La universidad se fundó el 6 de septiembre de 1943, llegando este 2023 a sus 80 años
Por Luis Estrada - 06/09/2023 Fotos Archivo CONECTA, Patrimonio Cultural del Tec

Es lunes 6 de septiembre de 1943. El reloj de la catedral de Monterrey indica que son las ocho en punto de la mañana. Doscientos veintisiete jóvenes de diversas edades confluyen hacia el corazón de Monterrey. Llegados desde diversos barrios y colonias, fueron pasando por la plaza Zaragoza, el patio grande de la ciudad en desarrollo.

La casona de la calle Abasolo, marcada con el número 858, sería el albergue de un proyecto académico con originalidades propias dentro de la educación superior mexicana. 

En su portón se elevaba en arco de medio círculo un letrero de lámina anunciaba: Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, narra el historiador Rodrigo Mendirichaga.

 

Los primeros alumnos sumaron 350 en el inicio del Tec de Monterrey en 1943.
Los primeros alumnos sumaron 350 en el inicio del Tec de Monterrey en 1943.

El Tec se hace noticia

En una población de alrededor de 200 mil habitantes, un reducido grupo de estudiantes se inscribió en el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores Monterrey, marcando un modesto inicio para esta nueva institución educativa. Aunque el número de inscritos era pequeño, la noticia de su existencia se difundía rápidamente a través de la red de familiares y amigos enterados.

Mientras los primeros estudiantes comenzaban sus actividades en el Instituto, miles de regiomontanos se enteraban del nacimiento de esta institución a través de una amplia cobertura en los periódicos matutinos "El Porvenir" y "El Norte".

El primero de ellos dedicó un suplemento especial con cuatro páginas llenas de información sobre el Tec de Monterrey, incluyendo desplegados de felicitación de personalidades destacadas. Entre estas felicitaciones se encontraba una especialmente significativa, la del rector de la UNAM, Rodolfo Brito Foucher, quien reconoció la importancia de este nuevo proyecto educativo.

 

Las primeras clases del Tec

“Las clases comenzarán el lunes 6 de septiembre a las 8:00 de la mañana", nos habían indicado, cuenta Librado Rosales Ramos, uno de los primeros alumnos del Tec. Sin embargo, muchos, con la experiencia de haber transitado por otras instituciones educativas, tenían muchas dudas.

A la hora indicada en el día señalado, ya nos estaba esperando en el escritorio del salón indicado el maestro de matemáticas Remigio Valdés Gámez (+).

¡Empezaron las clases tal como se había dicho!

“Ese día llegué con mucho entusiasmo porque la idea era elevar el nivel de la enseñanza superior en Nuevo León”, llegó a recordar el profesor Valdés

Con 350 alumnos y 14 profesores de planta, es el inicio formal de las labores académicas del Tec en una casona de Monterrey con la intención de proveer talento a la industria de México.

Los salones amplios con techos altos y grandes ventanales cubiertos de herrería que bañan de luz la habitación albergan las escuelas Preparatoria, de Estudios Contables, la de Ingeniería y la de Técnicos.

A la ciudad de Monterrey llegan jóvenes de diferentes partes del país para estudiar en el nuevo Tec. También hay profesores que se suman al proyecto educativo. En el segundo semestre, 33 maestros atienden a 452 estudiantes

La casona es insuficiente y la Escuela de Estudios Contables ocupa la tercera planta del Banco de Nuevo León

Las ideas y acciones detrás de su fundación

En la década de los años 40, Monterrey comenzó a destacar como una potencia industrial en México. Esta prosperidad industrial planteó la necesidad imperante de contar con un suministro constante de talento altamente calificado para satisfacer las crecientes demandas de las empresas locales.

En respuesta a esta urgente necesidad, Don Eugenio Garza Sada, quien en ese momento ocupaba el cargo de director en la Cervecería Cuauhtémoc, reunió a un grupo de empresarios, gerentes y directores industriales.

En julio de 1943, juntos formaron la Asociación Civil Enseñanza e Investigación Superior, A. C. Esta asociación fue el motor impulsor detrás del establecimiento del Tecnológico de Monterrey, una institución destinada a cambiar la educación superior en México.

Tan solo dos meses después de su formación, el Tec de Monterrey inició sus actividades educativas en un inmueble que alquiló para tal fin. Este primer edificio fue la casa ubicada en la calle Abasolo, un lugar que se convertiría en un punto de referencia en la historia de la institución.

El inicio del Tec de Monterrey estuvo marcado por características que eran inusuales en el panorama de la educación superior de México en ese momento. Introdujo un calendario de periodos semestrales, lo que significaba una adaptación más ágil a las necesidades de la industria y un enfoque en la formación práctica y aplicada.

Además, el concepto de "profesores de planta" se convirtió en una norma institucional. Estos profesores dedicaban su tiempo completo a la preparación y enseñanza de clases, y también se involucraban en la investigación y la administración académica. Esta dedicación completa a la excelencia académica contribuyó a establecer altos estándares educativos en el Tec de Monterrey desde sus primeros días.

"Por las mañanas impartía clases y por la tarde organizaba seminarios de matemáticas, que poco a poco elevaron no sólo el nivel de elevaron el nivel de mis alumnos, sino del entorno", contaba Valdés, uno de los primeros docentes del naciente Tec.

Así, el Tec de Monterrey comenzó su trayectoria en un modesto edificio de la calle Abasolo, pero con una visión y un compromiso que sentarían las bases para convertirse en una de las instituciones educativas más influyentes y respetadas de América Latina.

 

El Tec inició clases en la casona de la calle Abasolo 585, en Monterrey.

 

El origen del nombre

Antes de que la institución pudiera dar sus primeros pasos, surgió una pregunta crucial: ¿cómo se llamaría esta nueva escuela? 

"Necesitamos decidir el nombre de la escuela", planteó don Eugenio Garza con determinación a sus colaboradores, el ingeniero León Ávalos y Vez y el licenciado Virgilio Garza, describe Rodrigo Mendirichaga en su libro: El Tecnológico de Monterrey, sucesos, anécdotas, personajes.

Ambos estuvieron de acuerdo en la importancia de incluir la palabra "técnica" en la denominación, ya que la institución sería de enseñanza superior. Durante diversas conversaciones, consideraron la opción de "Instituto de Estudios Técnicos Superiores".

Pero Don Eugenio, siempre en busca de la excelencia, tuvo una idea brillante. Propuso que la nueva escuela llevara el nombre de la ciudad donde se establecía: "Instituto Tecnológico de Monterrey". Esta sugerencia, claramente inspirada en el MIT, que traducido era Instituto Tecnológico de Massachusetts, sin agregados ni adornos.

Sin embargo, el licenciado Virgilio sintió que algo faltaba. Argumentó que la institución no solo formaría técnicos, sino también ingenieros, contadores, administradores y otros profesionales. ¿Cómo podrían reflejar esta amplitud en el nombre?

Don Eugenio y sus colaboradores reflexionaron sobre la cuestión humanista. Reconocieron que, además de la formación técnica, la institución también impartiría materias humanísticas como filosofía, literatura, arte y ética. Era una educación completa que debía quedar reflejada en su nombre.

Después de un intenso debate, Don Eugenio rompió el silencio y propuso una solución que abarcara tanto la dimensión tecnológica como la humanista de la institución. Con trazos rápidos, escribió: "Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey". Al leerlo en voz alta, sintió que era el nombre adecuado.

La nueva institución educativa estaba lista para iniciar sus actividades y marcar una diferencia en la formación de profesionales mexicanos. Y, como un toque final a esta historia, el hijo de Don Eugenio había sido bautizado, marcando un nuevo comienzo tanto en su vida personal como en la historia de la institución que ayudó a fundar.

