Paolo Reyes nunca imaginó que a sus 17 años estaría en el desierto africano. Había pasado de ver videos de electrónica a llevar agua a personas de las comunidades de Kenia. Un camino que inició cuando dijo “sí” a un equipo de robótica.
Estar en África, a casi 15 mil kilómetros de la arena que tenía ese día bajo sus pies, era resultado de haber diseñado un go-kart eléctrico con el que buscaba enseñar ingeniería a jóvenes con síndrome de Down en su natal Toluca.
Aquellos jóvenes mexicanos eran abandonados académicamente al terminar la secundaria, pero Paolo tenía otros planes; quería demostrar que la ingeniería podía ser accesible y también cambiar sus vidas, así como cambió la suya años atrás, a pesar de no tener tantos recursos económicos.
Entrar a un equipo de robótica a los 15 años lo llevaría a los retos de crear ese carro, luego a Kenia con las comunidades del desierto, más tarde a luchar por una beca del 100% en el Tec de Monterrey y luego ayudar a su equipo a ir a un evento mundial. Todo al intentar cumplir su sueño: inspirar mediante la ingeniería.
“Tomen la oportunidad. Puede parecer muy banal decir ‘si quiero participar aquí o si quiero entrar a ese grupo de robótica’, pero no saben en 2 o 3 años lo que puede hacer en su vida”, menciona Paolo, hoy mentor del equipo en el que inició.
Cómo un equipo de robótica cambió su vida
Cuando Paolo Reyes iba en la secundaria pasaba horas frente a una pantalla viendo videos en YouTube.
Escribía en el buscador cualquier palabra relacionada con electrónica o inventos y sonreía mientras seleccionaba el primero de los videos que vería durante ese día.
“Se me hace que vas a ser ingeniero”, eran las palabras que recuerda escuchar de sus padres, tíos, profesores y de sus conocidos.
Pero en ese momento Paolo no entendía del todo qué era ser un ingeniero, e incluso no había pasado mucho tiempo desde los días en que había soñado con ser astronauta o incluso veterinario.
Días, noches y decenas de videos pasaron hasta que llegó el momento en que Paolo, a sus 15 años, haría una elección que lo llevaría a viajar miles de kilómetros y lo encaminaría a la profesión con la que siempre lo relacionaban.
“Me encantaba ese mundo, en mi casa agarraba cajas de cartón y hacía coches a control remoto. Quedaba un chasis muy feo de cartón, pero el chiste era entender qué había dentro de ellos", comenta.
Paolo menciona que no tenían el recurso económico para estudiar en un colegio, o ni siquiera pensar en estudiar en una universidad privada, pero eso no lo detendría. Buscaría entonces la manera de perseguir sus sueños a toda costa.
“A los 15 años entré a preparatoria en Tecmilenio en Toluca, y ahí tenían un equipo de robótica de FIRST. Desde ahí todos los proyectos que hago los he hecho con lo que he aprendido”, menciona.
Este equipo llamado WinT tenía años participando en el torneo de robótica llamado FIRST Robotics Competition, que reúne a alumnos de preparatoria de todo el mundo.
Ahí, los jóvenes se encargan de diseñar, construir y manejar un robot que realiza acciones en una arena, en alianza con otros equipos para sumar puntos en eventos clasificatorios y posteriormente competir en un evento mundial en Houston, Texas.
"Puede parecer muy banal decir ‘si quiero participar aquí o si quiero entrar a ese grupo de robótica’, pero no saben en 2 o 3 años lo que puede hacer en su vida".
Paolo recuerda llegar al equipo solo con el conocimiento que había visto en YouTube. No había alguien en su familia que hubiera podido ayudarle con los temas que veían.
El joven recuerda que tuvo que aprender lo más rápido que pudo sobre robótica, pero ese solo sería el primer reto.
A la par de crear un robot, los equipos también deben realizar un proyecto social, por lo que Paolo, a pesar de ser novato, buscaría participar también en eso.
Paolo tomó la iniciativa en lo que pudo, buscando que su equipo WinT hiciera algo que no había hecho en su historia: ganar.
“En algún momento el equipo no estuvo bien. Venía de muchos años de perder y entonces tomé la iniciativa. Antes no se hacía un diseño del robot, todo se hacía al momento.
“Hablé con el coach, diseñé un primer robot en la temporada de 2020 para otra competencia de FIRST llamada FTC y ganamos a nivel nacional y luego ese proceso lo aplicamos ya en esta competencia (FRC)”, indicó.
El reto social del equipo era construir un go-kart eléctrico, usando tubos de PVC y enseñar sobre ingeniería a jóvenes con síndrome de Down que acudían a un centro de atención en Toluca.
“Yo era nuevo y de los experimentados nadie se lo aventaba y a mí me daba miedo, pero dije: ‘Yo lo tomo, estudio lo que tenga que estudiar y va a salir’.
“Quisimos llevar este go-kart para que pudieran armarlo con sus propias manos y tuvieran un acercamiento directo y práctico (a la ingeniería). Es lo que hace FIRST con nosotros. Así ellos podrían saber que al terminar la secundaria podían hacer más”.
"Yo era nuevo y de los experimentados nadie se lo aventaba y a mí me daba miedo, pero dije: ‘Yo lo tomo, estudio lo que tenga que estudiar y va a salir".
