Cuando el profesor mexicano Gerardo Ortiz González falleció a causa del COVID-19, su familia no tenía idea de que una beca llevaría su nombre en honor a su pasión y dedicación por la educación.
Conrado Campos, directivo de Kellogg y exalumno de Gerardo, señaló que su compañía decidió darle un reconocimiento póstumo por su labor de 10 años, y tras enseñar 18 años en el Tec de Monterrey.
De esta manera, el nombre de Gerardo Ortiz enmarca una beca financiada por esta compañía y entregada dentro del programa Líderes del Mañana del Tec.
Esta iniciativa ofrece anualmente becas del 100% del valor de una carrera en el Tec buscando mejorar la vida de jóvenes mediante la educación, algo por lo que Gerardo trabajó a diario, según cuenta su familia.
“Esta beca es una manera de mantener vivo su legado a través de algo muy preciado para él, como lo es la educación”, comenta Yolanda Ortiz, hija de Gerardo.
La beca que lleva el nombre de Gerardo Ortiz
Gerardo falleció el 3 de diciembre de 2020 a la edad de 58 años tras padecer COVID-19.
Vivió sus últimos momentos acompañado de manera virtual por su familia, formada por su esposa Martha Yolanda Ugalde, y sus hijos Yolanda, José Luis, Gerardo y Sofía.
Estudió su doctorado en Ciencia de Alimentos y Nutrición Humana en la Universidad de Illinois, gracias a la beca Fulbright, una de las más prestigiosas del mundo, entregada incluso a ganadores del Premio Nobel.
“Una beca fue lo que lo ayudó a cumplir sus sueños y ahora él va a ayudar a cumplir los sueños de alguien más”, menciona Gerardo, quien lleva el nombre de su padre.
“Qué mejor manera que dejar un legado de esa manera en su honor”, añade Conrado, egresado de Ingeniero Bioquímico en Procesamiento de Alimentos del Tec.
“Esta beca es una manera de mantener vivo su legado a través de algo muy preciado para él como lo es la educación”.
Conrado señala que cuando Gerardo falleció, desde Kellogg comenzaron a idear alguna manera de honrar la vida del “profesor”, como era conocido por algunos de sus compañeros.
“Salieron como 8 ideas diferentes, pero la que estaba en el top era algo relacionado a ayudar a un estudiante del Tec de Monterrey”, menciona.
En ese momento se unieron KT McCann, vicepresidenta de investigación y desarrollo; y Doug Vandevelde, gerente general en Kellogg.
“Él fue un profesor, invirtió en educar a la gente y luego lo trasladó a una experiencia en una empresa como Kellogg donde pudo marcar la diferencia en la gente. Él era tanto maestros aquí en Kellogg como en su vida anterior”, indica Vandevelde.
Los directivos de Kellogg trabajaron en conjunto con los colaboradores del Tec de Monterrey y definieron la beca que llevaría el nombre de Gerardo.
Carla Eugenia Pons, directora de Relaciones y Desarrollo de la Región Centro-Sur del Tec, dijo que plantearon a Kellogg cuál era el perfil de los estudiantes beneficiados.
"A Conrado lo enamoró el programa porque dice que él fue un alumno con beca de excelencia. Encontró mucha empatía en lo que querían a hacer por Gerardo, y así empezamos a cocinar esta beca", dice Pons.
De profesor a trabajar en Estados Unidos
Gerardo Ortiz inició su carrera profesional tras egresar del Tec de Monterrey de la carrera de Ingeniero Bioquímico Administrador.
Ahí, una investigación que realizó en el área de industrias alimenticias le otorgó una beca con la que estudió una maestría en Ciencia y Tecnología en el rubro de alimentos, también en el Tec.
Tras egresar comenzaría su carrera de 18 años como profesor del Tec campus Querétaro, en donde se toparía en una de sus clases con Conrado Campos.
“Estudié en el Tec de Monterrey en 1987 y Gerardo era uno de mis profesores. Me acuerdo que si estabas interesado en aprender, él estaba dispuesto a dar la milla extra para compartir el conocimiento con la gente”, comenta Conrado.
En 2010 Gerardo comenzó a trabajar en Kellogg en México y en 2016 se mudó a Michigan para trabajar, donde compartió lugar de trabajo con Conrado, ahora director de investigación y desarrollo en Kellogg Norteamérica.
Las 4 máquinas de helado que compró Gerardo
Los integrantes de la familia de Gerardo recuerdan algunas de sus anécdotas.
