"Nunca pensé que podría dar clases, eso se dio solo". De esta forma se expresó Gonzalo Curiel, profesor de Artes Plásticas del Tec de Monterrey campus Sonora Norte, quien inició su carrera laboral en la institución como personal de seguridad.
En 1999 Curiel entró a trabajar en el Tec, pero en un ámbito muy distinto al académico o las artes: se incorporó al equipo de seguridad del campus.
Fue su habilidad por el dibujo lo que le abrió las puertas en el Departamento de Arte y Cultura.
Tenía tiempo dibujando y realizando esculturas de forma empírica y mostró su trabajo a la entonces directora de Arte y Cultura, quien reconoció su talento y lo invitó a integrarse como profesor de dibujo.
Hoy, después de 23 años, tiene 170 estudiantes en el Taller de Artes Plásticas que tiene a su cargo, además de que ha impartido materias de escultura y otras de dibujo.
Un regalo de los reyes magos
Dio la casualidad que estaban buscando personal para un trabajo a las afueras de la ciudad, que en ese momento Curiel desconocía que era para el Tec de Monterrey.
Decidido a aplicar, después de un examen psicológico y 20 días de espera, un 6 de enero de 1999, Gonzalo se integró como parte del equipo de seguridad del Tec de Monterrey campus Sonora Norte.
“Mi contrato fue un regalo de reyes magos”, así lo expresa el maestro.
Durante su primer semestre trabajando en el Tec y entre pláticas con la coordinadora de artes de su momento, Adriana Murillo, Gonzalo expresó sus ganas de hacer una exposición de pintura.
Después de enseñarle un par de dibujos, recibió la invitación para ser maestro del taller de artes plásticas.
Cupo mínimo para abrir el taller
En un inicio el taller no cumplía con el mínimo de estudiantes para poder ser abierto. Para abrir necesitaba un mínimo de 10 alumnos y sólo se habían inscrito 9.
Fue gracias a Yahel Robles, coordinadora en ese entonces de lo que ahora es Liderazgo y Bienestar Estudiantil (LiFE), que el taller pudo continuar como un experimento.
Gonzalo nunca se imaginó que podía dar clases de arte, pero en 23 años de trayectoria en el Tec afirma que lo que más le gusta de su trabajo son los estudiantes, de quienes afirmo: “Son el motor de la escuela”.
“Me siento como la mamá de los pollitos” expresó el maestro por ser testigo de estudiantes con tanto talento.
"Enamórate de tu arte, que te sientas cómodo con lo que vas a hacer, que no sea por una imposición".
Aprendizaje empírico con el lodo
A una edad muy temprana Gonzalo empezó a demostrar interés y habilidad manual. De hecho, afirma que sus habilidades son un don de Dios.
“Mi enseñanza es regalo del buen Dios, yo no tomé clases”.
Gracias a las verduras que cosechaban en su familia y que enviaban sus abuelos a casa fue como junto con sus hermanos descubrió la mejor forma de entretenimiento: el lodo.
“Las verduras desprendían un lodo. Nosotros de mañosos quitábamos el lodito, empezábamos a hacer figuritas, se endurecían y ahí jugábamos con eso”, compartió Gonzalo.
Con el tiempo cambió las figuritas de lodo por figuritas de plastilina, llevándolo a descubrir el color.
En tercero de primaria empezó su inquietud por dibujar. Su obsesión por plasmar su alrededor lo más parecido posible a la realidad fue lo que le dio las habilidades necesarias de dibujo y pintura.
Sin miedo a trabajar
Gonzalo estudió la carrera de contabilidad para después “chambear por acá y por allá”, expresó.
“Siempre me ha gustado mucho el trabajo, no le tengo miedo”, afirma el profesor, que ha pasado por ser auxiliar contable en empresas, empleado de gobierno y hasta en su momento fundador de su propia joyería.
Curiel comparte que realmente nunca se sintió lleno con lo que hacía.
“Aunque eran muy buenos trabajos, no me llenaban del todo, me sentía muy inquieto”, pero finalmente encontró en la docencia su razón de ser.
“Trabaja como si no trabajaras, que te sientas a gusto… pleno”.
El profesor comparte un consejo para todos aquellos estudiantes que quieran dedicar su vida al arte y afirma que como en todo trabajo, si no le echas ganas, te va a tronar el negocio.
“Trabaja como si no trabajaras, que te sientas a gusto… pleno”.
“Enamórate de tu arte, que te sientas cómodo con lo que vas a hacer, que no sea por una imposición”, concluyó el maestro.
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