En la fraternidad no existen los límites que dividan a las personas por sus costumbres, idiomas, raíces o países, sino que al vivir con esta virtud la multiculturalidad se enriquece.
A lo largo de la historia del Tecnológico de Monterrey esta cualidad ha estado presente a través del ejemplo de unión entre estudiantes de diversos estados y naciones del mundo.
Como representación de ello, hace 66 años el campus Monterrey sembró el Árbol de la Fraternidad, un ícono con el que se celebra las diferentes culturas que se concentran en la institución.
“El árbol de la fraternidad en el campus es un símbolo que nos une como comunidad, y cada mes de octubre festejamos con él la diversidad que nos enriquece, y la hermandad que nos une a todos”, indicó Moraima Campbell, directora LiFE de la Región Monterrey.
Al ser una universidad internacional de impacto global, el Tec se convierte en un punto de concentración de alumnos extranjeros que llegan para cumplir sus sueños y convivir entre sí.
Es por esto que cada 12 de octubre en el Árbol de la Fraternidad se reúnen alumnos de diversos orígenes para resaltar la importancia de la interculturalidad. En esta ocasión del 2020 ante la pandemia no se tendrá evento presencial.
Tradicionalmente en este espacio cada año alumnos, profesores y directivos de diversas partes del País y del mundo colocan tierra proveniente de distintos lugares de México para simbolizar la amistad y tolerancia entre regiones.
Un árbol de unión
En busca de acentuar la fraternidad entre la comunidad del Tecnológico de Monterrey, un 16 de junio de 1954 el profesor Juan Certucha Lanusa tuvo la iniciativa de sembrar una vara de nogal.
A esta se le cubrió con tierra de diferentes estados de México y algunos otros países del centro y sur de América, de donde provenían los primeros estudiantes extranjeros.
Allí empezaría una tradición de año con año que se vive con el árbol que está ubicado en el campus Monterrey, entre el Pabellón La Carreta y el edificio de Rectoría.
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