Gabriela de la Paz | Opinión | Escuela de Ciencias Sociales y Gobierno
Las giras de Samuel García a Laredo, Texas y Washington, D. C., indican que el gobernador electo de Nuevo León tiene visión.
Laredo es el principal puerto terrestre de entrada de mercancías a Estados Unidos y es crucial para la economía mexicana.
Sin embargo, en las últimas semanas ha ocurrido algo inédito que se traduce en la pérdida de control del tramo que conecta con los puentes internacionales y hemos leído verdaderas historias de terror: desaparecidos y robos.
O sea, alguien se ha apoderado de la gallina de los huevos de oro durante la pandemia y no la va a soltar tan fácilmente.
Por eso los transportistas y quienes exportan hacia nuestro vecino del norte han reaccionado tan bien a la propuesta de García de construir la carretera La Gloria-Colombia, que no implique cruzar a Tamaulipas para llegar a Texas.
Falta que haya presupuesto para esta vía y que tenga todo el apoyo de la federación para garantizar seguridad durante su construcción y su funcionamiento, pues esta ruta perjudicaría los intereses de quienes se benefician de la situación actual.
Por otro lado, algo muy interesante del viaje a Washington es que haya incluido una visita al Congreso y buscara una reunión -aunque nada más sea para presentarse- con Nancy Pelosi, la presidenta de la Cámara de Representantes.
La mayoría de los Presidentes que hemos tenido y, aparentemente sus asesores, desconocen que el rol de la señora Pelosi es tanto o más importante que el del inquilino de la Casa Blanca para los asuntos que nos conciernen.
Para muestra un botón: el T-MEC se aprobó hasta que ella consiguió garantías en la reforma laboral mexicana, como las inspecciones de las fábricas mexicanas y lo hizo utilizando a la mayor asociación de sindicatos estadounidenses para respaldar su posición.
Y cuando quiera revisar si cumplimos con los acuerdos pactados, podrá examinarnos hasta las muelas todo lo que ella quiera.
Por eso también es bueno que García se reúna con los congresistas republicanos y demócratas que integran el grupo parlamentario bilateral México-Estados Unidos.
Destaca entre ellos Henry Cuellar (electo en 2004), demócrata que representa al distrito 28 de Texas, el cual abarca una franja que va desde la frontera con México, incluyendo a Roma y Laredo, hasta casi llegar a Edinburg y Mission y una parte al sur de San Antonio.
En Estados Unidos la regla es que toda la política (nacional) es local.
Esto es, que aun en la capital del país lo que prevalece son los intereses de los distritos, a diferencia de cómo ocurre en México, donde importa más la CDMX que el resto de la república.
Por eso es importante el contacto especial con Cuellar, aunque debemos tener bien claro que él no trabaja para nosotros, sino para la gente que lo eligió y que la regla de Washington es que "no hay lonche gratis", o sea que Cuellar cobrará este favor tarde o temprano.
García quiere que Nuevo León utilice su posición geográfica para atraer inversión asiática con vistas a surtir el mercado estadounidense.
El momento es muy propicio: durante la guerra arancelaria entre China y Estados Unidos iniciada por Donald Trump, México fue uno de los principales receptores de inversión estadounidense que solía irse a China.
Pero ahora incluso empresas chinas se están instalando en nuestro estado, como Hisense, que anunció una inversión de 260 millones de dólares para construir una planta de electrodomésticos en Salinas Victoria, esperando generar 7 mil empleos en cinco años.
"García quiere que Nuevo León utilice su posición geográfica para atraer inversión asiática con vistas a surtir el mercado estadounidense".
La inversión extranjera directa se ralentizó debido a la incertidumbre generada por las declaraciones aislacionistas de Donald Trump y la firma del T-MEC.
Superados estos escollos, el problema es Andrés Manuel López Obrador, según el Institute for International Finance (EL NORTE, 23 de junio).
La pandemia también ha obstaculizado el comercio internacional en todo el mundo, pero el deterioro en la confianza empresarial y la incertidumbre de los últimos años ha hecho mella en las inversiones.
Nuevo León puede aprovechar todo lo que el T-MEC tiene para ofrecerle si puede garantizar certidumbre, continuidad y seguridad para las inversiones, tanto nacionales como extranjeras.
Esto requiere un trabajo conjunto del Gobierno del Estado, los particulares y el Gobierno federal.
Samuel García está dando pasos en la dirección correcta, pero necesita jalar apoyo de muchos frentes para tener éxito en un momento como éste. Ojalá que así sea.
La autora es profesora del Departamento de Ciencia Política y Relaciones Internacionales del Tecnológico de Monterrey
** Este texto fue publicado el 30 de junio del 2021 en los diarios Reforma, El Norte y Mural, y se reproduce con permiso.
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