Su entrega y pasión a la defensa de los derechos de las mujeres y de comunidades indígenas, hicieron a la profesora Tec ser invitada a la disculpa que el Estado Mexicano ofreció por la Masacre de Acteal
Por su entregada pasión a la defensa de los derechos de las mujeres y de las comunidades indígenas, la profesora Tec Mónica Lloret, fue invitada a la disculpa pública que el Estado Mexicano ofreció por la Masacre de Acteal en la Secretaría de Gobernación.
A casi 23 años de este acontecimiento, el gobierno de México ofreció una disculpa pública a las víctimas y a sus familiares, por el ataque de un grupo paramilitar ocurrido en el municipio de Chenalhó, Chiapas a la comunidad de Acteal y al pueblo tzotzil con la que Lloret tuvo la oportunidad de trabajar el año pasado.
“Cuando me llegó la carta, me sentí muy honrada. Agradecí tremendamente formar parte de un evento tan importante para la historia de México. Hay una incidencia tremenda en este acto porque establece un precedente y aunque aún queda trabajo por hacer, se abre una puerta”, sostiene la profesora y EXATEC.
Y es que la profesora Mónica Lloret, es una mujer apasionada por las causas sociales dentro y fuera del aula.
Ella asegura que su primer acercamiento al activismo estuvo en manos del azar, cuando por casualidad se involucró en un proyecto de empoderamiento dirigido a mujeres rarámuris desplazadas de la sierra. La profesora cuenta que la experiencia marcó un hito en su trayectoria.
“En ese momento me di cuenta de que era factible, más no fácil, desarrollar alternativas en conjunto con las personas que realmente tuvieran un impacto positivo en sus vidas. También me enseñó que el activismo tiene muchas formas de manifestarse”.
Desde entonces, Mónica participa en causas concernientes a género y grupos indígenas siempre que se le presenta la oportunidad.
Destaca su labor en el Centro de Innovación Social del Tec campus Chiapas, donde en compañía de alumnos y colaboradores, se desarrollan esfuerzos para afrontar las problemáticas sociales del país.
“Interactuar directamente con las comunidades es desaprender y abrir tu modo de ver el mundo a otras particularidades. Incorporar nuevas maneras de vivir”, explica Lloret.
TRAYECTORIA PROFESIONAL
Casualidad, azar, destino: algunos creen que son simples palabras. Otros, como Mónica Lloret, aseguran que su vida es resultado de las pequeñas coincidencias.
La profesora describe, en entrevista a CONECTA, la trayectoria que siguió hacia su profesión ideal y el activismo, un camino colmado de causalidades que la llevaron a encontrar sus verdaderas pasiones de forma inesperada.
“No recuerdo haber pensado en una profesión específica cuando era pequeña”, cuenta Mónica, pues, a pesar de estar rodeada de personas que laboraban en el ámbito educativo, ella no lo consideró hasta después de haberse graduado de la Licenciatura en Sistemas Computacionales en el Tecnológico de Monterrey, campus Estado de México.
“Cuando perseguimos nuestros sueños, nuestra misión en la vida, tendemos a pensar que hay carreras que nos van a garantizar un buen futuro, pero no siempre es así. La ingeniería simplemente no era mi profesión”, dice al respecto.
Mónica recuerda su vida universitaria como una época de crecimiento, aprendizajes invaluables y experiencias que atesora en el presente.
“Como alumna fui muy feliz. Lo que más disfrutaba era la diversidad cultural en el campus; la posibilidad de interactuar con personas de otras carreras y contextos. También, a mi grupo de amigos más cercanos lo conocí en esa época y sigo conservando esas maravillosas amistades”, compartió.
De manera casual, Mónica decide aceptar una vacante como tutora en la universidad virtual -lo que ahora se conoce como programas en línea-. Tal coincidencia marca el inicio de su viaje como docente en su alma máter.
“Cuando empecé a involucrarme en la academia, mi papá me dijo: se me hace que esto es lo tuyo”. Seis años después, la EXATEC puede aseverar sin duda alguna que ser educadora es la profesión para la que estaba destinada.
Mónica cuenta con una maestría en Estudios Humanísticos con acento en Ética Aplicada, título que evidencia su afinidad por las causas sociales.
La profesora considera que como docente de materias relacionadas, tiene una responsabilidad muy grande la cual le ha dejado incontables enseñanzas.
“Mi mayor aprendizaje es la humildad. Saber que no poseo la verdad absoluta de nada, que las posturas que he construido a partir de mi particularidad siempre pueden cambiar, ir en otra dirección y sobre todo, enriquecerse a partir de las experiencias de mis alumnas y alumnos”, declara.
Esta visión siempre está presente en sus clases, en las que considera imperativo incluir temas relevantes para el devenir de la ciudadanía.
“Gracias a los planes de estudio del Tec, puedo complementar lo que vemos en el aula con la participación de organizaciones socio formadoras, grupos de la población civil y otros actores que resultan indispensables para la construcción de sociedades más justas”, menciona la profesora.
CASUALIDADES O CAUSALIDADES
La trayectoria de Mónica Lloret es más que una historia acerca de casualidades o causalidades. Es un viaje de autodescubrimiento en el que coinciden la lucha incesante por las causas sociales, el valor de los ideales y la pasión por la enseñanza como motores de cambio.
Y es justamente sobre este último, que la profesora tiene un mensaje.
“El cambio es posible. Independientemente de nuestras diferencias, todas y todos somos agentes con el potencial de generarlo, sobre todo en un país tan maravilloso como México.
“No es un camino fácil, pero si he logrado transmitir algo a través de mi trabajo, espero que sea la enseñanza de que es necesario acercarse a las problemáticas sociales con una visión que permita entenderlas desde diferentes perspectivas con posturas críticas.
“A las futuras generaciones, sepan que en verdad el cambio es posible. No hablo de utopías, hablo de posibilidades. Es imperativo no mantenernos ajenos”, concluyó.
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