Enrique Arrieta | Opinión | Campus Hidalgo
La carrera docente para profesores cuya formación no necesariamente proviene de un ámbito pedagógico comienza generalmente con las experiencias que tuvieron con profesores cuando fueron estudiantes. La pregunta hoy en día es ¿Aquellas formas y técnicas de hace años funcionarán de igual forma con nuestras nuevas generaciones?, en muchos casos podemos tener opiniones divididas, sin embargo lo que es una realidad es que para volver a despertar en los alumnos de estas nuevas generaciones su capacidad de asombro se ha vuelto cada vez más una tarea que requiere mucha creatividad para re inventarnos como docentes a la hora de enseñar.
La creatividad a menudo se asocia con personas que son hábiles con manualidades o actividades que demuestran un “don especial” que los diferencia de otros, sin embargo no es una regla de oro, ya que todos podemos ser creativos sólo que hace falta practicar y relacionarnos con diversas formas de pensar para lograr resultados visibles en el descubrimiento de algo que hemos dejado de hacer cuando éramos niños y es utilizar nuestra imaginación sin límites que produzca lluvia de ideas radicales.
Albert Von Szent-Györgyi, premio Nobel de Fisiología y Medicina en 1937, dijo alguna vez “ver lo que todo el mundo ha visto y pensar en lo que nadie ha pensado”. Esta frase abre el panorama para cualquiera que desee crear en su vida una cultura creativa pues no sólo será cuestión de asociar ideas o experiencias pasadas para desarrollar ideas creativas, sino que si se quiere podrá ayudar a las personas a ser más sensibles a los aspectos más simples que puedan dar paso a ideas disruptivas para la solución de problemas.
Técnicas y metodologías como el Design Thinking, Visual Thinking, los sombreros de Edward de Bono, Scamper, entre muchas otras, pueden ayudar a iniciarse en experiencias creativas que utilizándolas de forma constante lograrán abrir el pensamiento a distintas ideas de solución para los problemas más comunes hasta algunos más complejos como lo es captar la atención y despertar el interés en los alumnos en cada clase. Si juntamos la base creativa para la generación de ideas con un diseño de experiencias donde no sólo se enfocan en los contenidos sino también en la parte emocional que produce en el ser humano, tengamos por seguro que el impacto positivo será mayor.
El CEDDIE en el Tec de Monterrey en Hidalgo se ha convertido para los profesores en un lugar para detonar ideas creativas, actividades de clase y proyectos de innovación a través de actividades como las Tardes de Café, Talleres de Design Thiking, Demos de Tecnología y el Diseño de experiencias no sólo para el área docente, sino también con algunos experimentos para las áreas de servicio que buscan mejorar la experiencia de los padres, alumnos y la comunidad académica. De esta forma se busca crear una cultura de creatividad colaborativa que mejore la calidad académica y las experiencias sean memorables.
Es probable que si usted es docente, en este punto pueda estar pensando que para ser creativo requeriría mucho tiempo del cual no dispone, y que tal vez es mejor seguir impartiendo clases que hasta ahora han funcionado bien, pero hágase la pregunta, ¿Qué pasaría si lo bien pudiera convertirse en extraordinario? y si sus alumnos descubrieran su pasión por lo que desean ser en la vida por el simple hecho de asistir a sus clases creativas. Solo por ese hecho, vale la pena arriesgarse y buscar la creatividad ante todo como base para convertir clases ordinarias en experiencias de aprendizaje extraordinarias.