Rafael Zapata | Opinión | Profesor del Tecnológico de Monterrey en Guadalajara
Recientemente se ha puesto de moda culpar a los millennials, jóvenes nacidos entre 1980 y 2000, de muchas de las cosas malas que suceden. Aquí en México, por ejemplo, se les culpa de poner en riesgo el sistema de pensiones debido a su supuesta inestabilidad laboral y temor a establecer compromisos de largo plazo.
En Estados Unidos se les señala de no haber salido a votar de forma masiva durante las pasadas elecciones presidenciales, lo que habría contribuido a la derrota de Hillary Clinton en varios estados clave.
Los millennials, además, son el ejemplo por antonomasia para evidenciar los efectos dañinos que los teléfonos inteligentes han producido en todos los seres humanos.
Pero no nos engañemos. Los millennials son culpables de nada. Por el contrario, es esta generación de jóvenes la que finalmente está generando un contrapeso real a los medios tradicionales de comunicación, particularmente a la televisión.
Por décadas los noticieros de los medios tradicionales se encargaron de imponer la agenda informativa y construir una buena parte de la opinión pública. También imponían cuándo y cómo consumir sus productos noticiosos.
Sin embargo, los hábitos de consumo informativo de los millennials todo lo cambiaron. En primer lugar un millennial en rara ocasión consume un noticiero televisivo o radiofónico. Los rígidos horarios y formatos de estas producciones resultan obsoletos para quienes están acostumbrados a tener la información en el momento que lo desean. Los medios alternativos son su principal fuente de información, mientras que las redes sociales, su principal canal de consumo.
Pero sobre todo, los millennials generaron un contrapeso real a los medios tradicionales debido a su sentido crítico. Difícilmente creen en la palabra de los “líderes de opinión” tan populares entre las generaciones anteriores y prefieren la información generada y difundida por ciudadanos.
En su libro “Cultura mediática y poder mundial” (2005) el comunicólogo brasileño Denis de Moraes sostiene que los medios de comunicación son los principales determinantes en la organización de la vida social. Habrá que ver si es que los millennials logran romper con esta tendencia.