 

La inspiración en el MIT

"Usted me dice que será muy costoso levantar un Instituto como el MIT en nuestro país- como si yo no lo supiera de sobra -, pero dígame si no es más caro que los jóvenes carezcan de opciones de calidad o deban ir a formarse a otros lugares. Para realizarlo no ocupamos "carteras dispuestas" - como usted dice -, necesitamos hombres resueltos que crean que la educación lo puede todo, y de esos, aunque no lo crea, existimos algunos, por lo menos en Monterrey", dijo Eugenio Garza Sada a León Ávalos y Vez en 1943.

La idea de crear el Tec de Monterrey surgió gracias a la experiencia que don Eugenio Garza Sada tuvo como estudiante de ingeniería del Massachussets Institute of Technology (MIT).

El modelo de educación del MIT es principalmente enfocado a la industria. En esa universidad, don Eugenio Garza Sada tomó nota de la calidad de los profesores, la infraestructura y los programas estudiantiles extraacadémicos.

Su fascinación nació cuando él estudió la carrera de Ingeniero Civil y de la que se graduó en 1914. Muchas de las ideas que agregó el Tec se basan en su experiencia en MIT, como la estrecha conexión entre la academia e industria y carreras cuyo objetivo es resolver problemas reales.

 

Los alumnos reforzaban su aprendizaje con lecciones de matemáticas por las tardes. En la foto, Alejandro Ojeda, director del Internado.
Los alumnos reforzaban su aprendizaje con lecciones de matemáticas por las tardes. En la foto, Alejandro Ojeda, director del Internado.


 

Dejan la casona 

El sueño de Eugenio Garza Sada rindió frutos y a dos años de fundado el Tec, en el centro de Monterrey, el 17 de junio, comenzó la construcción de las Aulas 1. “Se transformó a los pocos años de que llegué a la casona de Abasolo”, recuerda Carlos Madero, quien egresó como ingeniero eléctrico en 1949.

Los salones con techos altos y grandes puertas de madera dejaron ser protagonistas de las vivencias y sus historias se mudaron a nuevos terrenos al sur de la ciudad.

“Salimos de la casona de Abasolo a un nuevo edificio cerca de una carretera (hoy avenida Eugenio Garza Sada).Era curioso que mientras tomábamos clases, enfrente aún se sembraba maíz, muy pronto se construyeron más aulas y una alberca”, relata Madero-

Bello y funcional, en el edificio se habían instalado las aulas, los laboratorios, la biblioteca y las oficinas de la dirección y administración, describe Rodrigo Mendirichaga. 

"En esa atmósfera que olía a limpio y a nuevo, se trabajaba aún mejor. La lucha por mantener el ambiente agradable había sido cuidada hasta en el uso de gises importados que casi no dejaban polvo en las manos ni en los novedosos pizarrones hechos de vidrio", se lee en "El Tecnológico de Monterrey, sucesos, anécdotas, personajes".

Lo que ahora es el campus Monterrey, constituye así uno de los primeros campus universitarios en toda Latinoamérica.

 

La construcción de nuevas instalaciones, al sur de Monterrey, comenzaron en 1945.
Construcción de Aulas I.

 

En 1947 se mudaron las actividades a lo que hoy es el campus Monterrey.
Campus Monterrey del Tec en 1947

 

Alumnos en el comedor Centrales en 1947. En este año la Institución ya contaba con mil alumnos.
Alumnos en la cafetería Centrales en 1947

 

En 1954 se inauguró el edificio de la Biblioteca (ahora Edificio de Rectoría) en cuyo frente está el mural que se ha convertido en un símbolo del Tecnológico de Monterrey: "El triunfo de la cultura", de Jorge González Camarena.
En 1954 se inauguró el edificio de la Biblioteca (ahora Edificio de Rectoría)

 

Alumnos de las primeras décadas realizando sus actividades escolares.
Alumnos de las primeras décadas realizando sus actividades escolares.

 

ESPECIAL DEL 80 ANIVERSARIO DEL TEC:

 

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