicó la académica.
“El reto de la semana es que desarrollen sus ideas creativas para presentar sus platillos con una base gastronómica y científica, que tengan además una mezcla de ingredientes y aditivos”, puntualizó.
ALUMNOS VIVEN EXPERIENCIA AL MÁXIMO
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