A los 11 años, Augusto Enríquez López comenzó una carrera que lo ha llevado muy lejos, una carrera que en lugar de zancadas, la recorrió braceando y pataleando.
Fueron 6 años de persistencia, constancia y disciplina que lo llevaron al podio en el Grand Prix de natación Junior, Monterrey 2020.
Una competencia en donde participan más de 100 nadadores de todo el territorio nacional, dentro de los cuales él logro clasificar en 3er lugar.
Además, han sido 17 las medallas de competencia nacional las que coronan su camino por este deporte.
Ser medallista de la Olimpiada Nacional de México en relevos es la joya de la corona, ya que es la competencia juvenil más importante en México.
Sin embargo, detrás de todas las medallas existe un complejo balance emocional, académico y deportivo.
Él estudia el 4to semestre de la PrepaTec campus Chiapas y mantiene un promedio notable.
Entrena 3 horas diariamente, acumulando un total de 21 horas a la semana y a pesar de todo el esfuerzo, no siempre consigue clasificar.
“Hace dos años, no logré clasificar para la Olimpiada Nacional, ha sido uno de los momentos más tristes de mi vida, porque sentí que todo el esfuerzo fue en vano”.
Agrega que incluso ha dejado la natación un par de veces, cuando siente que ha perdido el balance.
A pesar de esto, su familia, sus amigos y su entrenador nunca lo han de dejado de apoyar.
“Mi principal motor para seguir nadando y mejorando son las metas y logros que quiero obtener", afirma Augusto.
Actualmente, él se prepara para el Gran Prix Senior, Tijuana 2020 que será en abril.
“Mi principal motor (...) son las metas y logros que quiero obtener".
Al final del día, la natación es su pasión y él seguirá esforzándose por conseguir sus objetivos.
“Les recomendaría constancia y dedicación, debes seguir y no parar, por más que parezca difícil, porque los resultados no siempre son inmediatos”, concluye Augusto.
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