"Desde la literatura, desde la ficción, me empezó a llegar la conciencia de género", recuerda Inés Sáenz.
Era entonces estudiante de la carrera de Letras Españolas en el Tec.
No sospechaba que años más tarde sería la decana de la Escuela de Humanidades y Educación y, desde hace un año, la primera vicepresidenta de Inclusión, Impacto Social y Sostenibilidad de la misma institución.
En el marco del Día Internacional de la Mujer, en CONECTA platicamos con ella para conocer su visión y su camino como mujer académica y profesionista.
Una lectora con curiosidad
Desde su niñez, en Torreón, Sáenz estuvo rodeada de libros. Sus abuelos eran ávidos lectores que le transmitieron la pasión por la lectura.
“Iba a casa de mi abuelo y devoraba esos libros (El Tesoro de la Juventud); me leía todo, tenía desde noticias de la ciencia, experimentos, narraciones extraordinarias; tenía una imaginación muy despierta gracias a esos libros", platica.
Esa pasión por la literatura llevó a Sáenz a querer estudiar una carrera afín.
“Algo que me entusiasmaba del Tec era que estaba la carrera de Letras y que también podía hacer teatro, que también era una pasión para mí. Hice mucho teatro en Difusión cultural del Tec.
"No esperaban nada de mí"
Sáenz afirma que fue privilegiada al poder estudiar una carrera, y que, si bien, sus padres no la desalentaron, tampoco la animaban a eso.
Considera que no esperaban nada de ella en ese sentido, de tener grandes expectativas profesionales o laborales para ella como mujer.
Cuando ella entró a la carrera, sin embargo, empezó a descubrir todo un mundo a través de la literatura.
"Leí a Doris Lessing; recuerdo uno de sus cuentos en específico, La habitación 19; fue el que me abrió la mente", relata,
"Me acuerdo muy bien de estar leyendo ese libro y me dio pavor (...) era la historia de una pareja joven y exitosa, las decisiones que van tomando, el camino hacia dónde los llevan", describe.
“La literatura", dice, "nos enseña el mundo de una manera que nos afecta, porque no tiene que ver solo con argumentos racionales o cifras, sino con una manera de vivir los problemas de los personajes”.
"La literatura nos enseña el mundo de una manera que nos afecta".
Además de Lessing, también le impactaron autoras como Simone de Beauvoir y Virginia Wolf.
Sáenz explica que, a partir de esas lecturas, tomó decisiones para su vida como el siempre buscar tener independencia financiera.
Afirma que el tema de la inequidad de género y la conciencia de género le llegó primero por la literatura, antes que por libros de teoría feminista, que leería más tarde.
"Fue una época de aprender a pensar y 'leer el mundo', es decir, a interpretar y también hacernos preguntas y a preguntar", considera Sáenz.
"Las mujeres podemos estudiar más"
Sáenz, quien es actualmente la mujer con el puesto de más responsabilidad en el Tec, y le reporta directamente al rector y presidente ejecutivo, David Garza, afirma que como alumna de la institución descubrió que podía desarrollarse más.
Cuenta que tenía una maestra que le contagió su pasión por aprender y crecer más y con ella se dio cuenta de algo: las mujeres también podían buscar una maestría y seguir estudiando.
También admiró a profesoras como la escritora y periodista regiomontana Rosaura Barahona y la investigadora Dora Esthela Rodríguez.
“Tuve una formación muy rigurosa, de primer nivel, con excelentes profesoras y profesores que me marcaron en muchos sentidos; el Tec tiene carreras en Humanidades muy buenas, que hoy están empezando a tener más resonancia”, señala.
Eventualmente, se graduó y luego obtuvo también una Maestría y Doctorado en Literatura Hispánica en la Universidad de Pensilvania.
Mamá de cuatro mujeres y decana de Humanidades
Ya en el ámbito profesional, a Inés Sáenz le tocó en los últimos años seguir llevando las áreas de Letras y Humanidades a otro nivel en el Tec de Monterey.
“Me tocó la fortuna de estar cerca de la creación de esos espacios en el Tec, o de ser responsable de espacios para la reflexión, como la Cátedra Alfonso Reyes; también la creación de posgrados en Humanidades y la verdad me siento muy feliz por eso", reflexiona.
Como muchas mujeres, uno de los retos, sin embargo, fue el tema de la maternidad.
Sáenz tuvo primero una niña y luego trillizas, y considera que ha sido fundamental que ella y su esposo compartieran las responsabilidades del cuidado de sus hijas.
“Uno no puede hablar del éxito como si fuera una lucha individual"
También destaca el hecho de que en su momento, sus hijas pudieron entrar a una guardería del Tec para hijos de colaboradores, un apoyo que significó para ella el poder continuar trabajando.
“Uno no puede hablar del éxito como si fuera una lucha individual. Se requiere de todo un apoyo y una infraestructura para que se vaya fraguando.
"Primero: declarar el privilegio poder tener acceso a la educación; y dos, tener estos apoyos institucionales.
“En ese sentido yo estaba muy cómoda, pero desde mi generación, en ciudades como Torreón o Monterrey, un caso como el mío es raro, desearía que para las nuevas generaciones eso no sea algo poco común”, reflexiona.
La lucha por la inclusión, equidad y sostenibilidad en el Tec
Saénz es ahora la primera vicepresidenta de Inclusión, Impacto Social y Sostenibilidad en el Tec de Monterrey.
En ese puesto, tiene el papel clave de orientar esfuerzos de la institución a hacer un mundo más sostenible, en concordancia con los objetivos de desarrollo sostenible de la ONU.
“Creo que nos lo debemos y se lo debemos también a la sociedad, porque el Tec es una institución que educa; entonces necesitamos cambiar esa mentalidad”, destaca.
También, su oficina coordina los proyectos de inclusión en el Tec, incluyendo el Centro de Reconocimiento a la Dignidad Humana que ha creado la institución.
“La sociedad requiere de una reeducación en una amplitud de conciencia, en tolerancia, en pluralidad, en ser más dialógica, poder pensar que no estamos de acuerdo y aún así respetar nuestras diferencias”, expresa.
"Un protocolo es sólo una guía de acción, es letra muerta si no se vive un Tec seguro. Tenemos que hacer muchas otras cosas para que esto suceda”
Los esfuerzos también incluyen hacer una institución más segura para la comunidad y erradicar cualquier acción de violencia de género entre sus miembros.
“Estamos en ello y hemos avanzado, por ejemplo con el nuevo Protocolo de prevención y atención ante la violencia de género, que es vinculante, cumple con estándares internacionales y lo abrimos a retroalimentación de la comunidad", dice al respecto.
“Pero, un protocolo es sólo una guía de acción, es una letra muerta si no se vive un Tec seguro. Tenemos que hacer muchas otras cosas para que esto suceda”, afirma, expresando que está comprometida a impulsarlo, con la misma conciencia de género que aprendió en las aulas de la institución.
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