Un viaje a África en el 2019 haría que Marisa Sofía Terán cambiara su perspectiva global llevándola a dedicarse al 100% a trabajar en diversas causas sociales a través del voluntariado.
“Mi primer voluntariado fue en servicio social en el Hospital Materno Infantil, allí jugábamos con los niños en la ludoteca, me encantó tanto que comencé una campaña de recaudación de juguetes logrando reunir 300 juguetes”, recordó.
Egresada de Mercadotecnia del campus Monterrey, Marisa actualmente es la directora de Mercadotecnia de Travelers with Cause, organización internacional que lleva a personas de todo el mundo a participar en el desarrollo de proyectos sociales.
"En mi primer viaje a África fue muy duro darme cuenta de que mi realidad no es universal".
Como parte de su trabajo, coordinó diversos proyectos de voluntariado en América y África, por ejemplo, en Zambia en un asentamiento de refugiados de las NU, en Kenia con temas de empoderamiento de la mujer y desarrollo infantil.
Así como en Madagascar y Egipto en temas de conservación animal y ambiental.
“Comencé con esta labor porque en mi primer viaje a África fue muy duro darme cuenta de que mi realidad no es universal.
“En estas experiencias aprendí que si yo puedo ser un medio para que alguien tenga esperanza y crea posible que pueden aspirar a más, lo tengo que seguir haciendo”, comentó.
El viaje que definiría su destino
Marisa relata que fue durante su etapa como estudiante en el campus Monterrey donde encontraría la motivación para buscar irse de voluntaria a otro país.
“Desde hace como siete años tenía esta espinita de irme a hacer voluntariado a África y no por este complejo de salvador que muchas personas pueden tener, sino por explorar otras culturas.
“Yo bailé en la compañía de danza del Tec, estuve allí tres años en el representativo y justamente allí una amiga me enseñó una foto haciendo voluntariado en África, allí supe que tenía que irme”, señaló.
“Trabajábamos con 110 niños que estaban en estado de orfandad y allí hacíamos distintas actividades recreativas y educativas".
Fue un trabajo de convencimiento con mis papás, agregó, porque en un inicio no me dejaban ir tuve que buscar una organización que los convenciera y les diera confianza, hasta que me pude ir en el verano de 2019.
Marisa pasaría dos meses viviendo en un orfanato ubicado a seis horas de Nairobi.
“Trabajábamos con 110 niños que estaban en estado de orfandad y allí hacíamos distintas actividades recreativas y educativas, me acuerdo de que los niños se levantaban a las 4 de la mañana para limpiar sus salones.
“Ellos estaban desde las 7 de la mañana hasta las 8 de la noche, ahí aprendí que esos niños se habían dado cuenta de que la educación iba a ser el medio por el cual probablemente podrían salir de esa situación”, dijo.
Vive semestre i-nclusivo y social
A su regreso de África, la EXATEC viviría otra experiencia, esta vez académica, que terminaría por reafirmar su pasión por el servicio social, esto a través de la de la modalidad Liderazgo para el Desarrollo Social de Semestre i.
Semestre i es un programa en el que alumnos de profesional del Tec de Monterrey fortalecen y desarrollan sus competencias a través de experiencias de aprendizaje vivencial.
“En este semestre trabajamos con una comunidad indígena asentada en Monterrey conformada por migrantes indígenas de Oaxaca y Querétaro, hicimos un análisis de su situación desde cero para conocer qué problemáticas tenían.
“Nos encontramos con temas de discriminación y marginación, además de derechos humanos, allí vimos cómo realmente funciona el desarrollo social”, afirmó.
"Hicimos un libro para colorear donde estaban las palabras básicas en otomí y en español".
Primero trabajamos una campaña de recaudación de fondos, añadió Marisa, porque tampoco podíamos llegar y decirles ‘vamos a trabajar en algo de su lengua’ si no tenían qué comer.
“Entró la pandemia y ellos también tuvieron que dejar de trabajar por eso hicimos una recaudación de fondos, logramos recaudar 75 mil pesos y se logró proporcionar dos meses de seguridad alimentaria a cerca de 15 familias”, recordó.
De esta manera nacería la ‘Iniciativa T'ek'ei’, proyecto con el que la EXATEC ha brindado diversos apoyos sociales a esta comunidad.
La labor de preservar la lengua otomí
Otro de los problemas que Marisa y sus compañeros detectaron en la comunidad fue la falta de preservación de la lengua.
Nos dimos cuenta de que la biblioteca más grande en Latinoamérica de pueblos indígenas dijo, que está en Ciudad de México no tiene ningún diccionario o un libro de la lengua otomí.
“Así que hicimos un libro para colorear donde estaban las palabras básicas en otomí y en español, luego hicimos una lotería para incentivar las dinámicas y también hicimos un memorama.
“Una frase que se me quedó de esta comunidad es que decían ‘yo sé que por ser indígena no tengo acceso a ningún derecho’, por ello también hicimos un manual de derechos humanos”, relató.
"Hay que intentar realmente estar en el presente y aprovechar el proceso".
La labor realizada en este Semestre i llevaría a Marisa y a sus compañeros a ganar una convocatoria con la Secretaría de Desarrollo Social, donde obtuvieron 250 mil pesos, capital invertido para imprimir todos los materiales.
Además de comenzar con la realización de un documental que relatará la vida de estas comunidades de migrantes indígenas.
“Todo este trabajo lo pudimos trasladar a una investigación con The Reach Alliance con quienes hemos trabajado desde hace año y medio”, apuntó.
The Reach Alliance es un proyecto de la Universidad de Toronto enfocada en la investigación multidisciplinaria dirigida por estudiantes, actualmente el Tec de Monterrey es un aliado de esta iniciativa mundial.
Dicho proyecto busca generar iniciativas o investigación social para evaluar cómo hacer llegar recursos a las comunidades que están más rezagadas y marginadas en todo el mundo.
“Cuando empecé a hacer voluntariados en cierto punto estuve muy enfocada en lograr, alcanzar metas, pero se me olvidaba vivir el proceso.
“Hoy, volteando a cinco años atrás digo ‘¿cómo, ya se acabó?’, creo que hay que intentar realmente estar en el presente y aprovechar el proceso, porque me di cuenta de que a veces vale más el proceso que la meta final”, concluyó.
Marisa forma parte de la generación número 123 del campus Monterrey, dicho grupo de graduados recibió su título profesional el pasado 29 de junio al 1 de julio en una ceremonia presencial en el Estadio Banorte, La Casa de los Borregos.
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