El trabajo de Paolo en el diseño del robot de su equipo WinT también daría frutos y por primera vez en su historia el equipo obtendría premios nacionales.
“Ganamos todo, ganamos el Premio Inspire, que era el más importante, y aparte fuimos campeones con el robot”, recuerda riendo Paolo.
Además, el equipo lograría el Imagine Engineering Award durante el Regional Monterrey FIRST 2022 y con ello su pase al evento mundial en Houston.
El viaje de 15 mil kilómetros
Luego de su trabajo social, la vista de una empresa llamada “Dow” se pondría sobre Paolo y le daría, en recompensa por su labor con los jóvenes con síndrome de Down la oportunidad de trabajar en un proyecto social en Kenia.
Maletas listas, boleto de avión en mano y horas de viaje serían el inicio de las 2 semanas en que Paolo, junto con jóvenes destacados en proyectos de ingeniería en el mundo, trabajarían en mejorar la vida de los habitantes del desierto del país africano.
Desde la creación de domos para aprovechar la energía solar hasta la transportación de agua para una comunidad, en la que las mujeres caminaban kilómetros cada semana para recoger en un cauce, fueron algunas de las acciones que hicieron los voluntarios.
“Me llevé mucho el aprender a valorar las cosas que tenemos, servicios básicos como agua o hasta las oportunidades que tienes y a veces piensas que no son muchas.
“Te das cuenta que vives privilegiado y tienes que aprovechar las oportunidades. No solo para ti, sino también para ayudar a los demás”, mencionó.
La beca del Tec de Monterrey que cambió su vida
Paolo regresaría a México donde había vivido hasta ese entonces con oportunidades económicas limitadas.
Su viaje a Kenia, recuerda Paolo, lo había convencido de que había maneras de encontrar oportunidades en donde parecía no haberlas.
Su siguiente paso tenía que ser el de estudiar una ingeniería y Paolo estaba decidido a lograrlo, sin importar en dónde pudiera cursar su carrera.
El equipo de robótica WinT de nueva cuenta se atravesaría en su camino con otra oportunidad para el joven.
“Creo que tú pudieras aplicar a una beca Líderes del Mañana”, le dijo uno de sus compañeros de equipo, un joven incluso con menos edad que Paolo, pero que ya sabía que la beca ofrecía el apoyo de 100% para estudiar en el Tec de Monterrey.
En ese momento Líderes del Mañana podría ser el boleto a una ingeniería para Paolo, quien no dudó en intentar ser elegido de entre los miles de aplicantes anuales al programa.
Meses después y a tan solo 2 días de dar a conocer los resultados, sería llamado al Tec campus Toluca, donde le dijeron que tenía que ir acompañado de su mamá.
“Yo pensé, ya faltan 2 días para que se anuncien y me siguen evaluando, pero cuando llegué me dieron una hoja que según me dijeron era la entrevista.
“Cuando la leí decía que yo me había ganado la beca y a partir de ahí mi mamá empezó a llorar y luego yo también”, recuerda Paolo, quien ingresó desde ese entonces a una Ingeniería en Robótica con una beca del 100%.
El alumno que se volvió mentor
Han pasado 3 años desde que Paolo ingresó al equipo WinT. El escenario es la etapa regional de FIRST Robotics Competition Monterrey en marzo de 2022.
Sentado en el piso, el joven sostiene el robot mientras el resto del equipo hace hoyos con un taladro en una estructura metálica para reducir un kilogramo de peso extra para poder competir.
“Paolo, te buscan para una entrevista”, le dicen por encima del sonido del taladro en el robot.
Al salir de la arena donde se compite, Paolo baja su cubrebocas y sonríe. Tiene la oportunidad de contar la historia de cómo llegó a ser mentor del equipo que le abrió las puertas y lo llevó a África, más tarde a una beca en el Tec y luego al mundial en Estados Unidos.
“Estoy encargado del área de diseño y también me involucro a veces en esto de hacer hoyos para bajarle un kilo extra al robot”, menciona riendo Paolo.
Hoy es líder de diseño y mentor junior para los jóvenes que ocupan el lugar en donde hace un par de años estaban sus amigos, con quienes llevará el robot a la gloria que ofrece FIRST para quienes ganan sus competencias.
“Tuvimos nuestra trayectoria en preparatoria y ahora buscamos transmitir nuestro conocimiento a las nuevas generaciones”, añade Paolo.
No hay tiempo que perder. Acomoda de nuevo sus lentes de seguridad sobre su rostro, se coloca tras el robot que ya ha perdido algunos gramos y se sienta de nueva cuenta, como cuando lo hacía frente a la computadora donde veía videos de robótica.
Suena el taladro, las manos se hacen fuertes sobre el robot, se escuchan los gritos de ánimo de las gradas y vuelve a la normalidad la competencia que le dio a la oportunidad de diseñar y construir su futuro.
Al día siguiente de su entrevista con CONECTA, el equipo de Paolo obtendrá uno de los pases directos al evento mundial de FIRST, el torneo de robótica conceptualizado como deporte que busca para interesar a los niños y jóvenes en la ciencia.
Su destino ahora apunta a Houston, en el que ahora buscará lograr para su equipo y para México un reconocimiento internacional, que lo acerque más a sus sueños de niño.
LEE MÁS: