Gabriela de la Paz | Opinión | Escuela de Ciencias Sociales y Gobierno
Siempre comienzo mi curso de Escenario Regional de Norteamérica en el Tec de Monterrey explicando los orígenes del sueño americano.
De cómo los expulsados de Europa, los desarraigados, los que no tenían un futuro aparente, fueron enviados a una tierra lejana para que murieran en el camino o en su lugar de destino.
Lejos del poder monárquico, los colonos crearon una narrativa que les permitió sobrevivir en un entorno hostil: la del nuevo pueblo escogido en un territorio virgen (no lo era, había muchos pueblos indígenas) que les permitió construir de la nada una sociedad que aspiraba a ser perfecta.
De acuerdo con Seymour Martin Lipset, esos primeros pobladores europeos y sus descendientes que fundaron Estados Unidos construyeron el nuevo país con base en una promesa: la igualdad de oportunidades.
Que se ha traducido en acceso a la educación para todos, y a la ciudadanía que, aunque no siempre ha sido así, se convirtió en una meta a conseguir por quienes no gozaban de esa promesa.
Este énfasis en la igualdad y la oportunidad proviene tanto de los valores de la Ilustración europea como de la ética protestante de trabajo.
La igualdad y la oportunidad han sido la causa de la estabilidad y la continuidad de la sociedad americana que diseñó un Gobierno para protegerlas.
Según Alain Peyrefitte, la fuerte influencia del calvinismo desde la época colonial les llevó a considerar al dinero como un bien en sí mismo.
A creer que es coherente con el orden natural que el dinero engendre dinero y a considerarlo como positivo y parte de la actividad humana.
Creer que desde el inicio de los tiempos Dios determinó quiénes se condenarán y quiénes irán al Paraíso provocó que la gente buscara signos de esta predeterminación en el éxito económico.
Por lo que la acumulación de capital se volvió una aspiración de la gente, al no tener la certeza de cuál sería su destino.
De ahí surge la admiración por los millonarios y quienes logran salir de la pobreza.
Por eso Estados Unidos es un país obsesionado con la perfección y con el éxito, lo que también tiene su lado negativo.
Pero eso no es motivo de este artículo, sino entender cómo este tipo de pensamiento que promueve la movilidad social con base en esfuerzo, en méritos, les ha llevado a una posición de poder económico y político en menor tiempo que Roma o Inglaterra.
En contraste, en América Latina hemos tomado demasiado al pie de la letra la filosofía católica más arcaica con respecto al dinero, una que ni la Iglesia misma siguió para proteger sus intereses.
Creemos que el dinero es naturalmente estéril, que es antinatural que produzca un ingreso y sólo es el medio para el intercambio de bienes.
Aquí pasa más rápido un camello por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de los Cielos, que como quiera tener tanto dinero nunca ha sido sinónimo de lejanía con el clero.
Pero pareciera que hay un interés muy grande porque los pobres sigan siendo pobres y la clase media no progrese.
"Pareciera que hay un interés muy grande porque los pobres sigan siendo pobres y la clase media no progrese".
En Chile en 2019, y actualmente en Colombia, la gente, pero sobre todo los estudiantes de clase media, protestaron durante 50 días porque los altos costos de los productos y los servicios les alejan de una vida de calidad.
Esto es violencia, según Vicenç Fisas, un experto en paz y conflictos. Impedir que la gente se desarrolle plenamente es violencia.
Por si eso fuera poco, el Presidente colombiano, Iván Duque, atacó a los manifestantes.
Human Rights Watch ha documentado 34 muertes relacionadas con las manifestaciones, 20 de ellas ocasionadas por fuerzas policiales.
Clase media en México
En México, el país de la dictadura perfecta, después de las elecciones del 6 de junio el Presidente dirige todo su desprecio a la clase media y la enfrenta a los pobres, el "pueblo sabio" y dócil que depende de sus dádivas.
Ya no son nada más los fifís, los ricos y el REFORMA los que ejercen de nuevos villanos, sino los que aspiran a tener más y a ser más.
"Ya no son nada más los fifís, los ricos y el REFORMA los que ejercen de nuevos villanos, sino los que aspiran a tener más y a ser más".
Estados Unidos nunca hubiera prosperado con un discurso de resignación ante la pobreza o las dificultades.
La aspiración a una mejor vida en éste y en otro mundo también es un derecho inalienable que compartimos todos los seres humanos.
La autora es profesora del Departamento de Ciencia Política y Relaciones Internacionales del Tecnológico de Monterrey
** Este texto fue publicado el 16 de junio del 2021 en los diarios Reforma, El Norte y Mural, y se reproduce con permiso.
TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR LEER: