"Llegué como inmigrante a España, sin conocer el idioma, sin tener dinero, limpiando casas y llegué a ser embajadora. Esta historia, como muchas otras, demuestra que los sueños son posibles”.
Así resume Beata Wojna su vida, luego de ser embajadora de Polonia en México y hoy, profesora de Relaciones Internacionales del Tec de Monterrey.
Nacida bajo un régimen comunista, Beata cruzó la frontera con una mochila en sus hombros con el sueño de salir a conocer otras ideas y entender otras perspectivas más allá de las que le rodeaban.
Aquella joven que salió de Polonia iba sorprendida en su trayecto hacia España por los colores en las ciudades, en las casas, las calles y hasta en la ropa de las personas, algo que le sorprendía tras crecer bajo el comunismo.
Antes de estudiar en la Universidad Complutense de Madrid, Beata fue una joven mochilera inmigrante con el sueño de ver y entender el mundo.
Salir un país comunista para conocer el mundo
Beata Wojna nació en 1972 y creció en Polonia durante la época en que el país vivía bajo un régimen comunista, es decir, en la que no existe la propiedad privada ni la diferencia de clases, en la llamada "Cortina de Hierro", que separó Europa tras la Segunda Guerra Mundial.
Ese sistema de gobierno le hacía preguntarse casi a diario qué había más allá de las fronteras de su país, si todas las naciones vivían igual y si la vida siempre había sido de esa manera; una idea que marcó a Beata para toda la vida.
No fue sino hasta inicios de los años 90 que tuvo la oportunidad de iniciar sus estudios en arqueología en la Universidad de Cracovia, algo que había querido desde que era niña, cuando tenía el sueño de viajar y conocer el mundo.
Pero antes de comenzar, Beata tenía un viaje por realizar, quería conocer París, la Ciudad de la Luz, así que tomó su mochila y comenzó a pedir aventón para llegar, a pesar de los retos de la ruta, a la capital de Francia.
“He viajado mucho de mochilera. En aquella ocasión iba solo con 100 dólares, que en ese entonces era muy poco dinero, durmiendo en casas de campaña en el camino para llegar desde Cracovia hasta París, era una especie de sueño”, dice.
“He viajado mucho de mochilera (...) durmiendo en casas de campaña en el camino para llegar desde Cracovia hasta París, era una especie de sueño”.
El color de las ciudades sería lo que más sorprendería a Beata, junto con el servicio que daban las personas en los negocios y en restaurantes, e incluso se vio maravillada por las políticas públicas que existían en las ciudades europeas.
Pero no fue hasta cuando Beata regresó a Cracovia, al sur de Polonia, para iniciar sus estudios en arqueología, cuando decidiría que Polonia no sería la sede de su futuro, al menos por un par de años.
Ya no estaba en la Europa capitalista y ahora crecía dentro de Beata cada vez más la necesidad de conocer el mundo, su historia, el porqué de las situaciones actuales.
“Esas situaciones me marcaron, me impulsaron y me empujaron a salir fuera de mi casa para saber que puedo cambiar las cosas, educándome para tener otra visión y otras posibilidades.
“Esa era la primera etapa de una larga búsqueda del camino que se debe seguir en esa época de la adolescencia y que era más difícil por vivir en un país comunista”, señala.
Con una mochila llena y de camino a Madrid
Tras regresar de París, y tras un año estudiando arqueología en Polonia, Beata decidió llenar de nuevo su mochila y abordar un autobús con rumbo a Madrid, buscando estudiar en alguna universidad española.
Al ser originaria de un país que no pertenecía a la Unión Europea, Beata, de 21 años, no podía acceder a becas, por lo que al ingresar a estudiar en la Complutense de Madrid tuvo que costearse su propia educación.
“Tenía la necesidad de trabajar para estudiar. Era difícil porque tuve que empezar la vida adulta en el pleno sentido de la palabra, no solo estudiando, sino con los gastos que tenía al vivir en un país extranjero”, señala.
Beata, sin conocer el idioma, tuvo que trabajar en el servicio doméstico en algunas casas, también en varios restaurantes e incluso cuidando niños por algún tiempo, mientras que el resto del día lo dedicaba a tareas y exámenes.
“Ese fue un reto que marcó mi vida y me demostró que si queremos avanzar en algo hay que luchar”, menciona.
Ahí en la capital española, Beata cambiaría el sueño que tenía cuando era niña, por lo que dejó la arqueología y decidió estudiar Historia y Geografía.
“A la altura del tercer o cuarto año me di cuenta que la historia contemporánea era lo mío. Decidí hacer un posgrado para profundizar más y hacer investigaciones.
"Arqueología era para entender el pasado, yo quería entender la realidad”, menciona.
"Arqueología era para entender el pasado, yo quería entender la realidad”.
El regreso a una Varsovia y su nuevo destino: México
Una década pasó Beata en Madrid, aprendiendo el idioma, estudiando una maestría en Historia y un doctorado en Historia en Relaciones Internacionales.
En 2004 regresaría a Polonia de vacaciones y buscando un lugar para trabajar, por lo que envió su currículum al Instituto Polaco de Asuntos Internacionales de Varsovia.
Recibiría una llamada que le ofrecía un trabajo, pero también un nuevo reto, volver, a su país que había cambiado desde el comunismo, en una nueva ciudad que nunca había visitado
“Me ofrecieron un empleo casi de inmediato. Yo vengo del sur de Polonia e ir a Varsovia fue casi como iniciar de cero, dejar a amigos, conocidos y volver a rehacer tu vida”, recuerda.
