Con la ayuda de un iPad y con la voluntad de educar a su hijo, Nohemí Lugo platica cómo la educación personalizada ayudó a su hijo con autismo a interactuar y aprender sobre el mundo real.
Por Asael Villanueva - 11/12/2018

Asael Villanueva | Redacción Nacional

Ante la negativa de escuelas de aceptar a su hijo con autismo, una madre de familia encontró en la educación personalizada el camino para ayudarlo a aprender.

Nohemí Lugo Rodríguez, profesora del departamento de Cultura Digital del Tec de Monterrey en Querétaro, compartió la historia de su hijo Andrés, de 8 años, durante el Congreso Internacional de Innovación Educativa (CIIE).

La necesidad de realizar un sistema de educación para su hijo surgió cuando Nohemí buscó escuelas primarias para Andrés, a lo que recibió negativas de parte de éstas.

“Recuerdo que una maestra me dijo: “¿Cómo le enseño a leer si no puede escribir nada?”, mencionó.

Nohemí Lugo Rodríguez.

Nohemí afirmó que la educación tradicional intenta ajustar el conocimiento a una línea estándar para todos, por lo que si su hijo no hablaba, algunos maestros pensaban que no podía socializar.

Sin embargo, afirmó que los niños con autismo interactúan con su entorno de una manera distinta.

Nohemí notó la interacción que tenía su hijo con un iPad, por lo que decidió que ella se encargaría de ayudarle en su educación.

“No se necesita equipo caro, no se necesita un maestro sombra, sino modelos que funcionan […] y, sobre todo, se necesita empatía”.


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Dentro de las aplicaciones que Andrés utiliza se encuentran algunas que le permiten aprender conceptos básicos como reconocer objetos, animales, colores y personas.

Nohemí afirmó que, a diferencia de darle premios a un niño con autismo por actividades educativas que realizan correctamente, el dispositivo electrónico brindaba una animación cuando acertaba y una retroalimentación si fallaba.

 “Él puede controlar un mundo [dentro del dispositivo] y eso le brinda satisfacción”, aseveró.

Autismo.


CADA NIÑO ES UN MUNDO

Nohemí afirmó que, desde el comienzo de este proyecto con Andrés, ella decidió no estandarizar una calificación, como en una escuela tradicional.

Por el contrario, observó algunos de los avances directamente en la conducta de su hijo y la manera en la que interactúa con el mundo, así que adaptaba el conocimiento según fuera avanzando Andrés.

“Él juega mediante una app de realidad virtual con un personaje, y socializa con él”, afirmó Nohemí, quien mencionó que esta socialización ha pasado al mundo real, lo que le ha permitido a Andrés acercarse a otros niños.

De igual manera, mencionó que ha obtenido resultados aplicando conocimiento que Andrés utilizará en la vida real, dentro del iPad.

“Primero le ayudé a entender cómo se juega el basquetbol en el iPad, además que veía una caricatura sobre ese deporte ahí mismo y luego vino el regalo”, aseveró.

Cuando Andrés recibió físicamente una pequeña canasta, él ya sabía cómo funcionaba.

Nohemí Lugo Rodríguez.

LA NECESIDAD DE LLEVARLO AL MUNDO

Al finalizar el taller, Nohemí respondió algunas preguntas y abordó el tema de llevar este tipo de proyectos a una escala mayor, por lo que tiene en mente algunas ideas que pueden ayudar a otras personas con autismo.

Asimismo, durante el congreso, Rose Luckin, del Instituto de Educación University College London y experta en Inteligencia artificial, mencionó en entrevista con CONECTA, que esta puede ser una herramienta para la educación especial.

“Usando inteligencia artificial podríamos educar a todo el mundo, por primera vez en la historia […], sin duda alguna puede ayudar a adaptar los conocimientos a personas con alguna discapacidad”, mencionó Luckin.

Nohemí aseguró que además es necesario sensibilizar tanto a la sociedad en general como a los educadores sobre lo que representa brindar educación que se adapte a las necesidades de niños con algún tipo de discapacidad. 

“No se necesita equipo caro, no se necesita un maestro sombra, sino modelos que funcionan […] y, sobre todo, se necesita empatía, aseveró.

“La gente necesita entender que la educación para estos niños no es un favor, es una obligación”, finalizó.
 

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