El arte de las manos indígenas de la comunidad de Navil, ubicada en la sierra chiapaneca a dos horas de San Cristóbal de las Casas, fue inspiración para que naciera Navil Mx, una línea de ropa que rescata las riquezas culturales de los pueblos y los conecta con las nuevas generaciones.
Las prendas diseñadas de jóvenes para jóvenes reconocen la autoría y talento de las artesanas.
En las etiquetas se pueden ver la foto, nombre y comunidad a la que pertenece quien la bordó, convirtiendo los productos en algo innovador que incorpora las tradiciones mexicanas.
“Cada pieza tiene un certificado de autenticidad y una explicación de lo que significa lo que estás usando, qué representa y porque es tan importante ese bordado”, cuenta Germán Martínez, uno de los fundadores en entrevista para CONECTA.
EL PROYECTO
La historia comienza hace casi dos años en una Semana i, el periodo del semestre en el que los alumnos aprenden mediante experiencias en el mundo real en organizaciones, o que desarrollen proyectos sociales en comunidades vulnerables.
Un grupo de estudiantes del Tec de Monterrey campus Estado de México, formado por Germán Martínez, Gustavo Gutiérrez y Ana Paula Álvarez, decidieron inscribirse al reto de desarrollar un proyecto para la competencia de emprendimiento y diseño Amarte Mx, organizada por MVS radio.
Dicha competencia consistía en presentar una iniciativa que incorporara el arte textil de las comunidades indígenas que MVS designara al azar a cada uno de los equipos multidisciplinarios guiados durante ese tiempo por un profesor.
Aleatoria e inesperadamente llegaron a Navil, una comunidad ubicada en Chiapas donde para llegar uno debe caminar 45 minutos por senderos de terracería que cuando llueve dificultan aún más el acceso a la comunidad.
“Con temor, con nervios y sin saber qué esperar, llegamos a Navil, donde un grupo de artesanas nos espera en casa de una de las líderes de la comunidad”, cuenta Gustavo Gutiérrez.
“La llegada de gente externa generó muchísima desconfianza, pero este se convirtió en nuestro primer objetivo y el principal, cerrar esa brecha
"Decidimos hacer actividades que generan vínculos de confianza y crearan una relación entre iguales; decidimos aprender tzeltal, justo lo que considerábamos como nuestro mayor reto. Se convirtió en nuestra mayor ventaja”, comparte Ana Paula Álvarez.
Fue así como poco a poco fueron descubriendo a las artesanas de la comunidad, a sus hijos, familias, sus simbolismos y la importancia que tienen para ellos.
Poco a poco se dieron cuenta como el arte textil para ellas es significativo, ya que cada bordado que tienen simboliza parte de su cultura y cosmovisión, y a través de éste logran plasmar su herencia.
Con la convivencia durante esa semana, la comunidad de Navil se convirtió en algo más importante para los estudiantes, dejó de ser simplemente un proyecto escolar y trascendió: vieron la posibilidad de generar oportunidades donde simplemente no existían.
“Sin conocernos nos abrieron las puertas de sus casas, nos ofrecieron un plato de pozol y confiaron en nosotros”, señala Ana Paula.
En México existen 11 millones de artesanos, de los cuales 55% de ellos viven por debajo de la línea de bienestar y un dato más denso es que 260 mil pertenecen a un grupo indígena.
Con esto en mente y con la motivación de contribuir a la construcción de un país que pueda ofrecer posibilidad de igual forma a todos es como surge Navil Mx, como un homenaje a la comunidad que los vio nacer y también como agradecimiento a todas esas señoras como Verónica, Juana y María.
“Cuando llegamos a Navil estos números que veíamos en las estadísticas se convirtieron en realidad, en rostros; conocimos a un grupo de artesanas con la enorme capacidad de poder transmitir su cultura mediante un bordado, pero con la limitante de no poder sacarlo de su pueblo,
“Dejaron de ser un lugar y ahora son caras de personas que tienen una historia, que nosotros podemos ver y compartir”, platica Germán.
De Semana i a Semestre i de emprendimiento
Al término del concurso el empeño en continuar con este proyecto fue arropado en especial por Gustavo Gutiérrez, interesado en que se conociera la riqueza cultural que tenemos como país.
Viniendo de una familia de artesanos, Germán Martínez Guerra, originario de la comunidad zapoteca de Juchitán, Oaxaca, decidió sumarse a Gustavo y buscó devolverle a la sociedad algo de lo que la misma sociedad le ha permitido vivir y que mejor forma que a través de Navil MX.
“Yo crecí entre bastidores, mi mamá siempre ha sido artesana; ella se daba su tiempo para darnos de comer y seguir bordando mientras mis hermanos y yo jugábamos.
"Quiero que más gente pueda aspirar a lo mismo, tener acceso a una universidad como el Tec de Monterrey que me ha dado tanto”, cuenta con una sonrisa.
