Mérelyn Andrea Magos, estudiante de Bioingeniería del Tec de Monterrey campus Hidalgo, se convirtió en maestra digital de español para extranjeros.
En entrevista para CONECTA, Mérelyn compartió que todo comenzó por un anuncio que vio en YouTube de la plataforma Preply.
“El verano en la cuarentena se estaba haciendo aburrido y vi el anuncio del sitio, fue casi suerte que me interesara” narra Mérelyn.
Después de entrar al sitio, su oportunidad comenzó en agosto, con un periodo de aprobación como profesora de español.
En sólo 5 meses, ha conseguido impartir clases a cuatro alumnos de dos nacionalidades: canadiense y singapurense. Enfocando su labor a la docencia infantil.
¿En dónde está Singapur?
Mérelyn tuvo su primera experiencia como maestra con una niña singapurense de 3 años.
“Cuando me contactaron, tuve que buscar Singapur en internet para ubicarlo geográficamente. Fue muy satisfactorio pensar que yo también aprendería de esta experiencia”
Cuenta “Mere” que el reto que destaca en la enseñanza de su lengua materna, el español, han sido los nervios.
“La niña está acompañada de su papá durante las clases para ayudarla a poner atención. Eso me ponía nerviosa por la responsabilidad que conlleva atraer la atención de un niño, pero me inspiró a continuar”
“Ella habla inglés, chino mandarín y cantonés a su corta edad. Sé que el trabajo que realizo cada clase la está impactando de manera positiva a ser ciudadana del mundo” menciona con una sonrisa.
Enseñanza didáctica = felicidad espontánea
Sobre su siguiente paso en este proyecto, Mere menciona su continuo trabajo de investigación sobre materiales que estimulen la atención de los niños, como canciones, cuentos e imágenes grandes.
“Quiero seguir ofreciendo clases con valor agregado para los niños: el uso de materiales que les ayuden a recordar desde los colores hasta los alimentos en español”
Mérelyn destaca la labor que ha conllevado equilibrar la carga académica con la planeación de clases, pero narra el momento que la continua motivando a enseñar su lengua materna.
“Mientras estábamos en una clase, la niña leyó “Dulces” en su ejercicio y empezó a cantar espontáneamente ‘Dulce Navidad’, la felicidad que da ver a un niño aprender no se puede explicar”, finalizó.