En entrevista Guillermo Guerra y Rodolfo Anzaldúa, egresados de la institución, comparten cómo se vivió esa gran final desde diferentes lugares, uno en el estadio y otro en la cabina de radio
“Bienvenidos a una transmisión más que Frecuencia CEM tiene para todos ustedes, en esta ocasión los Borregos Salvajes del campus Monterrey, visitan a los Borregos Salvajes del campus Estado de México,
“En una final que seguramente será histórica para nuestro campus”, así comenzaba la transmisión de Rodolfo Anzaldúa por Frecuencia CEM, quien ese día transmitía desde aulas III la gran final que estaba por vivirse en el estadio del campus Estado de México.
En el estadio a su máxima capacidad, Guillermo Guerra, en la posición de Tackle defensivo con el número 3, se preparaba para jugar esa gran final y cumplir un sueño.
“El cuerpo se erizó, sabíamos que era la final, que teníamos el apoyo de nuestra familia, amigos, estudiantes del campus, el estadio iba a estar lleno, pero en realidad, no nos imaginamos que iba a estar tal cantidad de gente,
“Como jugador se sintió increíble llegar al estadio, bajar las escaleras de la tribuna local, y ver a toda la gente echando porras, gritando, aplaudiendo, dándonos ánimos, es algo inexplicable, inolvidable,
"En ese momento la adrenalina y tener el corazón al 100 por ciento, fue algo maravilloso y quedará grabado en mi mente y corazón el resto de mi vida”, recuerda con una sonrisa.
El 11 de noviembre del 2000, se convirtió en un día histórico, los Borregos Salvajes del campus Estado de México, lograron vencer a los Borregos Salvajes del campus Monterrey, luego de ir perdiendo al medio tiempo 7-28.
“Ese campeonato fue muy especial, ya que fue el primero en conseguirse en la primera división del fútbol americano nacional y de manera invicta.
“Ese equipo del 2000 estaba súper identificado con la comunidad estudiantil, nos querían mucho y creo que la prueba es la cantidad de gente que había en el estadio ese 11 de Noviembre del 2000”, comparte Guillermo.
Desde la cabina de Frecuencia CEM, Rodolfo Anzaldúa y Pablo Grajales, transmitían ese gran encuentro.
“La verdad es que la emoción fue bastante, conforme se daban las anotaciones, se escuchaba desde el estadio hasta la cabina de radio de Frecuencia el ruido de la gente que estaba en el campo,
“Mi compañero y yo, lo estábamos viviendo de una manera totalmente diferente a como lo estaban viviendo en el campo, cuando terminó el juego y se escuchó el retumbar de la gente, fue algo impresionante, se nos quemaban las habas por apagar la transmisión y correr a festejar al campo”, recuerda entre risas Rodolfo.
“Toda la temporada estuvimos cubriendo desde las laterales del campo, éramos parte de los que estábamos en el terreno viviendo los partidos semana a semana, y el hecho de vivir por fin ese título nos dejó muy buen sabor de boca”, Rodolfo Anzaldúa.
El logro no solamente fue para quienes disputaron la final dentro del emparrillado, sino para aquellos que hicieron posible que toda la afición pudiera sentirse cerca del encuentro a través de la transmisión.
“Junto con un compañero de la carrera, Pablo Grajales, fundamos el programa de radio que hasta hoy se mantiene, y ahí nació esta inquietud de poder transmitir los partidos de americano y de béisbol,
“Durante muchos años estuvimos luchando por querer transmitir en Frecuencia CEM los partidos de los borregos porque no había forma de pasar la señal desde el campo hasta las bocinas en la plaza borregos”, explica.
Hoy a 20 años de ese gran día, Rodolfo comparte cómo lograron transmitir esa gran final en vivo desde Frecuencia CEM.
“Fue un batallar impresionante, mientras encontrábamos la forma de transmitir hasta allá, los partidos de americano eran cada fin de semana en la temporada, nosotros íbamos a cubrir esos partidos, en varias ocasiones llegamos a la final contra Monterrey, pero nos daban hasta con la cubeta,
“En aquel año tuvieron una muy buena temporada, entonces las expectativas de que el equipo del CEM tuviera una buena actuación eran bastantes y logramos transmitir pero a través de la televisión, es decir, en la cabina en aulas III teníamos un monitor y ahí estuvimos transmitiendo ese partido”, concluyó.
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