El instituto fue la oportunidad de Beata para acceder a la diplomacia y a la educación al ser vicedirectora del mismo, donde se enfocaría en estudios tanto europeos como de Latinoamérica.
Su labor para entender las diversas realidades en el mundo llevarían a Beata a propuesta por la cancillería para ser embajadora en México.
Siendo enero de 2014, Beata llegó al territorio mexicano por primera vez, con un nombramiento político bajo el brazo.
No era como aquella vez en que caminó a Francia o cuando tomó el autobús a Madrid, ni siquiera el irse a vivir a Varsovia. Era la primera vez que tomaba un avión al otro lado del mundo, donde tendría de nueva cuenta que empezar desde cero.
Una casa, un gato y una embajada en México
Una casa en la colonia Las Lomas en la Ciudad de México, 3 maletas y un gato que daba vueltas por la propiedad. Ese fue el inicio de la carrera como embajadora de Polonia en México para Beata.
“Por el cambio de horario no pude dormir. Subí al techo desde donde se podía ver gran parte de la ciudad y ahí empezó a salir el Sol. Fue una experiencia mágica porque empezaba una nueva vida y tenía tantas cosas que hacer”, recuerda Beata.
La ciudad la recibiría con un reto, en el que tenía que prepararse para la visita del presidente de Polonia a México, la primera vez que sucedería en la historia de las relaciones bilaterales entre ambas naciones que se llevaría a cabo en 2017.
“Fue un momento culminante en mi carrera, pero fue mucho trabajo, muchos preparativos para que saliera todo bien.
“Pero también, desde el punto de vista personal, lo más retador fue entender a los mexicanos. Yo viví 10 años en España y pensé que ya sabía cosas. Resulta que son totalmente distintos, entender eso fue complejo y trajo enfados, dolores de estómago”, recuerda.
Wojna fue embajadora en México de 2014 hasta el 2018, y por su labor, recibió la Condecoración de la Orden Mexicana del Águila Azteca.
"Llegué como inmigrante a España, sin conocer el idioma, sin tener dinero, limpiando casas y llegué a ser embajadora. Esta historia, como muchas otras, demuestra que los sueños son posibles"
Llega al Tec de Monterrey
Aceptar y luego comprender a los mexicanos fue uno de los retos de Beata, pero asegura que también le ayudó a interactuar con gente en México que ha sido amigable y amable con ella, conociendo incluso a su esposo.
Luego de casarse en 2016, decidió junto con su pareja que al terminar su misión diplomática se quedaría a vivir en México, por lo que comenzó a buscar dónde podría continuar su carrera.
“Ahí me topé con el presidente del Tec de Monterrey en ese momento, en un foro económico en Davos, Suiza. Ahí hablamos y me dijo que les enviara mi currículum".
Beata no dudaría en aceptar la invitación y desde entonces comenzó a dar clases en el Tec de Monterrey, algunas de ellas en el campus Santa Fe y otras en Ciudad de México.
“Estuve en algunos foros en el campus Santa Fe. Ya había trabajado en una universidad privada en Polonia y tenía experiencia en ese campo, además siempre quise trabajar en una universidad”, menciona.
Wojna añade que otra de sus pasiones es practicar el senderismo, siendo México un lugar ideal para ello.
Ayer buscaba entender el mundo; hoy comparte su visión
Febrero del 2022. Estalla la guerra en Ucrania y las tropas rusas avanzan al país vecino que vio nacer a Beata. Los medios del mundo se apresuran a pedirle a expertos su opinión.
Entonces, las palabras de Beata comienzan a aparecer en sitios web de noticias de México y Latinoamérica y se imprimen en los medios, mientras comparte su visión de la realidad que se vive en suelo ucraniano.
Hoy es columnista de El Heraldo de México y ha aparecido en decenas de medios mexicanos para explicar como analista la situación.
Beata habla no solo desde lo que ha aprendido, sino desde la experiencia que ha vivido, algo que también busca enseñar a sus alumnos.
La pasión por encontrar nuevas maneras de ver los retos y los problemas desde diferentes perspectivas es algo que comparte en sus clases.
"Nunca dejes de caminar, no te quedes quieta o quieto. A veces, caminando es como se logran las cosas”.
Sin embargo, hace una pausa para pensar en la pregunta sobre el legado que le gustaría dejar a sus alumnos.
“Lo más importante, creo yo, es transmitir que es posible lograr las cosas que uno quiere. No siempre empezamos en el punto en el cual nos gustaría estar, pero eso no significa que no podamos llegar al punto donde queremos estar.
“El esfuerzo y la disciplina son cruciales. Hay fuerzas que nos quieren desviar del camino, pero si estamos convencidos de que queremos lograr algo sí se puede hacer”, indica.
Los sueños de una niña en un país comunista, sus ganas de ver el mundo, las rutas por las que fue mochilera, así como la experiencia laboral y de vida que ha experimentado Beata es lo que busca enseñar a sus alumnos.
“Quiero demostrar que sí se puede. Nunca dejes de caminar. En el sentido literal y metafórico.
"Nunca dejes de caminar, no te quedes quieta o quieto. A veces, caminando es como se logran las cosas”, finaliza Beata.
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