“Una vez tuve que hacer un proyecto de la escuela. Teníamos que hacer un producto y mi equipo eligió hacer nieves (de sabor). Una de plátano y otra de cerveza.
“La nieve de plátano se hacía negra y le preguntaba a mi papá (por qué) y él se puso a investigar”, comenta Gerardo, al añadir que su padre se interesaba por los proyectos de sus hijos.
En esa ocasión se dio a la tarea de buscar productos químicos que no adulteraran el producto y mantuvieran el color, encontrando la fórmula adecuada.
El éxito de la nieve de plátano hizo que el proyecto fuera aprobado e incluso hubo personas que buscaban comprar la nieve.
En ese entonces su padre compró una máquina para hacer nieve, pero luego invirtió su dinero en otras 2 y terminó comprando una extra para apoyar su proyecto.
La familia sonríe mientras Yolanda y José Luis cuentan historias de su papá, como cuando en una ocasión usó una máquina para cortar jamón para la medida exacta de unas papas para un proyecto de José Luis.
También las veces que Yolanda le decía que no entendía alguna asignación escolar y su padre se quedaba toda la noche revisando y aprendiendo sobre el tema para despertar a su hija a las 5 de la mañana y enseñarle lo que había aprendido.
“Una beca fue lo que lo ayudó a cumplir sus sueños y ahora él va a ayudar a cumplir los sueños de alguien más”.
“Fue algo muy bonito que para proyectos escolares le pusiera esa dedicación. Era muy minucioso, cuidaba los detalles y buscaba resolver los problemas de la mejor manera”, añade José Luis.
“Ahora tenemos muchas máquinas de nieve en la casa”, comenta el joven Gerardo entre algunas risas de su madre y hermanos.
“Siempre trató de apoyarnos en cualquier cosa que nos interesaba. Si algo tengo claro es que siempre nos dijo que buscáramos nuestros sueños y siempre nos apoyó en eso”, añade el joven.
"Él está contento, a pesar de ya no estar aquí"
Martha menciona que la oportunidad de Kellogg de brindar la beca Líder del Mañana a una persona para que estudie su carrera profesional en el Tec es un motivo de orgullo para ella y sus hijos.
“Prácticamente el fin de Gerardo en lo laboral era enseñar, aprender, comunicarle a todos lo que sabía y ayudar a la gente”, señala Martha.
“El hecho de poder ayudar a alguien más a cumplir este sueño nos llena de orgullo y no podemos decir otra cosa que gracias por la oportunidad. Estamos seguros de que él está contento, a pesar de ya no estar aquí”, añade Yolanda.
De la misma manera en que se quedaba hasta tarde para enseñar a Yolanda lo que no entendía, Gerardo es recordado por su familia, por Conrado e incluso por más directivos de Kellogg como un profesor apasionado.
“Era muy apasionado sobre aprender y compartir con nosotros como estudiantes e intentar despertar nuestra curiosidad. Disfruté y aprendí a trabajar con él cuando era un estudiante y más tarde en la industria juntos”, menciona Conrado.
“Prácticamente el fin de Gerardo en lo laboral era enseñar, aprender, comunicarle a todos lo que sabía y ayudar a la gente”.
El legado que impactará la vida de un estudiante
Un joven talentoso es quien recibirá la beca que le otorga el 100% del valor de una carrera en el Tec de Monterrey, que forma parte de las 190 distinciones entregadas en la octava edición de este programa.
Conrado menciona que la beca de Gerardo también tuvo un impacto en su vida por un motivo extra a la amistad que había entablado con su antiguo profesor.
“En 1986 en el Tec de Monterrey fui recompensado con una beca del 90%. Mi familia no podía costear la carrera y recuerdo que recibí esa llamada y me quedé sin palabras.
“Gerardo se emocionaría mucho. Tendría una reacción muy positiva si supiera que alguien va a hacer una diferencia en el mundo y estaría orgulloso de las cosas que sembró y que alguien cosechará en el futuro”, menciona Conrado.
Asimismo el directivo señala que darán seguimiento al estudiante que reciba la distinción Líder del Mañana y ofrecerán mentoría desde The Kellogg Company.
“Quiero agradecer a Kellogg y al Tec de Monterrey. Gracias por esta oportunidad en que pudimos conocer lo que otras personas pensaban de mi papá", dice José Luis.
Al preguntarle cómo describirían a su padre, al reflexionar un momento, contesta
“Lo describían como alguien que dejaba mejor el lugar que como lo encontraba. Sería algo que les diría: hay que dejar mejor este mundo que compartimos”, finaliza.
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