Fue así como continuaron con el proyecto, decidieron inscribirlo a Semestre i de Emprendimiento para fortalecer la idea y crear un modelo de negocio viable, sin imaginar que se convertirían en una línea de ropa exclusiva que rescata las tradiciones mexicanas.
“En Semestre i de Emprendimiento nos dimos cuenta que cuando empiezas a ejecutar y validar tu idea de negocio vienen los aprendizajes, como el conocer realmente a la comunidad y tener que cambiar ciertas cosas porque tu proyecto no es viable”, explica Gustavo.
Al principio comenzaron a trabajar en esta propuesta con la comunidad de Chiapas. Sin embargo, al poco tiempo se dieron cuenta que el proyecto no era económicamente posible por la distancia y traslados que implicaba.
“Nuestra misión como Navil MX es lograr un desarrollo integral en las comunidades, calidad de los borados, y que respondan al tiempo de respuesta que necesitamos, más o menos dos o tres meses de producción para que se puedan tener las piezas a tiempo”, complementa Germán.
Durante ese semestre los alumnos experimentaron diferentes ideas con distintas comunidades, algunas más cercanas, y el verano pasado, lanzaron una sudadera con una flor muy tradicional, que llamó mucho la atención.
“Queríamos fusionar con el día a día y romper estos estereotipos de: 'Si te vistes con ropa artesanal mexicana eres autóctono' o la idea que tienen los jóvenes de que ese tipo de prendas solo va dirigida a cierto sector de la población”,
“Por eso, pensamos como si fuera para nosotros, usar algo cool, como una hoodie universitaria con un bordado tradicional que termina siendo un producto auténtico.
"Con esto, buscamos rescatar la riqueza nacional en algo que puedes utilizar en el día a día, y convertirlo en tendencias de moda juveniles”, cuenta Germán.
Dignificar el trabajo de las personas mientras hacen visibles las culturas
Navil MX es una plataforma de empoderamiento y desarrollo social que busca rescatar las riquezas culturales de los pueblos y conectarlas con las nuevas generaciones para visibilizar a las comunidades que no son conocidas en el país.
En ese sentido, las artesanas son aliadas estratégicas en todo este proceso, pues el arte de la prenda y el bordado, sigue siendo de ellas.
“Lo que busca Navil MX, es que cada una de las mujeres se convierta en emprendedora para que sea autosuficiente y pueda generar un ingreso seguro, siempre poniendo primero la capacidad de las artesanas para que no descuiden sus actividades cotidianas”, refiere Gustavo.
De forma indirecta, a través del ingreso extra que generan las artesanas pretenden que puedan destinarlo al ahorro familiar para planear a futuro la educación de sus hijos y que así tengan acceso a diferentes oportunidades.
“En una semana pueden bordar 5 piezas sin afectar su actividad, dedicando el tiempo que ellas consideren necesario, así distribuyen su trabajo de modo que no interfiera en sus actividades cotidianas”, complementa Germán.
Es así, como una Semana i transformó la vida de estos estudiantes, quienes lo único que tenían en común era la firme idea de regresar a su país algo de lo que ellos han tenido, sacando a flote un proyecto escolar para convertirlo en una marca de ropa con un sello auténtico.
“En los proyectos sociales siempre encuentras unas conexión emocional que es producto de tu vida, de tus vivencias, de tus experiencias y es donde detona el ser empático con el otro, siempre vas a querer ayudar a tus raíces”, puntualiza Germán.
En busca de nuevos aliados para la colección otoño-invierno 2019
Conforme el proyecto ha ido creciendo, diferentes estudiantes se han interesado e involucrado.
Tal es el caso de Fernanda Sotomayor, quien ha decidido aliarse a esta iniciativa luego de conocer el trabajo que Navil Mx ha logrado, y el impacto que podría generar en la comunidad en la que ella realiza servicio social.
“Desde hace mucho tiempo trabajo con la comunidad de Las Moras en Villa del Carbón, al estar conformada por artesanas que se dedican al bordado, surgió en mí este compromiso de acercarlas a una plataforma como Navil”, cuenta Fernanda.
Durante todo este tiempo, los estudiantes han logrado desarrollar el proyecto gracias a la asesoría y mentoreo de Verónica Tena, profesora de la Escuela de Negocios del Tec y Joshua Hammerschlag, mentor del Instituto de Emprendimiento Eugenio Garza Lagüera.
La nueva colección otoño-invierno 2019 fue codiseñada entre Alejandra Palomino asesora de diseño y Francisca Guerra, artesana de Juchitán, Oaxaca, receptora de la rica tradición cultural zapoteca y la comunidad encargada de generarla.
Esperan a finales del próximo mes comenzar con la producción, ya que al ser un trabajo hecho a mano requiere su tiempo.
Los precios de las prendas varían desde los $900 a los $mil 200 pesos.
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